Milena, la niña que venció a la leucemia tras dos años de intenso tratamiento
Tras cargar una pesada mochila por dos años de duro tratamiento en el hospital Garrahan, la pequeña claromequense ‘tocó la campana’ al finalizar la quimioterapia. En una emotiva nota con La Voz del Pueblo, su madre Yamila Satini, relató cómo transitaron todo este tiempo, desde el momento en que comenzó a sentir fiebre y dolor de cabeza
Tras dos años y diez días de intenso tratamiento, Milena Yumalai Prados Satini, una niña Claromequense de 10 años de edad, logró superar recientemente la leucemia linfoblástica aguda que le diagnosticaron en 2021.
Su madre, Yamila Satini, habló con La Voz del Pueblo y compartió el conmovedor recorrido desde los primeros síntomas hasta la ansiada “tocada de campana” que marcó el fin de la quimioterapia, hace tan sólo unos días.
Todo comenzó el 1 de marzo de 2021, cuando Milena, entonces de 8 años, empezó a sufrir dolores de cabeza y fiebre sin causa aparente. “También notamos problemas en su vista”, recordó.
Preocupada la llevó al oftalmólogo Germán Campaña quien le detectó un edema macular inusual para su edad. Ante la sospecha de una enfermedad de base, Milena fue derivada al Hospital Garrahan en Buenos Aires, donde la tresarroyense Lucía Pomponio confirmó el diagnóstico inicial.
Fue en ese centro especializado de salud, y tras exhaustivos exámenes, que el experimentado equipo médico del centro de salud capitalino notó unas pequeñas manchas rojas en su pecho, conocidas como petequias.
Los análisis de sangre confirmaron el temido diagnóstico: leucemia linfoblástica aguda tipo B. “Cuando me dieron la noticia, solo atiné a preguntar si era cáncer”, relató Yamila con la voz ligeramente entrecortada.
“Se te pasan mil cosas por la cabeza en ese momento: mis otros hijos, mi casa, mi trabajo… Vine con dos mochilas y poca plata, sin saber que nos quedaríamos tanto tiempo”, repasó rápidamente.
El caso de la niña claromequense tomó notoriedad entre los médicos del Garrahan, porque por primera vez pudieron detectar la leucemia, a partir nuevos síntomas. En este caso un edema macular resultó en el diagnóstico tan temido.
Los siguientes 20 días, madre e hija permanecieron internadas en aislamiento para iniciar el tratamiento.
Luego se mudaron a la Casa Garrahan, que se convirtió en su hogar durante nueve meses. “Allí no nos faltó nada, gracias a las campañas solidarias que se hicieron en Claromecó y la zona”, dijo agradecida Yamila.
El tratamiento fue largo y difícil. Milena debía soportar constantes pinchazos y períodos de internación ante cualquier complicación. “Llegó un momento en que no quería más, estaba en negación”, recordó la madre de la niña que hoy es pura esperanza.
“Pero poco a poco fue tomando las cosas muy bien”. La fe jugó un papel fundamental en ese proceso. “Soy muy creyente, y cuando Milena estaba enojada o triste, me pedía que le pusiera alabanzas. Eso la calmaba”, contó. Y agregó: “si no sos creyente, te aseguro que te volvés”.
Tras nueve meses en Buenos Aires, pudieron regresar a Claromecó en octubre de 2021, aunque continuaron viajando periódicamente para controles.
Yamila debía administrarle quimioterapia oral en casa, con estricta puntualidad. “Me programaba alarmas a las 4:45 de la madrugada para darle la pastilla”, explicó.
/https://lavozdelpueblocdn.eleco.com.ar/media/2025/03/milena-3-922x1024.jpeg)
Finalmente hace pocos días Milena “tocó la campana”, marcando el fin de la quimioterapia. Aunque los controles continúan, la familia celebra esta nueva etapa. “Estamos volviendo de un poco a la normalidad”, dijo en un tono más aliviado la madre de la niña.
“Yo todavía me despierto a la madrugada pensando que tengo que darle la pastilla”. Milena, ahora en sexto grado, retomó las clases con algunos cuidados especiales.
Sus compañeros y maestros la protegen y están atentos a sus necesidades. “En el colegio la cuidan un montón”, apuntó agradecida su madre.
/https://lavozdelpueblocdn.eleco.com.ar/media/2025/03/milena-1-1024x682.jpeg)
A pesar de las dificultades económicas que enfrentaron, Yamila se muestra esperanzada. Este verano pudo retomar algunos trabajos de limpieza y sueña con conseguir un puesto en una cocina o de mantenimiento de casas.
“Milena ya puede estar un poco más sola, aunque siempre hay alguno de sus cuatro hermanos para acompañarla”, comentó.
La historia de Milena es un testimonio de fortaleza y superación. Su madre, con la voz cargada de emoción, dijo en tono reflexivo: “cada vez que suspiro, siento que me saco tres o cuatro kilos de encima. Es esa presión constante de estar cuidando 24/7 que poco a poco va cediendo”.
Mientras tanto Milena se preparaba en estos días para una intervención dental en el hospital Pirovano, Yamila mira al futuro con optimismo, a pesar de no tener que bajar los brazos con los cuidados especiales que demanda su estado. La leucemia quedó atrás, pero el amor y la dedicación de su madre parecen que seguirán siendo su mejor medicamento.