“Todavía no nos despertamos de esto que vivimos”
Cecilia Cisneros, mamá de Gustavo “Tito” Lemos, recibió a LA VOZ DEL PUEBLO en su casa del barrio Ruta 3 Sur. El mismo que lo vio crecer y, en la madrugada del domingo, vibró con su histórica pelea en Las Vegas
Por Enrique Mendiberri
“La pelea la vimos en casa tranquilos, con parte de la familia. El resto la vio en su casa también. Como nos ponemos todos nerviosos, nos separamos un poco (risas)”.
Así vivió Cecilia Cisneros, la mamá de Tito Lemos y sus ocho hermanos, la pelea que en la madrugada de ayer siguió todo Tres Arroyos como si fuera otra final del Mundial.
No se pudo festejar como el boxeador local se merecía, pero la alegría que se percibe en su voz horas después del choque con Richardson Hitchins, es triunfal.
“(La derrota por puntos) La vivimos con mucha bronca, porque la verdad es que la (pelea la) había ganado. No se merecía que se la dieran por perdida. Ya que no era local, un empate hubiera transmitido más tranquilidad, pero perdido, no. A parte, el otro (por Hitchins) tampoco lo dejó pelear mucho, porque lo agarraba continuamente (a Tito)”, analizó.
El encuentro familiar se dio en su casita del barrio Ruta 3 Sur, el barrio que vio crecer a Tito y donde Iris, Natalia, Pedro y Jonathan la acompañaron a ver la pelea en televisión, mientras mantenían contacto con Maximililano, Leonardo, Daiana y Melanie (los hermanos ausentes), desde sus respectivos hogares.
La reunión fue el acto de cierre de una semana en la que la previa se hizo sentir en la familia. Pero fue el propio Lemos quien permanentemente enviaba señales positivas a los suyos, “la llevamos muy nerviosos, porque ya sabíamos que era bueno el rival. Más que nada, ansiosos, porque él (por Tito) había hecho una buena preparación. Estábamos muy confiados porque él nos transmitía mucha paz. Nos llamaba siempre que podía y decía que estemos tranquilos. Que estaba preparado. Que había dado bien el peso. Que ya estaba bien con eso (el peso) desde mucho antes, bien hidratado. Nos transmitió mucha tranquilidad desde allá”, recordó.
Comienza la pelea
El arranque del “Eléctrico” no pudo ser más esperanzador en la madrugada de ayer. Los primeros rounds fueron gasolina para la ilusión familiar, “en ese momento ves algo, porque con los nervios y la tensión, lo miro de reojo. Estoy tan nerviosa que en ese momento me pongo a pensar”, mencionó Cecilia acerca del capítulo donde Gustavo Lemos dejó su mejor imagen.
“Me da pena por él. Porque él puso todo, dejó todo arriba del ring y, si el chico (por Hitchins) se hubiera prestado más, yo creo que (Tito) lo sacaba. Pero cada vez que (Tito) lo tenía medio arrinconado, se daba vuelta y ensuciaba la pelea”, observó Cisneros, antes de explicar cómo aprendió a ver este deporte, “yo aprendí viendo a los chicos. Tampoco sé. Sé más o menos por lo que habla Pedro (Alem, su marido y entrenador de Tito), también tengo un poco de data por los chicos. (En boxeo) Empezó Leonardo, después estuvo Jonathan, y Tito. Melanie la hermana, también. Pero quedó Tito nomás (practicando)” y, con respecto a lo que le dejó el espectáculo de anoche, agregó: “todo el mundo dice que le robaron la pelea. Está claro que la ganó él. Se merecía eso, pero sabemos que afuera, sino noqueas, no ganás y, si el rival te abraza cada vez que lo tenés medio arrinconado, no podés hacer nada”.
Un sueño
Para Cecilia Cisneros no existe la derrota. Lo vivido por su hijo en su carrera deportiva, lo que generó en su pueblo y el país pugilista ya son parte de un sueño, al margen del resultado en Las Vegas.
“Todavía no nos despertamos de esto que vivimos. Yo veo que todos los chicos lo toman como ejemplo, a parte lo quieren mucho, dicen que quieren ser como él”, observó.
Porque, según su madre, el “Electrico” nació para hacer un buen espectáculo, “a Tito siempre le gustó ir para adelante y hacer excitantes las peleas. A él le gusta que la gente queda contena. No importa si pierde o gana, pero que la gente quede contenta con el show. Siempre fue muy hiperactivo”, dijo.
Así lo vio crecer y así recuerda hoy la manera en que siempre mostró interés por boxear, “arrancó con Pedro. Tenía 12 años. Yo no lo quería llevar porque era muy chiquito, de edad y de altura. Entonces un día agarró, se puso la ropita en una bolsita de nylon y, eso nunca me lo voy a olvidar, cuando Pedro se fue a entrenar, se quedó llorando y lo corrió (a Pedro) hasta la esquina para que lo lleve. Entonces le dije ‘llevalo’ y ahí se quedó”. Para Cecilia, la práctica de un deporte fue siempre la prioridad, aunque no justamente el boxeo, “jugaba muy bien al fútbol”, señaló, aunque nunca vistió ninguna camiseta. Se destacaba en las calles del barrio, pero quería brillar en un ring, “yo quería que (Pedro) lo lleve para entrenar, no para boxear. Quería que haga cualquier deporte, con tal de que hiciera algo. Pero nunca me imaginé que iba a llegar a donde llegó hoy. Igual sabía que iba a llegar, porque siempre le puso todo”.
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