“Oscar Ain fue un maestro de la vida”
En forma reciente, se produjo el fallecimiento de Félix Oscar Aín. Un empresario, precursor de boliches y motivador, que marcó a quienes trabajaron con él
En el inicio de sus palabras Jorge “Lupa” Capristo cuenta que “me enteré ahora que también se llamaba Félix. Le dije Oscar siempre”. El 13 de abril falleció en Necochea, donde se había radicado, Félix Oscar Aín, un empresario que se destacó en diversos rubros en Tres Arroyos y Claromecó. Como parte de una actividad amplia, mostró su capacidad en los boliches, con la apertura de Chau, donde luego funcionó Yamó; y su participación en Askimay.
Jorge subraya que Oscar Ain fue “un maestro de la vida”. Y hace una aclaración: “todo el mundo dice empresario de la noche o bolichero. No, él se definía, yo entendí con el tiempo que era así, como un empresario en todo lo que hacía. Vendía autos, tenía intervención en el boliche, en el comercio familiar de ropa”.
0-0-0
En la primera cuadra de Lucio V. López funcionaba un boliche de Eduardo Malaccorto. “Tenía como nombre Skol (en países escandinavos Skål o Skol, es una exclamación al brindar). Con mi amigo, el flaco (Néstor) Chalde lo conocíamos por una cuestión de vecindad. No le iba muy bien al negocio”. Transcurrían los primeros años de la década del ’70, era “un momento esplendoroso para la noche de Tres Arroyos, por la cantidad de boliches. Abrían de martes a domingos”.
A Néstor Chalde, conversando con Jorge, se le ocurrió la idea de presentar la propuesta de abrir un domingo a la tarde, lo que luego se llamó matiné. “Desde las cuatro hasta las nueve de la noche. Le dije, ‘flaco ¿vos estás seguro de lo que me estás diciendo?’. Yo a esa hora me iba a jugar al fútbol o dormía porque me había acostado tarde”.
Eduardo Malaccorto accedió. “Llegó el día, estábamos en la casa de mis padres con dos o tres muchachos más, mirábamos el reloj permanentemente. En realidad, no nos animábamos a ir, pensábamos que no concurriría nadie”. Sin embargo, cuando abrieron la puerta “había una multitud. El flaco se potenciaba, cuando vio la muy buena respuesta sacó pecho y parecía Messi entrando a la cancha. Era una novedad, nos fue bárbaro”.
Aín compró el local y nació Chau, con “un equipo de lujo. El flaco Chalde, el ya fallecido Hugo Fauce, Hugo Poteca, Rubén ‘el Toro’ Martín como disc-jockey. Creo que estaba Hugo Fulpelo también, pido disculpas si me olvido de alguien. Para mi gusto, Martín ha sido el mejor disc-jockey que hubo en la ciudad”.
Jorge concurría habitualmente al boliche y en una oportunidad lo llamaron porque Ain quería hablar con él. “Yo sabía quién era, tenía una agencia de autos en Pedro N. Carrera, pero no habíamos hablado nunca. Me dijo que necesitaba gente para el boliche, le agradecí y le respondí ‘no trabajé en esto, no tengo experiencia’. Entonces me hizo un historial de mi vida que no sé si mi viejo o mi vieja lo sabían. Totalmente motivador”, relata.
De esta manera, se incorporó al grupo. “Los negocios del rubro contaban con estudiantes de distintos colegios, que trabajaban con la venta de entradas. En Chau teníamos al Colegio de Hermanas nada más y otros dos chicos que repartían invitaciones, más las relaciones o amigos de cada uno de nosotros”, explica.
El movimiento nocturno era significativo y se organizaban espectáculos en la ciudad con reconocidos artistas. “Después volvió a suceder con el regreso de la democracia. En ese momento, cada quince días había un show de primer nivel y también lo hacía el boliche de Naldo Re, la competencia por decirlo de alguna manera, porque nos llevábamos muy bien. Los espectáculos no se superponían”.
En Chau tocaron por ejemplo el grupo Arco Iris, que tenía entre sus integrantes a Gustavo Santaolalla; y el Trío Galleta. Pero la expectativa mayor se registró con la visita de Los Plateros: “para que los chicos jóvenes entiendan, era traer a los Rolling Stones. Cuando Oscar me contó, fue una muy linda sorpresa”.
Jorge rememora que “diez días antes del recital de Los Plateros, Oscar tuvo una diferencia con el flaco Chalde, quien dejó de trabajar. El flaco era relaciones públicas, barman, locutor oficial, presentaba los espectáculos, mal no lo hacía porque le fue muy bien en su carrera”.
Los Plateros iban a tocar un sábado, pero ya el martes previo estaban en Tres Arroyos. “Ensayaban en el boliche, muy profesionales”, señala Jorge.
