Sergio Alarcón: el chico que creció en las canchas y un hermano que “sabía todo”
Por Alejandro Vis
Era un adolescente cuando fue incorporado por El Porvenir. Llegó a entrenar en San Lorenzo y vivió muy buenas experiencias en diversos clubes, también como director técnico. Junto a Delia Tolosa, se desempeña en las divisiones formativas del fútbol femenino de Argentino Junior
Los padres de Miguel y Sergio Alarcón vivían en el Barrio Municipal y tenían una carnicería en avenida Ameghino. Sergio habla con orgullo de ellos, Armando Alarcón y Angela D’Annunzio, describe su bondad y dice que “ayudaban a todo el mundo, mamá era más abierta. Estaba pendiente de toda la familia, si hacía falta les daba mercadería o lo que pudiera”.
Ambos nacieron en Tres Arroyos. La familia paterna es de origen español, mientras que sus abuelos maternos llegaron desde Italia. Miguel, el mayor de los hermanos, falleció el 28 de febrero de 2024. Su partida conmovió a todo el ámbito del fútbol, se multiplicaron por entonces las expresiones de afecto y acompañamiento. A ambos les pusieron como apodo Pato.
El segundo nombre de Sergio es Armando, como su padre. La pelota tuvo un lugar central en su vida y lo sigue teniendo, el fútbol como un medio de vida, también un juego y la oportunidad de crecimiento personal. El interés, igualmente, por compartir conocimientos que ha sumado en las experiencias en diversos clubes.
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De chico, cuando en un terreno o en la calle se podía improvisar una cancha para “el picado”, su primer club fue Colegiales. Luego pasó a Boca, donde se encontraba su hermano, y “jugamos juntos, aunque por supuesto en distintas divisiones”.
A Boca lo llevaron Daniel Di Nardo, ya fallecido, y Oscar Rico. “Me acercaron a la Liga de Fútbol en bicicleta para firmar, porque yo vivía lejos. Andaban con ropa del club en la bicicleta ¡los movimientos que hacían para formar juveniles! Y tenían bastante noción”, relata. Su posición habitual era volante central, aunque ha jugado también de mediocampista por derecha o defensor central.
Es imposible que olvide un partido que Boca jugó ante Independiente de San Cayetano, de visitante en horario nocturno. Cuenta que “debuté con 14 años. Ingresé en el segundo tiempo, un partido amistoso”. Integraban el plantel Alberto Cedrón y otros grandes jugadores.
Tenía muy buenas condiciones como futbolista. Su hermano lo llevó a El Porvenir, club ubicado en Gerli, en el Conurbano. “A Boca le cayó mal -admite Sergio-. Pero son momentos en los que querés llegar a algo”.
Hizo una prueba en partidos ante Racing y Deportivo Español. “Les dije que jugaba en los potreros. Me pidieron que diga la verdad, acerca del club al que había pertenecido. Entonces les conté que llegaba desde Boca de Tres Arroyos. ‘Quédese tranquilo que vamos a AFA, usted firma y no pasa nada’”, fueron las palabras que escuchó ese día.
En su primer partido tuvieron como rival a Los Andes, que solía armar planteles muy competitivos: “Me pisó un brazo José Tiburcio Serrizuela, el defensor central que después jugó en River”, puntualiza. El director técnico de El Porvenir era Jorge Masalis.
Permaneció dos años en el mencionado club, hasta que por algunos resultados negativos se produjo el cambio de DT.
Ya por entonces presidía El Porvenir el histórico dirigente Enrique Merelas. Representantes de Rosario Puerto Belgrano, de Punta Alta, le ofrecieron a una serie de jugadores sumarse para el torneo regional: “El cuarto al que llamaron fui yo. Ofrecían casa, comida, buen sueldo. Les dije que no iba y expliqué que soy de Tres Arroyos, ir hacia la zona de Bahía Blanca era para mí volver atrás. Aunque es un grandísimo club”, argumenta.
En este contexto, habló con Merelas, quien destacó que “’usted se ha portado muy bien acá’. Me habilitó el pase, lo empecé a manejar yo”.
Jorge Masalis había asumido como director técnico de Arsenal, entidad a la que se acercó Sergio: “Fui muy bien recibido. Me hizo hablar con los Grondona, pude incorporarme a Arsenal”. Allí también permaneció dos años y su paso siguiente fue muy importante, aunque luego quedó trunco. “Una persona que estaba en el hotel donde vivía yo, me hace ir a San Lorenzo. El técnico era Nito Veiga, estaban en el plantel Chilavert, Perrazo, Insúa. Giunta y otros grandes jugadores”, enumera.
Entrenó durante una semana e iba a quedar en forma permanente, pero su madre tuvo una afección de salud. Señala que “me llamaron una noche para decirme lo que pasaba. Un problema que tuvo un tiempo mi mamá. Tomé el colectivo apurado, me olvidé de todo, no avisé en San Lorenzo y no volví nunca más”.
Sus próximos destinos fueron “el distrito de General Villegas y en 1987, Huracán de Tres Arroyos, Gustavo Parra era el técnico”. Posteriormente, vistió las camisetas de Ferro de Tandil y Loma Negra de Olavarría.
Llegó al club de Amalia Lacroze de Fortabat, empresaria que falleció en 2012, por medio de Norberto Desanzo, ex jugador de Atlanta que había dirigido al Globo tresarroyense. “De todos los lugares donde estuve, fue el mejor. Te brindaban casa, ropa, comida, con muchas comodidades. Teníamos cine, pileta”, describe. En una ocasión, conversó con la propietaria de la firma Loma Negra, simplemente ella le habló de “portarse bien. Para mí no había inconveniente, en cada lugar donde jugué busqué ser responsable”.
