Falleció Beto Pereyra, un hacedor del teatro
La identidad, el alma y el sentir de Alberto Pereyra, estuvieron claramente vinculados al teatro. Formó parte de su vida prácticamente desde chico, primero como un interés expresivo, luego con el paso de los años como una profesión.
Beto, como todos lo conocían, falleció a los 68 años de edad. Hasta hace pocos meses estuvo generando propuestas con colegas, llevando ideas al escenario, en las múltiples facetas que implica ser productor, director y actor.
Trascendió la frontera del país, cuando formó parte de una adaptación de Shakespeare en Paraguay, país donde desarrolló una tarea muy valorada.
Transitó caminos muy diversos e interesantes. Supo desempeñarse en el ámbito municipal, también en forma paralela y luego de manera particular; colaboró con instituciones para llevar el teatro a barrios y localidades.
Una de sus obras más recientes fue “Un lugar mejor”, con Carlos Baffoni, durante 2024. Dejó en ese momento, al conversar con este diario, una mirada crítica sobre nuestra realidad más allá de lo económico. “Hoy en día estamos viviendo un momento de muchísima banalidad, de muchísima superficialidad que hace que muchas cosas estén corridas de eje porque están vacías de contenido. Nosotros desde un hecho estético, y a su vez poético, estamos proponiendo cosas. Me parece que eso hace la diferencia”, señaló.
En un período de su trayectoria, especialmente se dedicó al teatro infantil, una oportunidad para jugar “que los adultos no debemos perder nunca”, reflexionaba.
Era habitual verlo caminar por las calles de Tres Arroyos. Y detenerse de tanto en tanto a charlar con conocidos, por supuesto de teatro, posibles iniciativas, la situación cultural. Temas que lo apasionaban.
Como profesor, les dio las primeras herramientas y conocimientos a los niños, así como impulsó la formación de muchos actores, los ayudó a potenciar sus capacidades y a producir presentaciones.
Mostraba gratitud cuando se difundían los talleres y espectáculos. En más de una ocasión, recordó cuando Mario Ceriani cubría para el diario las distintas obras y escribía -del mismo modo- una sección que se llamaba Entre Bambalinas. Siempre dijo que la crítica teatral, sin importar que hubiera más o menos coincidencias con el periodista autor, les servía mucho a los protagonistas,
Se fue Beto, partió. Se lo recordará sobre un escenario en salas más grandes, en las escuelas o entidades barriales, caminando en las veredas tresarroyenses o acercándose a los medios de comunicación para compartir las iniciativas. Fueron muchas, reflejaron su versatilidad y talento.