“Yo activo”: un espacio grupal para familiares de quienes padecen una adicción
Se denomina “Yo activo” y es impulsado por dos psicólogas sociales. Trabajan con el entorno familiar de quienes padecen una adicción. Empezaron en Ruta 3 Sur y este mes sumaron otra sede. La respuesta a una necesidad, la tarea en red y el avance que percibieron en estos primeros meses
Las psicólogas sociales Fabiana Goñi y Agustina Monfort están trabajando desde abril de este año en una propuesta destinada a familiares de adictos. Comenzaron en el aula de El Parquecito, en Ruta 3 Sur, centro comunitario donde se desempeña Fabiana; y desde el presente mes, extendieron esta iniciativa a la sede del Movimiento Evita.
En El Parquecito se realizan encuentros para las familias los viernes a las 14.30 y se agregó desde las 16.30 la reunión para quienes están afectados por consumos problemáticos o se encuentran en un tratamiento. El Movimiento Evita brinda sus instalaciones, en avenida Aníbal Ponce 550, donde se concreta esta actividad los lunes a las 14.30, en este caso con familiares.
El espacio grupal se denomina “Yo activo” y en pocos meses tuvo un desarrollo valioso. En un diálogo con La Voz del Pueblo, Fabiana observó que “el consumo problemático comienza de una manera, luego se incorporan otras prácticas; por ejemplo, bebidas alcohólicas, posteriormente drogas. Hay personas con un vínculo nocivo con el juego”.
Por lo general, al concurrir para solicitar apoyo “suele suceder que la problemática lleva bastante tiempo y muchas veces con consumo de drogas o sustancias. Es habitual que prueben diferentes formas o instituciones para buscar una salida. Sienten cierta frustración, fueron con toda la expectativa y no resulta tan simple. Es fundamental tener en claro que debe ser sostenido en el tiempo, con la continuidad se favorecen los cambios”.
Ambas subrayaron que “son grupos confidenciales, no se pueden divulgar las identidades de las personas y lo que se habla. Siempre se va sumando gente y la mayoría se conocen, así como las personas que consumen comparten el mismo ámbito”.
Al pensar en esta idea, tomaron en cuenta que “en Tres Arroyos están los espacios de abordaje individual. El ex CPA, actualmente denominado Centro Comunitario de Salud Mental y Consumos Problemáticos; también el área de Salud Mental. Pero faltaba un lugar donde se aborde de forma grupal”. De este modo, los asistentes “pueden compartir con otro, se identifican porque pasan situaciones similares. A partir de sus intervenciones, aportan herramientas novedosas para nosotras porque no vivimos el consumo problemático”.
Fabiana recordó que “en un primer momento pensamos en trabajar con el grupo de las personas que consumen, pero en realidad percibimos demanda de las familias. Entonces, decidimos enfocarnos en las familias y llegar así también a quien padece una adicción”.
En tanto, Agustina expresó que “aprendimos un montón, hay una interacción”. Y Fabiana agregó: “Nos atraviesa a todos porque ¿quién no tiene un conocido que consume, un amigo, un familiar o algún amigo de sus hijos? Es una problemática social que tenemos que abordarla juntos”.
Se trata de una actividad “autogestiva. Lo que cobramos es mínimo, queremos que todos puedan acceder. Contemplamos además si alguien no está en condiciones de abonar, no es un impedimento”.
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Objetivos de vida
Los efectos son numerosos y difíciles. Por ejemplo, personas que juegan que empiezan a aislarse, “van dejando de lado su higiene personal, no se contactan con otros, no socializan. Consumen también. Si no se trata, va empeorando cada vez más, le van incorporando otras cuestiones”.
Los familiares de quienes consumen de manera problemática “nos dicen que no saben qué hacer. Los asistimos, les damos asesoramiento, herramientas para poder llegar de alguna manera a la persona que está consumiendo”. Es una enfermedad que golpea a adolescentes, jóvenes e igualmente adultos.
En su entorno familiar surgen perjuicios en la salud mental, ansiedades. Agustina sostuvo que “hay semanas que son muy difíciles, no siempre se puede lograr lo que uno quiere. Se proporciona una herramienta, si no funciona de acuerdo a lo esperado, vemos cómo hacerlo de otra manera”.