Participó en 1989-1990 en un torneo regional con León de Madariaga, en la misma zona que ganó Aldosivi de Mar del Plata, que luego se impuso a Huracán en dos recordados partidos (2-3 en Tres Arroyos y 4-0 como local).
Juarense, en la Liga de Tandil, donde dirigió las divisiones inferiores, e Hinojo, en Olavarría, “un pueblo chiquito, lindo y tranquilo”, constituyeron sus siguientes experiencias. También formó parte de Palermo de Necochea, luego de un certamen regional se iba a quedar para el torneo local, pero “Julio Jeanneret me fue a buscar con la finalidad de que juegue en Olimpo. Muchos equipos de Tres Arroyos tenían en esa época muy buen plantel. Varios compañeros en Olimpo habían sido traído como refuerzos desde Buenos Aires y eran de gran nivel, una muy buena época”.
En la etapa posterior, lo convocaron desde Atlético Ayacucho, Quilmes en una Liguilla y Villa del Parque, con Roberto Calles como técnico.
El itinerario como jugador se completa con Sportivo Piazza de Azul y el regreso a Olimpo. Es un resumen de una amplia trayectoria en las canchas, que se inició en la adolescencia y le dio muchas alegrías.
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El contacto con numerosas ligas de fútbol e instituciones deportivas, con planteles y colegas de distintos lugares del país, le dieron conocimientos. Y los aplicó como director técnico.
Desarrolló esta tarea en Argentino Junior, donde retornó para trabajar en los últimos años junto a Delia Tolosa en el fútbol femenino.
En Villa del Parque protagonizó una campaña épica, que le permitió al club mantenerse en Primera División. “Estaba por descender, Quilmes contaba con nueve puntos de ventaja y Echegoyen diez. Cuando yo entré, el equipo tenía un punto. Quedaba un partido de la primera rueda y la segunda parte entera. Descendió Quilmes y Echegoyen jugó la Promoción. Para definir el equipo que iba a la Promoción, jugaron Villa y Echegoyen en cancha de Independencia de Chaves, al finalizar el primer tiempo perdía 2-0 y terminó ganando 3-2”, menciona con precisión.
Anteriormente había sido DT en divisiones inferiores en Ferro de Tandil, Juarense y Olimpo. Durante un año, fue técnico además de Agrario, de De la Garma, en Segunda División.
Desde hace aproximadamente cuatro años, con Delia Tolosa desarrollan las divisiones formativas de fútbol femenino en Argentino Junior. “Gracias a esa iniciativa ahora tenemos Sub-14, Sub-15 y la mayoría del plantel de Primera son jugadoras Sub-17”, valora.
En este sentido, subraya con satisfacción que “Argentino se fue nutriendo de abajo, porque se le fueron muchas jugadoras al club. Tiene un muy buen semillero”.
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Sergio trabaja en la Secretaría de Desarrollo Social del municipio. “Estoy con Damián Almeira, director de Acción Social, muy contento. Haciendo una tarea con otros muchachos, son grupos muy buenos”, indica sobre su labor cotidiana.
Es un área que tiene “presencia en barrios y localidades”, a partir de distintas demandas por cubrir. La sede donde se desempeña se encuentra en Pedro N. Carrera 940.
Por la tarde, cuando vuelve a Argentino, la pelota es nuevamente protagonista. Así será siempre, porque pudo conocer el fútbol en profundidad y mantiene intacto su interés por un deporte que le enseñó tanto sobre la vida.
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Una huella que tiene mucho valor
Lo que dejó Miguel Alarcón a su familia y seres queridos. El acompañamiento “importantísimo” en la carrera de Sergio
Sergio es hincha de Racing, uno de los muchos puntos en común con su recordado hermano Miguel.
Todas sus palabras sobre él son de reconocimiento. “Mi hermano fue en mi carrera importantísimo, siempre. No es porque era mi hermano, sabía de todos los temas, podía trabajar tranquilamente en una radio de las mejores, en el diario, la televisión, era suelto, abierto”, afirma.
Como una característica muy positiva, agrega que “no era agrandado. Nunca fuimos así, nos enseñaron otra cosa, tenemos otra cultura”.
Con emoción, Sergio expresa que “mi hermano fue algo especial, después de papá y mamá que tuvieron una dimensión tremenda por todo lo bueno que hicieron. Y mi hermano conjugó un poco a mi papá y mi mamá, uno extraña todo eso”.
Semanas atrás, en una cancha vio una bandera con la imagen de su hermano. “En un primer momento no la había visto. Cuando miro y la veo, parecía que él estuviera ahí. Por un lado, me puso bien, contento porque estaba dibujado en una bandera. Por otro, me afectó, tuve la necesidad el domingo de salir de mi casa, ir a la cancha y un poco olvidarme”, comenta con sinceridad plena.
Anécdotas hay una gran cantidad. Viajaron, recorrieron y conocieron juntos diversos lugares. “Ibamos a Buenos Aires y no había cancha en la que no entráramos. Se ponía a hablar de la historia del club, sus jugadores, nos dejaban pasar. Sabía todo”, reitera.
En una oportunidad, en la provincia de Salta, “lo encontró a Juan Carlos Cárdenas, El Chango (falleció en 2022), quien convirtió el gol más importante en la historia de Racing en 1967, por la Copa Intercontinental ante el Celtic de Escocia. Lo reconoció a El Chango de inmediato, se acercó y conversaron”, concluye.

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