Entrevista a Martín Rodríguez Blanco
“El principal enfoque es acompañar, escuchar y generar en comunidad”
El director de Cultura, Educación y Derechos Humanos valoró la confianza y libertad con que puede desempeñar su función. En su análisis, dijo que en el municipio trabajan “con muchas ganas para lograr mejoras” y mostró satisfacción por el desarrollo de artistas tresarroyenses
Martín Rodríguez Blanco vive como director de Cultura, Educación y Derechos Humanos su primera experiencia en la gestión pública. Obtuvo “muchas herramientas” -tales son sus palabras- en el Club Español, donde “fui presidente durante dos períodos. Pude percibir los lazos que se pueden construir locales, regionales y nacionales”.
Sobre la mencionada entidad, subrayó que “siempre hicimos todo en equipo. Sucedí en el mandato a Héctor Somovilla, después tras mi presidencia continuaron Andrea Tolosa, Susana Fernández. Se conformó un grupo de trabajo con las mismas perspectivas e impulso en favor del desarrollo de la institución”.
Cuando recibió la propuesta de integrar el gabinete municipal, por parte del entonces intendente electo “Pablo (Garate) y Pity (Julio Federico)”, sintió un poco de incertidumbre ante el cambio. “Como artista había percibido la carencia en el estar presente de la Dirección de Cultura. Pero es muy lindo el desarrollo de la gestión, después de sentir el acompañamiento que tenemos de Pablo (Garate) y la libertad que nos brinda para actuar”, destacó.
En este sentido, Martín Rodríguez Blanco subrayó que “todos estamos por el mismo camino, con mucha intensidad de trabajo y las ganas de lograr mejoras por el bien del vecino. Siempre estando, escuchando y con áreas municipales abiertas donde la gente se puede acercar”.
También dejó en claro que “no siempre es económico el acompañamiento, el artista lo entiende. Pero como artistas somos seres emotivos y sensibles, es primordial. El principal enfoque es acompañar, estar, escuchar y generar en comunidad”. Esta misma línea se pone en práctica en las localidades, porque “desde el comienzo se planteó la necesidad de llegar con más presencia”.
Con énfasis, le otorgó relevancia a que “hay un montón de artistas tresarroyenses trabajando. Se hace una proyección en conjunto, no hay nada mejor que una propuesta se pueda desarrollar y tenga frutos hermosos”.
Como un aspecto valioso, hizo referencia a que “se agregó Derechos Humanos en la Dirección. Aunque hay organizaciones a nivel local que trabajan en este tema, no se contaba con una dirección a nivel municipal que las abrazara”.
Articulación
Si bien “todo amerita una renovación constante”, elogió al equipo de trabajo del área: “Me sirvió para aprender lo concerniente a la administración y gestión pública, encontrar respaldo, más allá de que yo entendía que había cosas por cambiar o algún funcionamiento que se debía aggionar”.
Describió puntualmente la labor de Tomás Paniga como coordinador del Centro Cultural La Estación; Sebastián Suhit; y la actual coordinadora del Museo Mulazzi, Nerina Vaini. “El equipo se ha podido consolidar desde mi impronta que es otorgarle seguridad, confianza, libertad. Un poco lo que manifiesta Pablo en cuanto a los funcionarios”, expresó.
Al asumir en diciembre de 2023, observó “cierta desarticulación con el Museo Mulazzi, más allá de que siempre dependió de Cultura. Lo mejoramos desde el comienzo, porque entendemos que el área lo conforman el Centro Cultural La Estación y el Museo Mulazzi, pertenecen directamente, además de todas las entidades relacionadas del distrito”.
Otro punto que considera importante es “formar parte de la red del Instituto Cultural de la provincia. No existía en Tres Arroyos, lo pudimos lograr y hoy estamos trabajando muy bien”.
El valor de participar
En los Juegos Bonaerenses, las disciplinas culturales se fueron modificando y ampliando. “Faltaba difusión. Tratamos de salir a cada establecimiento escolar y a las localidades a decirles ‘chicos tienen esta propuesta cultural’, recibimos una gran devolución. En 2024 creció un 50 por ciento la cantidad de inscriptos con respecto a 2023 y este año el 100 por ciento”, sostuvo.
Con alegría, recordó que “pudimos traer una medalla de oro y una medalla de plata. No lo hace la Dirección de Cultura sola, trabajamos con los docentes de artística, en bibliotecas, centros barriales, en el museo y en La Estación”.
Reflexionó sobre la “mayor cantidad de gente que tras la pandemia, se volcó un poco más a la sensibilidad del arte para sostenerse”, así como mostró gratitud por la tarea de los docentes y de alumnos.
Del mismo modo, dijo que “si abrimos el abanico, hay artistas locales que se proyectan a nivel mundial y eso está buenísimo”.
