“Maquiavelinas”: Lapiceras femeninas
Por Marcelo Mouhapé Furné
Cuando Mauricio Macri calificó de “vendedora de tortas por instagram” a Karina Milei, nunca imaginó que esa mujer haría torta su PRO.
En el ítem “colapso institucional”, el partido amarillo está para el Guinness. Hace casi diez años (10 de diciembre de 2015) el PRO tenía la suma del poder Ejecutivo: la presidencia de la Nación con Mauricio Macri; la gobernación de la provincia de Buenos Aires con María Eugenia Vidal y la jefatura de Gobierno en CABA con Rodríguez Larreta.
En menos de una década Mauricio Macri rifó todo. Puede que el karma le haya pasado factura, porque la destrucción que ahora los Milei provocaron en el PRO Macri casi la logró en el radicalismo, partido cuya estructura nacional usó para llegar al poder y después ninguneo en forma humillante.
Como el ave Fénix, con una renovación de dirigentes la UCR puede resurgir de las cenizas de la hoguera a la que la llevó esa alianza abusiva, pero el PRO morirá con Macri. Y con Jorge Macri, el jefe de Gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires que en diciembre de 2027 tendrá que entregarle el mando a la hoy libertaria Patricia Bullrich. Mientras tanto, la ministra de seguridad cumplirá con su misión en el Senado controlando a la vicepresidenta Villarruel, a la que Milei acusa de traidora.
Karina Milei puso las condiciones (alianza con nombre y color libertario) y definió la lista con venias y vetos a propuestos por lo que queda del “macrismo”. Los Milei deshicieron en tiempo récord al PRO. Y al ganarle la elección en su propia base fundacional se quedaron con el control total de la derecha.
La frutilla del postre de la “anexión buscada por los anexados” fue hacer posar junto a Javier Milei a los amarillos vestidos de pitufos violetas en un asentamiento (antes “villa miseria”) de La Matanza. En el transfuguismo político eso muestra sumisión total, porque humillando en público a los “pasados” solo se les deja la opción de la permanencia silente. De lo que significa esa foto no se puede volver; ya no tienen a dónde ir, y, por ende, su subordinación a Milei pasa a ser absoluta. “Destruyo a mis enemigos cuando los hago mis amigos” (frase de Abraham Lincoln, que algo de política sabía).
Pero que el patetismo de unos pocos en esa imagen no provoque una generalización injusta. Del PRO Tres Arroyos participó gente valiosa y comprometida con la comunidad. De ellos algunos se sumaron a la Libertad Avanza con dignidad. También ejerciendo su derecho a elegir otros encontraron su lugar en nuevos espacios, cómo Potencia cuya referente es María Eugenia Talerico una de las figuras políticas emergentes en esta elección. Por esta alianza el primer candidato a concejal es Enrique “Ticho” Groenenberg.
La otra lapicera del armado de nóminas para el comicio nacional del 26 de octubre la manejó Cristina quien definió repartiendo para esta legislativa pero en la que ya armó para la presidencial de 2027. Por eso en la lista predomina La Cámpora.
La presidenta del PJ nacional medio salomónicamente en la confrontación entre Massa y Grabois, dándole a una del sector de Sergio (Jimena López) el segundo lugar tras el “consensual” Taiana, y a Grabois el tercer sitio y una yapa con la cabeza de nómina en CABA (Itai Hagman). Al sector de Kicillof, Cristina lo mando al fondo de la lista de candidatos a diputados nacionales “por la provincia que él gobierna”. Le dio los lugares noveno (Hugo Moyano hijo) y decimotercero (Hugo Yasky, líder de la CTA).
Quizás se piense que esto compensa con la nómina para la elección provincial de septiembre donde Kicillof puso a sus representantes en las secciones con más votantes peronistas: la determinante tercera y la importante primera. No creo que sea así. Con la lista del peronismo para octubre Cristina proyecta a dos años; con la de septiembre pareciera blindar a los propios y exponer al gobierno bonaerense “por lo que pueda pasar”.
Trascendió que Kicillof amenazó a Cristina para que Magario y Katopodis encabezaran porque si no rompía armando nóminas cortas en los distritos. Pese a que Cristina aceptó, esas listas distritales existieron, lo que muestra que la desconfianza es muy alta entre los sectores de la “unidad peronista”.
La vicegobernadora Magario ganando en la tercera sección es la “solitaria” tabla de salvación para Kicillof. La realidad es que el 7 de septiembre el único que arriesga (y mucho) es el gobernador bonaerense. Para el resto del peronismo esa elección sirve para posicionarse hacia 2027, pero para Kicillof significa evitar terminar como Scioli (o peor).
Algo raro ocurre con el comicio de septiembre en el peronismo; porque comparando con campañas anteriores esta parece “la paz del cementerio”. Todo es muy distrital; en la referencia provincial solo Kicillof y los suyos se mueven en abierta actitud proselitista.
Puede que mirando a 2027 a La Cámpora (y a Massa) no les desagrade que un resultado “no positivo” en la elección del mes que viene les permita sacarse de encima al “kicillofismo”; ¿pero, eso no sería arriesgar demasiado?
Porque una derrota de Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires, -de la que el resto del peronismo culparía a Kicillof-, podría hacer que Milei desempolve la idea de la intervención provincial (la que mencionó a comienzos de este año). Y sin el gobierno en el territorio bonaerense, el comicio presidencial de 2027 para el peronismo pasaría de ser un objetivo difícil a uno imposible.