¿La bajada antigua de Dunamar debe mantenerse abierta o cerrada?
Ese fue el interrogante planteado desde La Voz del Pueblo. La pregunta fue formulada a vecinos de Claromecó y de Dunamar. Hubo posturas a favor y en contra de la decisión tomada por la Municipalidad a modo de prueba piloto por este fin de semana
Dunamar se encuentra en una encrucijada hace tiempo, con dos posturas firmes y divididas sobre la apertura de la bajada vieja a la playa. La Voz del Pueblo salió a las calles de Claromecó y Dunamar para analizar el termómetro popular, y conocer la variada opinión de la población.
Se encuestaron a once personas, de las cuales en líneas generales, contestaban con seguridad a las preguntas, con una ligera mayoría hacia la postura de mantener la bajada antigua cerrada, como lo estuvo a lo largo de toda la temporada del verano corriente. El argumento que más se repitió fue que buscaban mantener la seguridad y la tranquilidad en el barrio de Dunamar, alegando que hay un aumento del peligro en el transito interno del barrio durante el verano. Mientras que el sector opositor, que busca que este acceso se mantenga abierto hacia el público, opina que debe de mantenerse abierto para reducir las distancias recorridas y favorecer al turismo con dos bajadas.
La pregunta fue: ¿La bajada antigua de Dunamar debe mantenerse abierta o cerrada?
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Matilde Zúcaro (Bióloga botánica)
Zúcaro tiene su postura marcada en cuanto a esta disyuntiva, pero no solo con la bajada a Dunamar, sino que plantea una idea mucho más “extrema”. “Para mí debe permanecer cerrada, indudablemente. En realidad yo lo que pienso es que no tendría que bajar prácticamente ningún vehículo a la playa. Por ahí es una postura bastante radical, pero para los que estudiamos la cuestión, nosotros sabemos de la vida que hay abajo de esa arena”.
Añadió además el ejemplo de aquel turista que visita playas europeas, donde Matilde remarcó que “tenemos que realmente ponernos a pensar en esto, siempre escucho a mucha gente que viaja a Europa, que dice las playas son divinas y yo siempre les pregunto ¿hay autos en la playa? Y siempre dicen que no hay. Nosotros alabamos el progreso europeo, pero acá sí podemos bajar en la playa, me parece una gran contradicción y me parece que tenemos que empezar a pensar cómo resolvemos esa cuestión”.
Sostuvo que en los balnearios de nuestro distrito es importante intensificar el cuidado de la naturaleza, y que hay que cuidar mucho las playas. “Si realmente no cuidamos la playa, la gente no va a venir más, preservemos lo que tenemos, que es una playa agreste”.
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Alberto Hiriart (Jubilado)
Alberto Hiriart trajo a colación la apertura de la bajada vieja en mitad de la temporada, el mayor inconveniente que él analizó no fue que se mantenga abierta o cerrada, sino en el gasto que requiere que se abra y se cierre. “Me parece que es un gasto innecesario y a destiempo porque estamos a mitad de temporada. Creo que puede ser beneficiario para el turista, pero lo hubieran hecho en otro momento”.
Hiriart hizo referencia a que le gustaría que le den explicaciones sobre la apertura o el cierre, y remarcó la importancia que tiene la inversión de capital en otros sectores. “Yo creo que no estamos en condiciones de gastar, pero me gustaría que me expliquen por qué, tanto por qué se volvió a abrir o por qué se cerró esa bajada. Me importan los gastos por los pozos que tenemos en las demás calles, que gasten en otra cosa”.
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Liliana Uberífero (Jubilada)
Uberífero vive hace 34 años en Claromecó, y se pronunció totalmente en contra de la bajada antigua, y dio varios argumentos de cómo el transito vehicular afectaba a los transeúntes que circulaban por la playa en aquella zona. “Con la bajada nueva se logró un cierto ordenamiento en el tránsito dándonos seguridad a los que caminamos con nuestros perros, grupos de personas con niños, a los que corren, a los ciclistas, a los que pescan con caña, etcétera. La habilitación de esa bajada atrasa, atrasa absolutamente, descontrola, contamina, destroza, desprecia el valor de las propiedades”.
