Isla en Conagua 2025: “Gran parte de los problemas del agua están asociados al cambio climático”
La urgencia climática demanda aplicar medidas para mitigar los efectos del cambio climático, sobre todo en países en desarrollo que pierden más vidas ante las tempestades. El investigador del Conicet, Federico isla, compartió con La Voz del Pueblo sus conclusiones después de Conagua 2025
Después del reciente encuentro Conagua 2025 desarrollado en Mar del Plata, el Profesor Emérito de la Universidad Nacional de Mar del Plata e Investigador ad-honorem del Conicet, Federico Isla, ofreció a La Voz del Pueblo una dura visión sobre la problemática hídrica global al enfatizar que crece la urgencia impuesta por el cambio climático y la particular vulnerabilidad de los países en desarrollo, como Argentina.
Isla destacó que el mensaje central del encuentro, especialmente de la presidente de la Organización Meteorológica Mundial, Celeste Saulo, fue la estrecha relación entre los problemas del agua y el cambio climático.
“Gran parte de los problemas del agua están asociados al cambio climático”, afirmó al señalar que los países del hemisferio sur, en vías de desarrollo, son los que enfrentan los mayores riesgos y donde se registran más muertes, a diferencia del hemisferio norte, donde los impactos económicos son más elevados.
Mencionó casos críticos como las islas del Pacífico Sur, como Vanuatu o Kiribati, que pronto serán “naciones inviables” debido al aumento continuo del nivel del mar.
Vulnerabilidad y poca preparación
La mayor cantidad de muertes en países en desarrollo se debe a su menor preparación para enfrentar riesgos como inundaciones o incendios. Explicó que históricamente, las inundaciones, particularmente en llanuras densamente pobladas como las de China (ríos Azul y Amarillo), fueron las principales causas de mortalidad en la historia de la humanidad, superando a desastres como erupciones volcánicas o tsunamis.
Hoy, el cambio climático agrava esta situación, generando fenómenos extremos como sequías pronunciadas, deshielo de glaciares y el avance de los océanos hacia las costas. En este sentido, Isla resaltó en declaraciones a este diario un dato alarmante presentado en el congreso: el 42 por ciento de los glaciares de Sudamérica están en riesgo. Aseguró que países como Venezuela y Ecuador perdieron sus glaciares, mientras que Chile y Argentina concentran el mayor porcentaje restante.
Recomendaciones y desafíos locales
Isla mencionó que ante este panorama, Celeste Saulo, la argentina que preside la Organización Meteorológica Mundial propuso la innovación en modelos de predicción y el desarrollo de sistemas de alerta temprana para morigerar o evitar estas catástrofes.
El investigador hizo hincapié en la necesidad de aplicar estas medidas en Argentina, mientras resaltó que “el año pasado, el 2024 fue el año más cálido del que tenga referencia el Servicio Meteorológico Nacional”, y que eventos como las temperaturas de 40 grados en España –de éstos días- vienen provocando cientos de muertes.
También puso el foco en la gestión del riesgo hídrico en ciudades, citando ejemplos locales y regionales de inundaciones inéditas, como en la Patagonia con los fenómenos ocurridos en Madryn y Comodoro en 2016 y 2017.
También en La Plata, “la ciudad planificada, que a pesar de sus amplias avenidas y plazas diseñadas tras la fiebre amarilla de 1873 para evitar arroyos, sufrió una devastadora inundación en 2013 debido a la saturación de antiguos cauces, como el arroyo Regimiento”.
También mencionó el reciente y trágico caso de Bahía Blanca, donde si bien ahora existen obras planificadas para el canal Maldonado y arroyos aledaños para evitar futuras inundaciones en la ciudad portuaria y General Cerri, lo ocurrido allí “obedece a esta definición de que los países en desarrollo es donde más vidas se pierden”.
Estas lluvias, como las de La Plata, Bahía Blanca, Puerto Madryn y Comodoro, son “excepcionales” y “nunca habían sucedido” según las estadísticas, ello demuestra que “no estamos preparados”. Además remarcó que en ciudades costeras como “San Clemente, Mar Chiquita, Villa Gesell o Reta”, están muy cerca del nivel del mar y hay momentos –advirtió- “donde las mareas meteorológicas meten agua adentro” de la ciudad o localidades.
Urgencia, predicción y planificación
Mientras el cambio climático está en marcha y se ve, también se advierte que las comunidades de países en desarrollo no están preparadas. Isla subrayó la urgencia de tomar medidas, y destacó que es crucial no solo reaccionar a lo que ya ocurre, sino “tratar de predecir en el diseño” de villas balnearias y la ampliación de ciudades, considerando que “va a llover más y que el nivel del mar va a subir”, lo cual ya está ocurriendo, como demuestran 100 años de mediciones pluviométricas en Buenos Aires, La Plata y Mar del Plata.
Es tiempo de escuchar más que nunca a la ciencia. Y en este sentido Isla enfatizó lo importante que es “utilizar modelos hidráulicos para prever picos de crecida y simular impactos”, lo que permitiría minimizar fatalidades. Pero también observó que un problema significativo es “la falta de estadísticas de lluvia que prevean estos eventos extremos” como los ocurridos en Bahía Blanca, La Plata, Puerto Madryn o Comodoro Rivadavia.
En este contexto criticó el enfoque de las evaluaciones de impacto ambiental, y para ello puso como ejemplo a los barrios cerrados del sur de Mar del Plata. “En lugar de hacer simples evaluaciones puntuales para cada barrio, hay que hacer una evaluación estratégica de toda la cuenca para sumar los impactos que pueda llegar a tener”, sostuvo el investigador.
Con Tres Arroyos
Finalmente Isla comentó que durante Conagua 2025 pudo mantener un breve encuentro con el subsecretario de Gestión Ambiental de Tres Arroyos, y biólogo Marino, Gabriel Francia y con el delegado de Claromecó, Nicolás Felipe, con quienes conversó sobre los problemas costeros de Claromecó y Dunamar, en particular los impactos de la sudestada del 23 de junio y la implementación de “enquinchados” que están siendo recolocados. Subrayó que el manejo de la arena es fundamental para estos balnearios, especialmente en zonas de impacto de sudestadas. Asimismo recordó de buena manera la propuesta –que tuvo un primer encuentro- de realizar reuniones desde un Observatorio de la Costa en el Concejo Deliberante tresarroyense, a la que consideró como una “buena iniciativa”, que debería reanudarse.
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