Juntos complica a Somos
“MAQUIAVELINAS”
Por Marcelo Mouhapé Furné
“La promesa dada fue una necesidad del pasado; la palabra rota es una necesidad del presente”. La frase es del considerado padre de la ciencia política, -Maquiavelo-, (quien da nombre a este espacio: “Maquiavelinas”) y es ideal para definir a la política Argentina de hoy, donde la conveniencia reemplazó a la convicción y el transfuguismo es el método de permanencia.
En política los objetivos electorales se logran con pragmatismo. Con mensajes claros e identificaciones no confusas. La astucia siempre es un valor agregado determinante.
En las elecciones del 7 de septiembre en Tres Arroyos el Ejecutivo municipal del intendente Pablo Garate plebiscitará su gestión y el resto buscará posicionarse para ampliar sus representaciones o para llegar al Concejo Deliberante y al Consejo Escolar. También habrá algo especial: “la interna radical se dirimirá en la elección general”. Quien gane, entre Somos y Nuevos Aires, se quedará con la llave del Comité Betolaza en la próxima renovación de la directiva partidaria.
Somos Buenos Aires es una coalición que se hizo cómo tercera vía a la polarización entre la Libertad Avanza y el Peronismo. Aunque enojos por el armado de las listas bonaerenses hicieron que algunos ya se bajaran, lo siguen integrando varios sectores. Para este análisis interesan dos de ellos: la Unión Cívica Radical (UCR) y la Coalición Cívica (CC).
Nuevos Aires es una construcción política de “pirámide invertida”. Busca expandirse haciendo base en los distritos, en vez de la forma que la política tradicional siempre usó: decisiones de cúpula tomadas en La Plata o Buenos Aires que bajan al interior. Tiene como referente regional a la intendenta de Gonzales Chaves, Lucía Gómez.
No creo en la versión de que Ávila tuvo que terminar siendo el cabeza de lista de Nuevos Aires porque la dirigencia partidaria no lo tuvo en cuenta para la lista de Somos. Me da la impresión que fue al revés. La afirmación de Carlos Ávila de que con Lucía Gómez venía hablando desde hacía dos meses, lo confirma. Ante esto la pregunta es: ¿el Comité Betolaza dejó de lado a Ávila porque tenían un proyecto alternativo (Oosterbaan), o porque Nuevos Aires buscaba en él la cabeza de playa que le permita el desembarco invasivo en el partido radical tresarroyense?
Carlos Ávila es el único candidato de esta elección con caudal electoral propio. En el resto de los casos la gestión, la historia, y la estructura partidaria son el traccionador principal de votos. Para el proyecto de Nuevos Aires tenerlo es fundamental. ¿Pero qué pasa con los concejales relacionados a la oferta de Somos (UCR y CC)? ¿Los llamados Juntos Para el Cambio juegan para alguno de los sectores en la interna radical? Pareciera que sí. Veamos.
Juntos dejó de existir cuando intendentes, legisladores y dirigentes de uno de sus integrantes, -el PRO-, migró en masa hacía el Mileísmo, con quién se alió electoralmente. En ese contexto, los concejales Eduardo Giordano y Omar Bartneche dejaron Juntos para ir a La Libertad Avanza. En Juntos por el Cambio quedaron cinco concejales. Tres radicales: Carlos Ávila, Daiana De Grazia y Marisa Marioli. Cecilia Del Águila de la Coalición Cívica y Agustín Rossi por el PRO. La idea es quedar así hasta el 10 de diciembre, cuando cuatro de esos cinco concluyan mandato. Y eso favorece a Nuevos Aires.
Lo de Carlos Ávila es un “divorcio con cama adentro”, porque pese a ser un rival electoral directo continúa integrando el bloque de ediles en el que convive con los de los partidos de la oferta electoral de Somos (UCR y Coalición Cívica).
En la significativa incidencia que un bloque de concejales tiene en una campaña electoral, está claro que con esta “extrañeza” el que gana es Nuevos Aires, porque el único protagonista por ser edil es su cabeza de lista: Carlos Ávila. Tiene doble exposición de campaña: cómo candidato y como edil. Los que con esto pierden son los candidatos de Somos. En la oferta radical en nuestro distrito ya se impone la estrategia de visualización protagónica de la jefa comunal de Gonzales Chaves por la de la directiva del comité radical de Tres Arroyos.
En esta situación, los candidatos de Somos tendrán que ir a buscar el voto en un espacio donde hay un bloque de concejales con el que no se pueden identificar porque se llama cómo en la elección de hace seis años y el que integra un competidor directo de sus mismos potenciales votantes. Mientras el resto de las listas hará la campaña corriendo en el llano, por el anterior y ya fenecido Juntos el actual Somos tendrá que hacerlo en una pista con vallas a saltar. Salvo, que el partido radical de Tres Arroyos encuentre la forma de normalizar lo anormal, que no pasa por otra cosa que allanarle el camino a “sus candidatos”.
El problema es cómo resuelven en Moreno 272 la “cuestión identitaria” con vistas a la elección. Porque la implosión en el radicalismo por el armado de la lista también impide hacer la lógica de práctica electoral: que las otras dos concejalas radicales y la de la Coalición Cívica formen un bloque denominado Somos Y que Carlos Ávila constituya el unibloque Nuevos Aires. Con De Grazia eso es imposible porque pegó el portazo al sentar su posición como firmante de la nota pública que acusó de “manejos antidemocráticos” en el proceso para conformar la lista.
Para que los candidatos de Somos tengan ese extra vital en una campaña electoral que brinda la identificación entre concejales en ejercicio y sus candidatos, a la directiva del partido radical de Tres arroyos solo le queda convencer a Marioli y Del Águila de abandonar Juntos y formar un bloque llamado Somos Buenos Aires. Y debe intentarlo ya ¿El Comité Betolaza tiene autoridad para lograrlo, o en la UCR local el “operativo copamiento” de Lucía Gómez ya infiltró al punto de dejar a los directivos partidarios sin margen de acción para proteger a “sus candidatos” en Somos?.