Destacó los peligros que trae una fusión entre el transito vehicular y de quienes circulan a pie. “Hace décadas que camino varios kilómetros y he sido testigo de las modificaciones antropogénicas, a la par del aumento del tránsito sin control, a velocidades elevadísimas, con el riesgo de que te atropellen, que de hecho más de una vez me ha pasado”.
Liliana resaltó el amor que tiene por la localidad, y hace tiempo ve que Claromecó se ha transformado en “ejemplo de todo lo que está mal, lamentablemente. Pero lo que está pasando en estos últimos años es un descontrol absoluto. Debería mantener esta bajada cerrada para respetar, para que haya una convivencia sana entre quien va caminando y quien decide bajar con su vehículo. Además, tienen un camino que han hecho, que está entoscado, mantenido, es doble mano, parece una avenida”.
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Gerard Moccia (Comerciante)
Moccia se mostró a favor de la apertura de la bajada vieja, con una explicación ligada al precio de las propiedades y los fines turísticos. En primer lugar, comentó que en Dunamar vacaciona desde “el año 1978 en el camping y mi opinión es que la bajada se mantenga abierta porque la realidad demanda eso, vos tenés mucha gente que ha comprado lotes, y la gente que compra una casa en la zona de la costanera, quiere bajar a la playa”.
El problema mayor que tiene esta zona es el aumento en el flujo del tránsito, que muchos vecinos alegan que se vuelve peligroso por las velocidades de los vehículos y la cantidad que circulan por el interior del barrio. Moccia planteó que “hay que dejar que bajen a la playa ahí, todo se puede regular, lo que pasa es que tenés que tener controles acordes para que puedan absorber el flujo de tránsito que hay en temporada alta”.
Además, remarcó que, con el tiempo, estos controles van a conseguir una bajada ordenada a la playa. “Lo que te da el control es la continuidad, podés empezar con un control de bajo impacto e ir regulando paulatinamente hasta que todo el mundo esté en el mismo canal”.
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Alejandro Trybuchowicz (Comerciante)
Alejandro vive hace años en Dunamar, y coincide con los vecinos en que la bajada antigua debe de mantenerse cerrada, para comenzar, dio su visión sobre la evolución del barrio: “Como vecino de Dunamar hace sesenta años, he visto todos los cambios de este lugar, desde una calle que solamente tenía un acceso al mar, hasta la famosa bajada de pescadores de Dunamar, y el barrio fue creciendo en inversión, en turismo, y en la medida que fue creciendo hubo que ir pensando otras alternativas”.
Con el paso del tiempo, y tras varias reuniones de los vecinos, se tomó la decisión de que el acceso a la playa sea por las afueras del barrio, para evitar el aumento del transito vehicular por las calles internas: “Hace dos años se abrió ese acceso por fuera del barrio de Dunamar. Indudablemente, a nosotros nos ha cambiado muchísimo el tema de seguridad, de tránsito en este lugar, que es lo que nosotros habíamos planteado, que con un nuevo acceso para que todos puedan disfrutar de la playa, y así ocurrió”.
Insistió también en la necesidad del cuidado de los recursos naturales de las localidades balnearias: “Es muy importante sostener el cuidado y preservar nuestro litoral marítimo, cosa que se trabajó intensamente con profesionales, viendo la problemática que indudablemente tienen nuestras costas de Bonaerense, de erosión y de otros temas. Desde el año 80 hasta el día de hoy puedo decir que la playa ha perdido amplitud, y al perder esa amplitud también pierde la comodidad que teníamos antes”.