Surgió un inconveniente, porque “un virus afectó al baterista. Nos preguntaron si conocíamos a algún músico en Tres Arroyos que pudiera reemplazarlo y se nos ocurrió Cacho Donofrio, era un pibe de 14 o 15 años. Al segundo ensayo, Los Plateros consultaron ‘¿este chico podrá seguir de viaje con nosotros?’ El padre lo autorizó y terminó sumándose en varios conciertos”.
El día previo, hubo un llamado de atención de Aín a Jorge porque no le cobraba a Néstor Chalde lo que consumía. “’Ya no pertenece a la empresa, es un cliente más’, fue la frase de Oscar. Entonces le propuse ‘vamos a hacer una cosa, usted sabe que soy amigo de él, lo que consuma el flaco me lo descuenta de mi sueldo. Quedamos así”. Y agrega sonriendo: “Menos mal que luego no me lo descontó, sino todavía estaría embargado”.
Llegó la noche de la presentación de Los Plateros. “Cuando había espectáculos, todos iban con otra ropa a trabajar -explica-. Yo nunca me caractericé por el saco y la corbata, fui reacio a esas cosas. No llevé un jean, otro pantalón, y camisa en vez de chomba”.
Ni bien ingresó al boliche, lo llamó Aín. En la cocina, sin que escucharan otros compañeros, le planteó “‘¿A usted le parece venir vestido de esta manera hoy? Van a estar el intendente y otras autoridades. Además ¿cómo va a presentar un espectáculo así?’”.
En ese instante, Jorge tomó conocimiento que Aín quería que presente el show y realice la tarea que, hasta pocas semanas antes, estaba a cargo de Néstor Chalde. “Que me propusiera eso era reemplazar a Messi”, exclama.
Su primera reacción fue decirle que no tenía la ropa adecuada. No obstante, “usted tiene un saco blanco, me respondió Oscar. Un día fui al boliche después de un baile de egresados, me habían regalado el saco en un negocio de ropa en Colón, donde hice fotos para exponer la prenda. Mandó a alguien a mi casa a buscar el saco. Y me consiguió una corbata”.
Jorge se negó en forma reiterada a ser el presentador, hasta que “otra vez habló conmigo en la cocinita. Estuvimos conversando entre 20 y 30 minutos. Salí totalmente convencido, debe haber salido bien porque lo seguí haciendo mucho tiempo ¡El cambio que se puede generar cuando una persona logra convencerte! Pinta de cuerpo y alma lo que era Oscar”.
0-0-0
Antes de inaugurar Chau, Aín era uno de los propietarios del boliche Askimay, que estaba ubicado en la ruta 3 y avenida San Martín. El local tenía forma de Iglú y los músicos valoraban que poseía “una acústica impresionante”.
Jorge formó parte de Askimay luego que se vendió Chau y nació Yamó. “Trabajé un tiempo, de manera alternada, ya no estuve todos los días”, menciona.
Comparte otra anécdota. “Con el Toro Martín habíamos pedido aumento de sueldo y no recibimos una respuesta. Un sábado a la medianoche, el horario de mayor concurrencia, el Toro me dijo ‘vamos a preguntarle a Oscar por el aumento ¿me acompañás?’ Mi primera respuesta fue ‘¿ahora?’, pero fui con él. Directamente le planteó ‘con Jorge tomamos una decisión, sino tenemos una respuesta nos vamos’. Si se iba el DJ no cualquiera podía reemplazarlo, que me fuera yo no pasaba nada. Nos pusimos de acuerdo en el acto, pero Oscar nos dijo ‘el lunes vamos a conversar’”.
En este sentido, valora que “más allá de que a veces discutíamos, porque la convivencia no es fácil, siempre armaba buenos grupos y nos decía: ‘luego de hora, si se tienen que decir algo, cierran con llave y se pelean. Cuando se abre el boliche, ustedes son hermanos’. Realmente era así, a veces teníamos diferencias, la gente no las veía”.
0-0-0
Hace dos años, en abril de 2023, Jorge se encontró con Aín en Tres Arroyos. “Tuve el gusto, el honor, de tomar un café con él”, expresa.
Conserva grabadas en la memoria las charlas en los tiempos de Chau y Askimay: “Me decía siempre algo que incorporé, entre tantas cosas. Te hablo desde mis vivencias, lo que hice mal te aconsejo para que no lo hagas, después uno va tomando su camino”.
En el cierre de la entrevista, Jorge cuenta que “Oscar se refería muchas veces a la familia, los valores. Tuve la suerte de trabajar con varios números uno como Oscar Ain, Eduardo Maschi, el turco (Luis) Serra, aprendés día a día”.