Una familia de Cerri rescató a 70 personas en su casa
Los hermanos Facundo y Javier Schwab, hijos de Tito y Nory, los dueños de la panadería San Cayetano, se metieron con el agua hasta el ombligo para salvar gente. Llevaron a los rescatados a casa de sus padres, en un segundo piso, y hasta les dieron de comer
En lo peor del temporal del pasado viernes, los hermanos Facundo y Javier Schwab, no dudaron en lanzarse por las calles anegadas de General Cerri con lo que tenían puesto para ir rescatando personas que no podían salir de sus hogares.
Los iban llevando a casa de sus padres, Eugenio “Tito” Schwab y Margarita Noemí Glitein (“Nory”), dueños de la Panadería San Cayetano, quienes tienen su vivienda tras el comercio, aunque las habitaciones están en un segundo piso.
Javier “Ruso” Schwab trabaja en la panadería de sus padres y tiene campo, está casado, tiene un nene de 6 años y su mujer está embarazada, casi a punto de dar a luz (tiene fecha probable de parto para fines de este mes).
Facundo Schwab es abogado, trabaja en el Instituto de Previsión Social, está casado con Mayra Paolella y tienen tres hijos: un varón de 15 años, un nene de 6 años y una nena de seis meses.
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La gente no paraba de llegar. Y en un momento ¡eran 70! Había adultos, niños, jóvenes y sus mascotas (siete perros y dos gatos)
Los vecinos se iban acomodando como podían a lo largo de tres habitaciones y un lavadero.
Mayra Paolella, nuera de los dueños de casa y esposa de Facundo, uno de los rescatistas, fue testigo de todo.
“Mi marido y mi cuñado rescataban a todos los vecinos que escuchaban o que sabían que eran adultos mayores y los iban subiendo”, contó.
“Había gente sentada por todos lados. En un momento salí de la habitación principal de mis suegros y seguía apareciendo gente. Hasta apareció mi tía que vive a ocho cuadras”, dijo.
Ella vio cómo los hermanos ponían en riesgo sus vidas por los demás. Del total 70, se quedaron a dormir en la casa 55 personas.
La generosidad de los Schwab (tienen la panadería hace 36 años) no terminó ahí sino que empezaron a repartir entre sus vecinos evacuados las facturas, bizcochos y cascaritas de la panadería que se habían salvado del agua y las gaseosas que tenían en su depósito.
Tito, de 78 años, no estaba en su casa porque se encontraba en el campo. Y dos de sus cuatro hijos tampoco estaban: Lorena vive en La Plata y Nicolás en Calafate.
Entretanto el living de la casa de los Schwab (son oriundos de la colonia Santa María, La Pampa) en planta baja, se seguía inundando, porque la corriente era irrefrenable.
A la vez, el hermano de la cuñada de Mayra, que es dueño de una rotisería que está a una cuadra de la panadería, compartió las empanadas que tenían preparadas para repartir esa misma noche.
“Fue re loco ese momento que nunca imaginamos que en Cerri se iba a llegar a esa instancia”, añadió.
En el living de la casa de Mayra y Facundo, el agua les llegó al ombligo y perdieron todo.
“Dormir con colchones infectados, ver tirado el esfuerzo de tantos años…Es tristísimo tener que tirar tus muebles”, expresó con lágrimas y la garganta apretada.
“Entre todos vamos a salir. Gracias a Dios hay buena gente y desde el primer momento mucha gente de Bahía nos ayudó, ofreciendo lavandina y agua. Super agradecidos”, agregó.
“Los vecinos unos genios. Yo les dije en un momento como para alegrarles la noche: ‘¿Quién les iba a decir que iban a estar haciendo una piyamada vecinal?’, y todos se rieron”, comentó. (La Nueva)