En este sentido, Fabiana dijo que “nuestra forma de trabajar es tratar de dar una solución. Esto no sirvió, iniciamos otro camino. Si nosotros no podemos, otro seguramente nos van a ayudar, trabajamos en red”.
En ocasiones, se producen en los hogares situaciones de violencia “de quien consume con un familiar, la mamá u otro hermano que no consume. En ciertas oportunidades, hay niños de por medio, se vulneran derechos, es complejo”.
La clave es “recuperar el autoestima, los objetivos de vida, que esa persona tenga un nuevo proyecto, que la familia sepa por lo que está transitando. En ese camino de recuperación hay altibajos, puede haber recaídas, una familia que tiene información ya se prepara distinto para esas etapas, contiene de otro modo”.
Se generó un grupo de WhatsApp, sobre lo cual afirmaron que “hay una pertenencia muy linda. Mensajes de apoyo, sugerencias. A veces está todo tranquilo y únicamente envían deseos de buenos días”.
Cambios
El balance que realizan es positivo, se sienten “muy conformes.
Hemos visto cambios impresionantes en mamás que les costaba muchísimo venir, lo hicieron, no sabían si iban a volver, siguieron participando. La familia tiene que resolver un montón de cuestiones, no solamente la persona que consume, no es fácil”.
No todos tienen voluntad de acceder a un tratamiento. “Al trabajar con la familia, se ponen en práctica estrategias para que esa persona pueda llegar a hacerlo”, argumentaron. Otorgan conocimientos en los encuentros sobre la ley de salud mental, para que los asistentes sepan la manera de proceder y cómo gestionar cuando se considera que un enfermo por adicciones “es muy riesgoso para sí mismo u otros”.
Una barrera se plantea porque “en el imaginario colectivo, el que consume decide proceder así porque le gusta o disfruta. No están pensando en el displacer, lo que está sufriendo”.
Le otorgan relevancia a “los límites y la comunicación. Cómo mejorar el vínculo. No poder comunicarse bien genera una distancia, un rechazo, un alejamiento”:
Como otro aspecto central, señalaron que “trabajamos con la necesidad de ellos. Nos adaptamos. Si bien tenemos una planificación hecha, a veces no podemos llevarla a cabo porque necesitan desahogarse”.
Finalmente, Fabiana indicó que “a veces lo que nos plantean excede nuestras posibilidades, son temas para otros ámbitos. Nuestra formación tiene que ver con observar la necesidad e intervenir una vez que la detectamos”.
En la Mesa de Salud Mental
Desde hace tres meses, Fabiaña Goñi y Agustina Monfort forman parte de la Mesa de Salud Mental, que se reúne en el municipio. “Lo sentimos como un logro. Cuando gestamos este proyecto la idea era trabajar en conjunto. Es un dispositivo más para sumar a los otros dispositivos que hay”, afirmó Fabiana.
Comentó que “quizás una vez que empezamos, vieron que funcionaba y nos convocaron a participar”.
Por su parte, Agustina comentó que “al principio hicimos difusión en redes sociales, pegamos carteles en los CAPS y en otros puntos de la ciudad. Ahora se va conociendo de boca en boca. Poco a poco, a muchos les da vergüenza y es válido que así sea, son procesos”.
Una capacitación específica
Fabiana Goní y Agustina Monfort se recibieron de psicólogas sociales hace dos años. Cursaron en nuestra ciudad la carrera que dicta el Centro Psicosocial Argentino, de manera presencial en La Casona y también en forma virtual por la pandemia de Covid-19. “Cursábamos de forma intensiva un sábado al mes -señalaron-. Los teóricos son virtuales”.
Posteriormente, Fabiana se capacitó como acompañante terapéutico en un estudio realizado a distancia. Agustina se encuentra cursando en el Centro de Formación Laboral 401, que funciona mediante un convenio con la CGT, Operador sociocomunitario especializado en adicciones.
Quienes quieran contactarlas, pueden llamar a los teléfonos: 2983-556728 o 2983-531130.