“Filosofía urbana”, el nuevo libro de Coca y Bon Jour
Natalia Balul, profesora de Filosofía de nuestra ciudad, presentó su nuevo libro “Filosofía Urbana”, una recopilación de producciones artísticas y textos que analizan y piensan la filosofía desde la cotidianidad
Coca y Bon Jour comenzó como un proyecto para pensar la filosofía de una manera más fácil y con más llegada, para que todos pudieran entenderla o pensar que se trata, es así que el 27 de mayo del 2018, Natalia junto a este medio, decide comenzar con el proyecto de esta caricatura animada, en la cual cada artista o persona que la interviniera podía plasmar lo que está pensando en ese momento. De esa manera la escritora conectaba la ilustración con un concepto de la filosofía, llegando así a tener un entendimiento mucho más personal.
“Yo caí con una carpeta a La Voz del Pueblo con un dibujo en blanco de Coca. La idea mía era que distintos artistas intervinieran esa ilustración con sus propias ideas. Arrancó con varias amigas artistas y luego siguió escalando, llegando a artistas nacionales. Una locura”.
La idea era bajar la filosofía de los estrados, que esos libros de muchas páginas se conviertan en algo simple y de entendimiento para todos, “Yo soy profe de filosofía y la idea también surgió un poco en el aula con mis alumnos”, recuerda Natalia. “Y surgió la idea de la filosofía urbana, tratar de pensar dónde está la filosofía en mi pueblo, en mi casa, en mí, Porque si no, me parece como que es algo muy efímero, muy inabarcable, yo buscaba otra forma y por eso lo primero que hice fue trabajar la filo para niños. Fue como una forma de llegar a mis alumnos. Lo primero que hice fue probar estrategias didácticas con ellos. Y después dije, bueno, esto está bueno, funciona”.
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Coca y Bon Jour, descubrir lo que nos pasa
Natalia tenía algo en claro al momento de comenzar este proyecto, darle a una persona una hoja en blanco y negro tenía un porque, permitirle a aquel que estaba experimentando con Coca la posibilidad de plasmar sus pensamientos, emociones o lo que le pasara en ese instante.
La idea era jugar con aquellas cosas que les pasa a todos, que los atraviesan a diario y a partir de ahí resaltar algunos conceptos filosóficos, considerando a la filosofía como un arte más, “Me encanta que cada cual le ponga su impronta a la base de lo mismo, porque la idea es qué estás pensando. Vos decime qué estás pensando. Y yo con esa idea agarraba un concepto y trataba de hacerlo. Hay un concepto de Deleuze que me re gusta que se llama rizomas. El rizoma es esa parte de abajo que sale del árbol que hace que conecte con otros árboles. Entonces yo decía, bueno, ¿con qué me conecta a mí este dibujo?”, señala la profesor
También, a través de ese proceso, Coca busca que desde la pintura, la música, los refranes populares, las cuestiones cotidianas, las emociones y todo aquello que genera una inquietud en el que lee pueda llegar a un entendimiento de la filosofía, “Trabajarlo desde otro lado y me parece que tiene mucha más llegada que sentarme y leer a un filósofo de 1800 páginas, que a larga no me dice nada”.
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Natalia entiende también que Coca la ayuda a conectar con ella misma y expresar esos pensamientos que uno tiene en la cabeza, “Es como que a veces entiendo que la cabeza funciona en red. O sea, es eso, entiendo que si no es como que el conocimiento, ¿para qué lo tengo? Si no lo puedo usar. Yo quiero usarlo”.
“O sea, yo tengo muchas cosas. La cabeza tiene un montón de información. Bueno, ¿y para qué me sirve? Si no lo ponés en práctica diariamente. Entonces creo que eso fue como un ejercicio desde chiquita. Como, ¿para qué me sirve esto que leí? ¿En qué se aplica? ¿En dónde? Y cada una de las cosas que iba leyendo, ¿eso en dónde se aplica? ¿Cómo? ¿Para qué me sirve esto? Siempre funcioné así”.
Filosofía y cotidianidad
Para Natalia la filosofía está en todo lo que vemos y vivimos, “A mí me gusta ver lo cotidiano, las calles del pueblo, yo soy guía de turismo y para mí nuestro pueblo es hermoso y tiene muchas cosas por descubrir. Las callecitas de mi pueblo tienen ese, qué sé yo. Y empiezo a jugar con eso. Me encanta el pueblo. El pueblo es hermoso. Si lo sabes mirar.
Con ojos así como de asombro, ¿no? De turista, por decirlo así, te das cuenta de que tu pueblo no es el mismo todos los días”, sostiene.
Coca y la filosofía es eso, amor al conocimiento. Es una caricatura que va renovándose todo el tiempo y va creando nuevas formas de ver los conceptos filosóficos, desde el punto de vista más simple, que a veces puede ser el más complejo, Natalia busca desde lo urbano y sobre todo en contacto con Tres Arroyos, bajar la filosofía y ponerla en contacto con la gente, basándose en sus vivencias más simples.
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“Hay un artista, El Mudo, que hace tatuajes, y cuando hizo su Coca, yo justo salí a caminar y me encontré con un chico que estaba entrenando para una carrera de natación de 19 kilómetros, 90 de ciclismo y 21 de pedestrismo. Y automáticamente empecé a pensar en el dolor, ¿Qué es el dolor? Y ahí empecé, bueno, si el dolor está en la cabeza, hacerme un tatuaje. Y ahí empecé con el concepto del dolor. En función del peca que se entrena y el Mudo que hace tatuajes. Que también duele. ¿Qué es el dolor? ¿El dolor es físico? ¿Es interno? ¿Dónde está el dolor? ¿Dónde se aloja mi dolor? O sea, ¿puedo salir del dolor? ¿O entro? No sé, irme a hacer un tatuaje, quiero que me duela. Dale, quiero que me duela”, eso es pensar la cotidianidad y la filosofía desde la mirada de Natalia y desde la cabeza de Coca, que al fin y al cabo, en tu propia cabeza.