La gratitud del hijo de Volponi con Tres Arroyos
Ricardo Luis dijo que “valoro todo lo que han hecho por mantener vivo su recuerdo”. Desarrolla desde 2006 una tarea civil en la Fuerza Aérea, en la provincia de Mendoza
Cuando se desarrollaba la guerra en las islas Malvinas, María Inés Rico, la mujer de Héctor Ricardo Volponi, se encontraba embarazada de Ricardo Luis. Ya tenían a la pequeña María Soledad, de un año, mientras que el segundo hijo de ambos nació el 17 de diciembre de 1982 en Mendoza.
María Inés es mendocina, en su tierra conoció a Volponi y se casaron en 1980. Luego se produjo el traslado de su esposo a la VI Brigada Aérea de Tandil, ciudad donde nació María Soledad. Tras la guerra, ella decidió regresar a su provincia y desde entonces allí reside.
El avión Mirage V-Dagger C-437 que piloteaba el primer teniente Héctor Ricardo Volponi, héroe tresarroyense, fue derribado el domingo 23 de mayo de 1982 a las 15.40 sobre la isla Borbón.
Ricardo Luis lo conoció por foto y a través del relato de su madre, así como de quienes fueron compañeros en la Fuerza Aérea. En un diálogo con La Voz del Pueblo, describió la manera en que fue reconstruyendo información sobre su padre en la tarea militar y como persona, para saber cómo era “en el día a día”.
“Mi madre me fue contando acerca de mi papá. Después me dediqué a investigar todo sobre su vida porque lo conocí por foto, es el recuerdo que tengo permanente. A través de compañeros de papá, por anécdotas, por recuerdos también, por los diarios y las fotos”, explicó.
En su infancia, cuando tuvo la edad para saber con más detalles quién había sido su papá, escuchó el relato de integrantes de la familia. “Me hablaron de él mis abuelos maternos y mucho tiempo después conocí a mi abuela paterna” (María Elena “Chicha” Guerendiain).
Héctor Ricardo Volponi participó en cinco misiones de guerra. No sólo en el avión Dagger C-437; con anterioridad, fue piloto de los aviones C-430, C-429 y C-418. En este sentido, dijo que “los compañeros de mi papá me fueron contando sobre las misiones, como era realmente en el día a día y como persona. Es algo que me ayudó muchísimo”.
En la IV Brigada Aérea
Comenzó a cursar la carrera de abogacía, pero sintió que no era una actividad que se adecuara a sus intereses, no le gustaba. Al igual que su padre, le interesa mucho la aviación y su anhelo fue ser piloto de combate; “no pude ingresar para tener esa formación, pero sí me desempeño desde el año 2006 como personal civil de la Fuerza Aérea”, indicó.
Trabaja en la IV Brigada Aérea ubicada en El Plumerillo, en cercanías de la ciudad de Mendoza. El mismo lugar donde estuvo Héctor Ricardo en la década del ’70, tras finalizar sus estudios en la Escuela de Aviación Militar de Córdoba; allí se sumó al Grupo de Caza 4, oportunidad en la cual perfeccionó sus conocimientos como piloto.
Ricardo Luis cumple su tarea “en la sala de equipos personales de la Fuerza Aérea Argentina, me encargo de asistir al piloto en el vuelo. Por ejemplo, arreglamos toda la indumentaria del piloto, casco, chaleco de vuelo, también la máscara de oxígeno, supervisamos que esté todo bien, nos encargamos de su seguridad antes de que salga a volar. Verificamos que todo funcione”.
Es un rol logístico importante y muy específico. Señaló que “todos los pilotos de combate pasan por El Plumerillo. De acuerdo a sus perfiles, a cómo son evaluados y calificados, le dan posteriormente el pase a las diferentes brigadas”.
Se trata de una elección de vida, que lo llevó a coincidir -en otra función- en el mismo ámbito laboral que integró su padre. En la entrevista, habló de su experiencia personal y de lo que implica en sus vivencias cotidianas: “Uno tiene muchos recuerdos, todo es muy emotivo, hay que vivir con eso el día a día. Saber llevar la historia de uno mismo, me siento muy bien en la Fuerza Aérea. Estoy en la sala de equipos, que es lo más cercano a lo que yo quería ser”.
Lazos en nuestra ciudad
El 14 de noviembre de 2003 se llevó a cabo la inauguración del monumento en homenaje a Volponi, en la rotonda ubicada en la intersección de las avenidas Güemes y Libertad. Ricardo Luis asistió al acto, junto a su familia. Volvió a visitar nuestra ciudad en 2016, fue la última ocasión que estuvo en Tres Arroyos.
Tiene vínculos familiares, porque “mis primos son de allá, ahora están viviendo en Tandil. Y mi tía Lucy, la hermana de mi mamá, se radicó en Tres Arroyos”. Con énfasis y afecto, les envía un abrazo a la distancia.
Mostró gratitud con toda la comunidad, porque “los tresarroyenses siempre tienen presente la historia de mi papá. Valoro todo lo que han hecho por mantener vivo su recuerdo, por guardarlo en la memoria. Cada 23 de mayo realizan un homenaje, estoy muy agradecido”.
El legado
Se cumplieron 42 años de una guerra cuyas características son descriptas por ex combatientes en sus testimonios, en charlas en las escuelas y en los actos. El legado de Volponi también es muy importante que perdure en las nuevas generaciones.
María Inés Rico es docente, profesora de Filosofía, y se jubiló en 2016. La hermana de Ricardo Luis, María Soledad, es bioquímica y también reside en Mendoza.
Los hijos de Volponi tuvieron sus niños: Pedro, de María Soledad; María Amelia y María Milagros, las nenas de Ricardo Luis.
El último jueves se conmemoró en nuestra ciudad la entrega de su vida por la patria, en defensa de la soberanía nacional. Sus restos descansan en el cementerio de Maipú, en la provincia de Mendoza.
La historia renace y se fortalece en la voz de los protagonistas. También en la palabra de sus familias. Para que la retomen en el futuro los pequeños de hoy, en un traspaso generacional que mantenga firme la causa Malvinas.