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Luis Defrieri (Optico)
Defrieri es vecino de Dunamar y tiene cabañas en alquiler durante la temporada, y siendo parte activa de la comunidad del barrio, se mostró en contra de la reapertura de la bajada. “Hemos luchado mucho para que se haga la bajada nueva, quedó hermosa y se trabajó muchísimo. Yo sé que la Municipalidad y también el sector privado, trabajaron muchísimo para lograrla y quedó muy linda. Y cumplió la función de quitar el tránsito por el barrio de Dunamar, que lo queremos tranquilo. Si volvemos a abrir la bajada vieja, es desandar lo andado”.
Mencionó además el tránsito extra que se suma en hora pico, una temática que solucionan con la implementación de la nueva bajada. “Todo el tránsito de bajada a la playa y de subida en las horas pico de ida y de vuelta, pasa por el medio del barrio y es un tránsito no solamente el del barrio, sino de gente que viene de Claromecó, de distintas puntas del pueblo, entonces tenés un tránsito extra al normal de la gente que está en el barrio. Y se pueden producir accidentes”.
Norma Moyano (Comerciante)
Norma es comerciante en Claromecó, y es una de las vecinas de la localidad que apoyan la apertura de la bajada antigua, para reducir los tiempos para llegar a la playa. “La bajada tiene que estar abierta, porque todos tienen derecho a que bajen sin hacer todo el otro trayecto, que es más complicado. Es lindo para andar, pero a veces vas con poco tiempo, querés estar rápido en la playa. Yo creo que es mejor abierta”.
El mayor motivo que destacó Norma para su reapertura es “por los tiempos y más ahora cuando viene mucha gente”.
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Marco García (Albañil)
Marco vacaciona hace años en Claromecó, y opinó que la bajada debería permanecer abierta. “Yo como pescador y como visitante asiduo de Claromecó quiero que esté abierta como estuvo toda la vida. La bajada vieja de Dunamar tiene que estar abierta porque es más accesible, más cercana para la gente que viene a veranear y no tiene capacidad ni vehículo para irse tan lejos”.
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Carolina Winkler (Martillera Pública)
Winkler brinda servicios inmobiliarios en Dunamar, y tanto ella como su madre se pronunciaron en contra de la reapertura de la bajada antigua. “Queremos que esté cerrada por muchos temas, el principal es seguridad, porque no puede ser que la gente no pueda caminar, no tenemos lugar por donde pasar hasta llegar a la playa y si fuera una bajada que está habilitada, con una bajada accesible que tenés hasta un parador con aguas termales y con servicios, te lo entiendo. Pero es simplemente para bajar y hacer un kilómetro y medio hasta la otra bajada de la playa, porque tampoco te podés quedar estacionado ahí, porque si no sería el triple de peligroso”.
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Analía González (Jubilada)
González planteó una nueva disyuntiva: la necesidad de una bajada más cercana, por la falta de señal telefónica que hay en la nueva. “Por la edad mía y de mi marido somos dos discapacitados, por eso bajamos con la camioneta, si fuéramos personas jóvenes y normales, bajaríamos con el carrito, la reposera y nada más, pero para la bajada vieja me resulta más cómoda que la nueva”.
Además, sumó que le resulta más costoso llegar hasta la nueva bajada. “La nueva bajada la hicieron y no le pasaron nunca más las máquinas. Y por la distancia, como está hoy en día el combustible, somos dos jubilados”.
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Fernando Lazcano (Comerciante)
Lazcano opinó en primer lugar que debería de mantenerse cerrada, pero remarcó que “hay muchas explicaciones para dar el sí y el no. Cuando se cerró, era la única bajada que había y era muy peligrosa. Y nunca pasó nada porque hemos tenido suerte, y yo siempre digo que es porque Dios vive en Dunamar”.
Añadió los motivos por los que cree que no hay necesidad de que se mantenga abierta la bajada antigua. “Me parece que no es un justificativo decir que la otra es lejos. Cuando nuestras playas son enormes y la gente baja y circula mucho. No digo que esté bien o esté mal. Creo que en algunas cosas somos demasiado cómodos”.