Turismo Rural: la experiencia de El Perdido en San Francisco de Bellocq
La segunda y reciente edición de la fiesta celeberada en suelo bellocquense sirvió para acercar a poblaciones de la zona y conocer cómo trabajan. Fue el caso del grupo La Flor de El Perdido, desde donde uno de sus referentes habló con La Voz del Pueblo
Por Fernando Catalano
La segunda edición de la Fiesta del Turismo Rural en la localidad de San Francisco de Bellocq contó con una participación destacada -durante el sábado- de integrantes del grupo La Flor de El Perdido, quienes llegaron desde el distrito vecino de Coronel Dorrego.
Carlos ‘Cali’ Peciña es referente de ese grupo de prestadores de servicios turísticos y en una charla con La Voz del Pueblo compartió su testimonio sobre la experiencia que llevan adelante, para lo cual resaltó la importancia del asociativismo y el creciente interés por el turismo rural en la provincia de Buenos Aires.
Peciña describió la experiencia como “muy buena”, pero especialmente destacó la recepción y hospitalidad que recibió en San Francisco de Bellocq, donde llegó el viernes y regresó el domingo a su localidad.
Invaluable
Confesó que le resultó invaluable que se desarrollara una fiesta sobre turismo rural, un sector aún incipiente, y que también se haya ofrecido desde la organización una jornada académica con exposiciones relevantes.
Una de las charlas estuvo a cargo de María Isabel Haag, quien coordina el grupo de desarrollo rural bonaerense al que pertenece Peciña, compuesto por siete prestadores privados como los campos La Manuelita, Los Vikingos y La Alborada; la finca olivícola Estilo Oliva, el almacén de ramos generales El Despacho, el horno de ladrillos El Parque y la residencia La Francisca.
Explicó que el principal objetivo de la visita fue “ir a exponer lo que estamos haciendo en un pueblo de similares características” a San Francisco de Bellocq.
Peciña resaltó que el turismo rural está emergiendo como una alternativa o un complemento al turismo masivo de verano en toda la provincia de Buenos Aires. “Que uno pueda empezar a instalar el nombre, en este caso, de mi pueblo y que sea después en el futuro un punto de turismo rural, ya es más que un balance positivo”, afirmó.
Asociativismo
El grupo de prestadores dorregueneses conocido como “La Flor de El Perdido”, está mayormente nucleado en la localidad de El Perdido, aunque cuenta con dos campos a unos 15 kilómetros de distancia.
Según contó, sus integrantes organizan reuniones mensuales en El Perdido, donde los miembros rotan como anfitriones y se sigue un orden del día para mantener el enfoque. La profesora de la Universidad Nacional del Sur, María Isabel Haag, les resulta fundamental para “ordenar un montón de cosas” en la planificación y ejecución de sus proyectos.
Peciña, a quien lo caracteriza un profundo conocimiento histórico sobre su distrito y que posee cualidades de buen anfitrión, subrayó que el asociativismo es fundamental en el turismo rural.
También distinguió que a diferencia del turismo tradicional, el rural es programado, requiere sí o sí de reservas previas y comúnmente se disfruta en días con buen clima, ya que implica interactuar con la naturaleza. “Lo que nosotros hacemos cotidianamente como escuchar un pájaro, apreciar la tranquilidad y el verde, es todo lo que la gente viene a buscar”, explicó.
La oferta
Dentro de las ofertas del grupo “La Flor de El Perdido”, existen diversas propuestas como visitas a cascos de estancia con alojamiento o para pasar el día, opciones de gastronomía, recorrido por una finca olivícola que destaca la condición de Coronel Dorrego como capital provincial del olivo.
También se recuperó un “viejo bodegón” en El Perdido, concebido como un espacio para actividades diversas y no como un bar de apertura diaria. Peciña aclaró que el turismo rural “no funciona a demanda constante, sino programado para grupos o familias”.
El entrevistado -y también trabajador del Correo Argentino dorreguense- en este caso reúne las condiciones de guía local y tiene un rol importante al momento de pensar en recibir y acompañar a los visitantes. “La gente necesita ser contenida”, dijo. Y agregó que ser el anfitrión que recibe, cuenta y acompaña “ya habla de otra cosa” y genera confianza.
Destacó también que los atractivos del pueblo, como un horno de ladrillo tradicional que muestra el proceso de fabricación, o la pileta pública municipal de Guisasola en verano, son elementos que sorprenden y atraen a los visitantes de afuera.
Amistad entre pueblos
Asimismo señaló que el grupo está trabajando activamente en la modificación de una ordenanza de turismo rural en el municipio, para lo cual cuentan con el apoyo del intendente Juan Carlos Chalde, y la dirección de Producción, a cargo de Juan Ignacio Colantonio.
Además, como un gesto simbólico de la visita a San Francisco de Bellocq, Peciña y su grupo llevaron un plantín de olivo de regalo, como “testimonio de amistad entre pueblos”. Y concluyó valorando “la propuesta de San Francisco de Bellocq y el impulso del municipio de Tres Arroyos a las fiestas en el interior de los pueblos, lo que permitió a ‘La Flor del Perdido’ compartir su experiencia y su visión en la fiesta”.
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