La relación entre la fertilización y la desnutrición oculta
“Tres de cada cuatro niños tienen deficiencias en micronutrientes en la Argentina”, advirtió el doctor Claudio Zin en una jornada organizada por Fertilizar. “Si mejoramos la calidad del suelo, también la de los alimentos y por ende la salud de la población”, indicó
En el marco del 30 aniversario de Fertilizar AC, expertos abordaron la relación entre la fertilidad del suelo, los nutrientes y la calidad de los alimentos que consumimos, haciendo hincapié en la necesidad de implementar mejores prácticas agrícolas para lograr alimentos más saludables.
“El suelo, los nutrientes y los alimentos: De punta a punta”, se tituló el panel que tuvo como eje conductor el concepto de Una Salud (One Health) de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) que promueve transformar el sistema agroalimentario integrando la salud de las personas, animales, plantas y ambiente.
Del espacio, que fue moderado por la ingeniera agrónoma Margarita González, directora regional de Yara Región Sur, participaron el consultor y especialista en nutrición de cultivos, Doctor Fernando García; el médico nefrólogo y legista, ex Ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Doctor Claudio Zin; y el asesor y productor agropecuario, ingeniero Juan Martín Apollonio.
El objetivo fue analizar cómo las decisiones que se toman al momento de sembrar los cultivos pueden impactar en la calidad de los alimentos que consumimos abarcando tres ejes: producción a campo, nutrición de cultivos y nutrición humana.
En este marco, García destacó la importancia de la provisión de nutrientes a los cultivos y el resultante balance para el suelo y su impacto sobre la cantidad del alimento producido y sobre el cuidado del recurso natural. “La aplicación de nutrientes representa casi el 50% de los alimentos producidos a nivel mundial. Sin ellos, tendríamos un 50% menos de producción”.
El dato resalta el uso de los fertilizantes, especialmente desde la Revolución Verde en los años 60, cuando “permitieron salvar ecosistemas frágiles al incrementar la producción agrícola por unidad de área sembrada”.
En tanto, alertó sobre la crítica situación de los suelos en Argentina, por problemas de erosión, salinización, compactación, pérdida de biodiversidad y desbalances en la nutrición.
Destacó que existen 17 nutrientes esenciales para las plantas, los cuales son provistos íntegramente por los suelos, excepto el nitrógeno que puede ser provisto por el aire, solamente cuando se trata de especies leguminosas como la soja. Agronómicamente, “hablamos de “hambre crónica” cuando a un suelo, y por ende a un cultivo, le falta un nutriente que implica una marcada caída en la producción. Hablamos de “hambre oculta” cuando es más difícil identificar la deficiencia de un nutriente, un claro ejemplo es la deficiencia de micronutrientes como el zinc”, advirtió.
Zin y el zinc
A su turno, el doctor Zin, puso el foco en la relación entre la calidad de los alimentos y la nutrición de los cultivos. “Somos lo que comemos”, dijo citando a Hipócrates y advirtió sobre las consecuencias de una alimentación inadecuada, particularmente por el consumo de alimentos ultra-procesados.
/https://lavozdelpueblocdn.eleco.com.ar/media/2024/10/Zin.jpg)
Zin puso el ejemplo de la falta de zinc en la dieta humana y apuntó que su aplicación en suelos donde es deficitario mejora la calidad del cultivo y del futuro alimento. “En India, en una investigación, suplementaron caramelos con zinc y se los dieron a un grupo de población de niños de 4 a 8 años durante un año para medir la incidencia de enfermedades respiratorias. Y resultó que el grupo que no había recibido caramelos con zinc agregado era 10 veces más proclive a enfermarse. Por ende, si ustedes (refiriéndose a los agricultores) le ponen zinc a las plantas, evitamos tener que suplementar los caramelos. Esta es la idea”.
El especialista citó una encuesta con datos alarmantes sobre la malnutrición infantil en Argentina, indicando que 3 de cada 4 niños de 4 a 12 años tienen deficiencias en micronutrientes, lo que representa una forma de desnutrición oculta, haciendo una analogía con el hambre oculta o crónica que se menciona en agricultura. “O sea que el 90 % de estos chicos encuestados no come fibras, porque hay un problema de acceso al alimento adecuado y también monotonía en la dieta. Esto hace que se enfermen crónicamente y genera un alto riesgo de vulnerabilidad, y los convierte en adultos que no tienen chances de competir”.
Y remarcó que “si mejoramos la calidad del suelo, también mejoramos la calidad de los alimentos que producimos y por ende la salud de la población”.