Hugo De la Penna y el valor de lo simple
Integrante de una gran “familia tuerca”. Destacado electromecánico, admirador de su tío Cholo Taraborelli y un piloto que supo destacarse en el Ford T. El recuerdo -y homenaje- a través de la mirada de su hijo Esteban
Por Alejandro Vis
Hace pocos días, el sábado 22 de febrero, se produjo la desaparición física de Hugo Alberto De la Penna, como consecuencia de las lesiones que sufrió en un accidente con su automóvil cuando se dirigía hacia la localidad rionegrina de El Hoyo. Su esposa Susana Ridono, quien viajaba junto a él, permanece internada en un centro de salud de Bariloche.
Esteban, único hijo de Hugo y Susana, compartió en nuestra redacción un testimonio sobre la vida de su padre, así como brindó amplio material de artículos periodísticos y fotografías. Estuvo acompañado en este diario por su hija Constanza Jazmín, niña que escuchó atentamente el relato sobre su abuelo.
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Hugo tenía 85 años, era un vecino que desde los 11 años estuvo vinculado a la actividad en los talleres, con “los fierros”, especialmente en electromecánica. A esa edad empezó a trabajar con su tío José “Pepe” De la Penna, en Betolaza al 500; poco tiempo después se sumó Noberto, hermano mayor de Hugo.
Sus padres fueron Emilio de la Penna y Amalia Oyhenart, quienes tuvieron tres hijos: Norberto, Carlos y Hugo. Emilio era inmigrante, proveniente de Italia, y Amalia nació en nuestro país.
Hugo tuvo en Betolaza al 500 su primera experiencia en el rubro y no fue casualidad, su padre Emilio tenía un taller agrícola en Larrea al 400. Es una actividad que integraba la vida cotidiana.
Luego de un par de años, decidió ir a trabajar un tiempo al campo. Al regresar a la ciudad, instaló en 1963 un taller junto a Norberto en Rodríguez Peña al 200. Mientras que en 1968, se realizó la mudanza a Balcarce y La Plata, donde sigue brindando servicios en la actualidad, atendido por primos de Esteban.
A comienzos de la década del ’90 hizo un curso de apicultura y también se dedicó a esta labor productiva hasta aproximadamente el año 2015. Del mismo modo, en la citada década tuvo un taller y casa de repuestos durante los veranos en Claromecó.
La pasión por el automovilismo deportivo es propia de muchos integrantes de la familia De la Penna. Hugo admiraba a su tío Segundo “Cholo” Taraborelli, quien corría en la famosa Betty; en los años ’50 no se perdía ninguna carrera. El inolvidable piloto fue quien le transmitió las ganas y el interés fuerte por correr.
A Hugo le decían Ruso, su hijo Esteban conserva dos cascos con tal apodo. Comenzó su experiencia a los 17 años en las carreras con el karting, porque su padre Emilio no firmó la autorización para que pudiera competir con un Ford T (tuvo en cuenta que ‘haciéndose el pistero’ había volcado poco antes en avenida Moreno al 200).
Junto a Norberto, corrieron igualmente en moto (en las famosas Paperino). Una vez que fue mayor de edad, pudo conducir un Ford T en la pista. “Acomodaron” un vehículo que tenía para transitar en la ciudad y lo hicieron de carrera; en una segunda etapa, prepararon otro; y a fines de los ‘60 compró un chasis con el apoyo de su amigo Juan Carlos Arrastúa, piloto de Chillar y le pusieron el motor Ford T.
Merece un párrafo aparte Arrastúa, quien tuvo un final trágico. El sábado 15 de enero de 1972, cuando probaba su nueva máquina en un camino de tierra de su ciudad, en un pronunciado desnivel pegó “un salto tremendo” según las crónicas de la época e impactó contra el sinfín de una cosechadora.
Hugo corrió sus últimas carreras “en 1972-1973”, si bien pocos años más tarde lo invitaron a conducir “un par de veces” en TC del 40. Posteriormente, tuvo participaciones esporádicas en el Motoclub, cuando fue invitado a formar parte de encuentros especiales; y en Chillar, porque en 2002 y 2003 el Club Atlético Huracán lo convocó al encuentro de Ford T.
Formaba parte de una gran “familia tuerca”, que tuvo como emblema notable a Segundo Taraborelli. También corrieron Emilio y José “Pepe” De la Penna, José Alberto De la Penna (“El Cabezón”, como muchos lo bautizaron), Sergio y Mariano Taraborelli, Daniel y José Luis De la Penna y Carlos Carrozzi.
Incluso quienes no estuvieron detrás del volante de un auto, convivieron con este mundo tan especial que une a distintas generaciones. Esteban contó que “yo pasé varios años de mi vida en el Motoclub, más allá de que no me dedico al taller y tampoco al automovilismo. Pero cuando era chico, estaba siempre para ver a mi viejo o a otros integrantes de la familia”.
Un motivo de orgullo adicional es la colaboración que Hugo y Norberto brindaron a Angel Di Nezio, el “angel de la montaña”, pieza clave del equipo oficial Fiat durante seis temporadas, dos veces subcampeón y una vez monarca argentino de la montaña. Las oportunidades maravillosas que les regaló la vida y que ellos se ganaron.
El entendimiento y conocimiento mutuo con Norberto se extendió a diversas iniciativas, como ocurrió en 1957 cuando fueron socios en una línea de colectivos.
Ambos disfrutaron de la amistad con José Luis Díaz Velo, casi un hermano más, que llevaba el Ford T a las carreras con su camión; así como eran muy cercanos a Carmelo Di Vito.
Una anécdota quedó grabada en la memoria. En una carrera, cuando inició su marcha el Ford T “el Gringo” Di Vito subió en la parte de atrás y se tomó de un caño; Hugo no advirtió su presencia, empezó a acelerar y los hijos de Carmelo le hacían señas para que frenara.
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Cuando trascendió Hugo y su nombre apareció en el título de algún artículo o se escuchó destacado en la radio y la tele, sucedió sin buscarlo. Lo caracterizaba el perfil bajo. Gustaba de lo simple, como un paseo con su nieta Constanza Jazmín en el histórico Ford T.
Conoció muy bien el ámbito tuerca y sus colegas apreciaron sus cualidades valiosas. También los allegados, personas cercanas, que tuvieron la posibilidad de compartir encuentros y conversaciones.
Dejó un lindo legado en la pista y en el taller, donde trabajó hasta poco después de los 70 años. Un camino que empezó a transitar naturalmente cuando apenas era un chico, sin pensar demasiado, porque es parte del ADN de su familia.
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