Enquinchados para contener el barranco en Dunamar
Con la idea de evitar que “que se derrumbe” el abrupto recorte de arena ocasionado por la marejada del 23 de junio sobre la costanera del barrio parque, se colocaron dispositivos para recuperar el sedimento en la playa. El subsecretario de Gestión Ambiental, Gabriel Francia, le contó su estrategia a La Voz del Pueblo
Por Fernando Catalano
La erosión costera es un desafío creciente en varias playas de la costa atlántica, y Claromecó no una excepción. Para enfrentar el problema que se hace visible en los sectores céntricos y especialmente en Dunamar, el municipio puso en marcha un proyecto de recolocación de enquinchados que conduce el biólogo marino y actual subsecretario municipal de Gestión Ambiental, Gabriel Francia.
El sistema se viene aplicando desde hace diez años, demostró que funciona, pero en los últimos años se le dejó de aplicar con rigor un mantenimiento a la estructura y –especialmente- no se devolvió más la arena que estos acumulan hacia la playa.
En declaraciones a La Voz del Pueblo, Francia contó qué estrategia puso en marcha, después que los antiguos enquinchados fueran tragados por la marejada del 23 de junio último.
El funcionario dejó en claro que concentra sus objetivos y expectativas en esta intervención –por sobre otras para recuperar arena- que busca salvaguardar el perfil de las playas y las infraestructuras cercanas.
Un barranco que amenaza
La situación más crítica se localiza en Dunamar, donde el barranco presenta una pronunciación “muy grande” y “magnificada”. Francia recordó que en su momento la costanera de este tramo del barrio parque se construyó con una altura que hoy triplica la que debería tener. Esa situación sumada a un problema judicial de años atrás con un frentista, complejizó la situación actual.
“Lo que procuramos es evitar que esa barranca se siga pronunciando, acentuando, queremos evitar el derrumbe”, afirmó el funcionario. Y contó en esa misma línea que la prioridad inmediata es proteger los baños públicos, cuyas bases fueron reforzadas por el equipo de planeamiento.
Enquinchados perpendiculares
El proyecto arrancó en Dunamar con la instalación de “enquinchados cortos y perpendiculares a la costanera”. Francia explicó la funcionalidad específica de esta orientación a partir de la acción de los vientos predominantes del sudoeste y oeste que son los que se espera que “empiecen a devolver esa arena que está en los bancos de arena hoy sumergida”.
Observó que al ser perpendiculares los enquinchados actúan como una barrera. “La arena que viene con esa orientación, de alguna manera la dirección es norte sur, rebota en el quinchado, frena la energía cinética del granito de arena. Este se deposita ahí, obviamente pierde energía, entonces cae y se desplaza hacia el norte”, describió el subsecretario.
El objetivo es acumular arena cerca de la barranca, creando una “base de arena fundamental para evitar el derrumbe”.
Una estrategia evolutiva
Una vez que se establezca esta base de arena, la orientación de los enquinchados cambiará a una dirección de “noreste a suroeste”. Francia destacó que la situación en Dunamar es “muy diferente” a la de Claromecó donde no será necesario utilizar enquinchados perpendiculares porque “respetó, con su costanera, la barranca natural, el espaldón de playa”. Esto significa que Claromecó no debería enfrentar un “peligro de invasión del mar en el mediano plazo”, a diferencia de Dunamar.
Un método sostenible
El equipo de trabajo, formado por “chicos que están trabajando con formación de alambradores facilita el trabajo”, demostró trabajar “muy bien y muy rápido” en la ejecución de las obras.
Francia subrayó la importancia de generar conocimiento y la necesidad de experimentar en este tipo de proyectos, con la validación de expertos como Iñaki (Federico) Isla, de Mar del Plata.
Uno de los pilares de esta iniciativa es su bajo impacto ambiental. Francia enfatizó que este es “el método más e menos nocivo en cuanto a la huella de carbono,” ya que no implica grandes movimientos de maquinaria ni traslados de arena a largas distancias, una opción que, aunque recomendada por Isla, le parece “poco viable” debido a la enorme cantidad de camiones que se necesitarían y el impacto ambiental asociado a la extracción de arena de la arenera municipal.
“Yo le tengo fe más al enquinchado. Trabajar con arena que todavía está disponible en playa y cambiar un poco el perfil de playa que generar una acumulación, después proceder a cierta fijación natural, no fijación de tamarisco, quiero aclarar”, explicó Francia.
La visión a largo plazo incluye la fijación natural de la arena mediante plantas nativas como la Espartina, una “gramínea natural nativa que soporta la sal, la invasión del mar, el viento y es una planta pionera”. Esta planta, a diferencia del tamarisco, no genera una “acumulación excesiva de arena” ni produce “un médano donde no lo había”. De hecho, ya se había utilizado en Dunamar, apuntó el funcionario.
Expectativas
Aunque los movimientos de arena son limitados en invierno debido a la humedad, Francia es optimista respecto a los próximos meses. “Yo creo que se va a empezar a ver movimiento de arena así como más significativo a partir de octubre o noviembre”, dijo al proyectar esperando que las condiciones climáticas de primavera (sol y viento más seco) faciliten la circulación de la arena de playa.
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