Entrevista exclusiva a Estela de Carlotto: Un camino que se inició en 1977
En una reflexión sobre los 47 años de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto observó que “es mucho tiempo para esta tarea tan delicada y dolorosa. Sufrir la pérdida de los hijos, tener que encontrar los nietos que nacieron la mayoría de ellos en cautiverio y aún aquellos que cuando se encontraron los restos de la mamá embarazada, también ya los consideramos nietos encontrados nonatos, por supuesto. Pero que estaban en el amor de ese matrimonio que fue apresado, reprimido y asesinado”.
Han encontrado 137 nietos y estiman que “faltan alrededor de otros 300 para buscar. Nuestra intención es hallar todo”.
Entre quienes recuperaron la identidad se encuentra su nieto Ignacio Montoya Carlotto, quien nació en el cautiverio de su madre. Es hijo de Laura Carlotto y Walmir Montoya, ambos secuestrados y desaparecidos. Es el nieto 114.
Por su edad, si bien es la presidenta de la institución, “el trabajo efectivo lo hacen los miembros de la comisión directiva, que son nietos encontrados o sus hermanos muy preparados para todo lo que es modernidad de trabajo”.
Estela rememora que en los inicios de Abuelas, en 1977, “éramos poquitas, teníamos miedo, dolor y angustia. Llorábamos y rogábamos que nos dijeran donde estaban nuestros hijos y nietos. Nunca nos recibió el entonces presidente de facto, con toda la cantidad de criminales que lo rodeaban. Después nos fuimos enterando de los campos de concentración en todo el país”.
De las pioneras “quedamos tres. La vicepresidenta Buscarita Roa y la abuelita Rosa (Tarlovsky de Roisinblit) de 105 años”.
Con la perspectiva que da el paso de los años, manifestó que “ha sido terrible. Cuando escucho que algunos ponen dudas sobre lo que hizo la dictadura o afirman qué mentimos, pienso ¡qué maldad! Felizmente, estamos en la democracia más larga de nuestra historia. El último golpe de Estado tiene que ser el último, fue para muerte y dolor de todo un pueblo”.
Agradeció el apoyo internacional, en aquel tiempo tan duro, y dejó en claro que la misión continúa: “Hay que seguir”.