“Maquiavelinas”: Milei motosierra su credibilidad
Por Marcelo Mouhapé Furné
Hace 2350 años Alejandro Magno conquistó el mundo. El rey macedonio invadió Persia y tomó territorios rápidamente. Su muy eficaz ejército lo respetaba y seguía a muerte porque veía en su general a un líder ejemplar que combatía junto a ellos, sufría sus mismas penurias y mantenía sus principios.
Esa fuerza invencible se quebró cuando Alejandro Magno empezó a vestirse y cometer los “vicios” de los persas. Eso indignó a sus soldados. La tensión creció y un día el ejército se plantó ante el rey y le dijo: “hasta acá llegamos; volvemos a casa”.
Tras tener que ceder, Alejandro Magno murió poco después. Pero su fin fue antes; cuando abandonó sus convicciones y permitió que “el conquistado contaminara al conquistador”.
Javier Milei es un presidente “consecuencial”. Fue votado a consecuencia del hartazgo con la política tradicional, caracterizada por corrupción o inutilidad. Y en ocasiones, ambas. Logró la adhesión de la mayoría al prometer tres cosas: “bajar la inflación asfixiante; ajustar a la casta política con la que no tendría relación y luchar contra la corrupción desde un gobierno honrado”.
Pero Milei no cumplió la mayor parte de sus promesas de campaña. Al asumir puso de ministros a “macristas” y sumó al círculo de decisiones a los Menem. “El anti casta buscó infectarse por la casta”.
Lo de ajustar a la política nunca ocurrió. El achique brutal del gasto recae en quienes menos tienen y los más indefensos: “jubilados, personas con discapacidad y enfermos graves y terminales, entre ellos niños”. Muy cruel.
Milei también incumplió lo de combatir a la corrupción desde un gobierno “indudablemente honesto”. Para tan poco tiempo en el poder ya son varios los rumores de “corruptela”. Medios nacionales los enumeran así: “el caso Libra; valijas no controladas en la Aduana; el senador que tras cambiar el voto a favor del gobierno fue detenido en Paraguay con más de 200 mil dólares; el Banco Nación contratando a una empresa de los Menem; denuncias de estatales que del sueldo les cobran el “diezmo” para la caja libertaria; y, la más indignante, audios del ahora ex titular de la Agencia de Discapacidad (ANDIS), Diego Spagnuolo, -quien fue abogado de Milei-, donde se lo escucha decir que aplican sobreprecios a medicamentos para distribuir ‘coimas’ en el gobierno (y da el porcentaje que de eso cobraría Karina Milei)”.
Algo importante: todo lo antes mencionado son temas de “presunta corrupción” que se ventilan en la prensa. La Justicia deberá determinar si en cada uno de esos casos hubo delito.
Sobre los audios de la ANDIS, el Gobierno tiene razón al creer que es una operación política. Pero no del kirchnerismo; es de su interna “tripartita”: Karina Milei y “Lule” Menem por un lado; Santiago Caputo y “Las Fuerzas del Cielo” por otro y el sector del jefe de gabinete Francos, quien con cara de “yo no fui” hace 40 años que opera en la política (otro “casta”). Hay otras grabaciones “comprometedoras” hechas en la propia Casa Rosada. Es obvio que el “topo” es libertario.
El “ruido” sobre presuntos sobornos ya causó efecto. Hizo caer la credibilidad del presidente Milei. Pero, ¿eso impactará en las urnas ? Al respecto, veamos qué pasó con lo más parecido al “mileísmo”: el “menemismo”.
Cómo su primer mandato presidencial duró un sexsenio, Carlos Menem tuvo dos legislativas. Para la elección de 1991 ya había casos de corrupción. El más resonante era el “Swiftgate” (que complicaba las “relaciones carnales” con EE. UU). Sin embargo el Gobierno ganó con casi el 41 %. En 1993 los hechos de “mordidas” se sumaban pero el “menemismo” obtuvo el 43,5 % de los votos. En la ejecutiva de 1995 a la corrupción se sumó la desocupación. El mes del comicio, -mayo-, fue récord de desempleo: 18,4 %. Pero Carlos Menem fue reelecto presidente con el 50 % de los sufragios.
¿Por qué ganaba Menem con sospechas de “corruptela” y una desocupación tan alta? Por dos cuestiones: una socio cultural y la otra económica. La primera refiere al “Ser Argentino” con el “si no me afecta, lo ignoro”. Esa abstención de apoyo al que sufre es la vía por donde el actual Gobierno entra para ir desguazando sector por sector sin sufrir una condena social mayoritaria. Lo otro es por un factor de estabilidad económica: con Menem fue la convertibilidad (el famoso 1 a 1) y con Milei es mantener la inflación baja.
Si 30 años después del “menemato” y sus consecuencias eso sigue siendo un cheque en blanco para el Gobierno haciendo ignorar lo restante, o si el escándalo de los audios tendrá impacto en lo electoral se sabrá en la noche del próximo domingo.
Pero lo importante es la postura de la sociedad ante este flagelo. La corrupción en el Estado es lo que llevó a que hoy la mitad de la población Argentina sea pobre. El soborno es un delito. No debe haber exculpación ideológica basada en que al sobre con el dinero de la “cometa” lo agarran con la mano derecha o con la izquierda. La “coima” no tiene atenuantes si la cobra Robin Hood o agravantes si lo hace Hood Robin. Ambos son delincuentes que deberían terminar presos.
Nuestra obligación es dejarle a las próximas generaciones un país mejor. Pero eso es imposible si seguimos aceptando cómo “naturales” acciones delictivas. Es la hora de exigirle a nuestra dirigencia: “En Argentina Corrupción Nunca Más”.