Encuentros populares
La Dirección de Cultura, Educación y Derechos Humanos, con otras áreas del municipio, busca que “cada localidad en nuestro partido tenga una fiesta que la identifique. Con una mirada turística, el distrito cuenta con mar, pero también muchos otros atractivos naturales y turísticos que se destacan a nivel provincial y nacional”.
Son espacios además para “reconocer al artista local y potenciarlo en estas fiestas populares, con tanto impacto en cantidad de gente”. Al respecto, mencionó que “es un punto de partida para que los convoquen desde otras fiestas. Y hemos podido incorporar a la agenda cultural de la provincia a muchos de los artistas tresarroyenses”.
Del mismo modo, Martín Rodríguez Blanco indicó que la Feria Nacional de Artesanos en su 25ª edición “tuvo una renovación. La hicimos en el Polideportivo, que nos brinda todas las comodidades. Con el cuidado pertinente se pueden hacer un montón de cosas. Hubo más de 100 expositores y la recorrieron aproximadamente 6000 personas en los tres días de realización. El artesano local fue el anfitrión de muchos artesanos regionales y provinciales que se acercaron”.
En la misma línea y “corrigiendo aquello que no salió del todo bien como pensábamos, e incorporando nuevas ideas”, se organiza la próxima edición que tendrá lugar el 15, 16 y 17 de agosto.
En relación con la Fiesta del Trigo, señaló que “demanda mucho trabajo, planificación, diálogo, coordinación. Darle a los artistas el escenario con las mejores condiciones, que se sientan parte de la fiesta de todos los tresarroyenses”.
Habló de algunos cambios en la primera edición que se organizó con el actual gobierno municipal: “En tres meses mucho no se podía modificar”, pero “después tuvimos un año para agregar propuestas que sabíamos que iban a funcionar”.
Finalmente, opinó que “no queremos que todo sea lineal, sino que tenga matices. Es muy subjetivo el arte y la cultura, lo que a algunos les puede gustar mucho, a otros no tanto. Trabajamos para que todo sea distinto y mejor. Con la premisa además de que al artista local hay que devolverle -y reconocer- lo que te da”.
Salones de arte
Martín Rodríguez Blanco dijo que “hemos tratado de rescatar” el Salón Mariquita Sand, que forma parte de la programación de la Fiesta del Trigo. “Sentimos que estaba camuflado dentro de los festejos -sostuvo-. Logramos darle difusión a través del Instituto Cultural de la provincia y el resultado fue muy bueno. Si bien tenemos la posibilidad de traer algún jurado foráneo, le damos espacio a jurados locales que se lo merecen por su destacada labor y experiencia”,
El año pasado se llevó a cabo la 15ª edición del Salón Nacional de Dibujo y Pintura José Rodrigo. “En una etapa anterior, hubo una o dos ediciones que no se hizo. Nos identifica como tresarroyenses. Es central trabajar toda la parte visual de la cultura local y apreciar que las esculturas no son meros monumentos sino parte de la obra pública de la ciudad”.
Treinta años después, en el lugar donde se inició con la danza
Los inicios de Martín Rodríguez Blanco con la danza se produjeron a los 7 años, en el mismo sitio donde trabaja actualmente, en la ex estación del ferrocarril. “No estaban ni los planos del Centro Cultural. Era la estación vieja abandonada, una parte nos habían dado en ese momento para el ballet municipal. Comencé de la mano de Berta Mangas y Chiche Torrilla, un gran ballet”, rememoró.
Se remontó a ese tiempo “cuando mi mamá me traía y cruzábamos el predio de las vías por el pasto, con mi hermano. Todos los días trabajo de cara al lugar por donde yo venía caminando cuando era chico a tomar las clases, los viernes a las cinco y media de la tarde”.
Pasó a ensayar luego tres veces por semana, comenzó a tomar clases de danza clásica, se sumó un cuarto día en el que “me permitían salir de la escuela, porque iba a Bahía Blanca a cursar con el Ballet del Sur”.
Tiene 37 años, por lo cual está vinculado a esta disciplina artística que lo apasiona desde hace tres décadas. Tras la infancia “uno se proyecta. Empieza a jugar en mi vida Bahía Blanca, Buenos Aires, Julio Bocca, Tandil, un montón de experiencias que me traen a este presente. Berta y Chiche me han acompañado hasta que dejaron este plano, siguen siendo referentes, fueron mis consejeros. Siempre los tengo presentes, me dijeron cuando más lo necesitaba ‘si dale, vos podés’, ‘andá a tal lugar que tienes que tomar este tipo de danzas también’. Me ayudaron a generar esta inquietud constante que tengo y la motivación de seguir con un proceso de descubrimiento”.
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