El viaje de vuelta a Malvinas y un compromiso con la memoria
Volver a las islas en tiempos de paz fue el motivo de una charla que ex combatientes tresarroyenses mantuvieron con estudiantes del profesorado de Inglés del Instituto 33. Además se descubrió la geolocalización que indica cuántos kilómetros separa a la entidad del archipiélago
En una jornada dedicada a reafirmar los derechos de soberanía sobre las Islas Malvinas, el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº33 de Tres Arroyos fue el escenario de un conversatorio brindado por dos ex combatientes locales, José Luis Gómez y Mario Ielmini, junto a estudiantes del profesorado de Inglés, y que fue acompañado por el Colectivo Cultural Malvinas Siempre.
El foco de su presentación se centró en una experiencia particular; su regreso a las Islas Malvinas en el año 2010 junto a otros ex combatientes de la ciudad, pero varios años después, en tiempos de paz, tal como lo planteó la institución educativa.
Los veteranos son miembros de un grupo de ex combatientes tresarroyenses que emprendieron aquel viaje, y en una breve entrevista con La Voz del Pueblo explicaron las profundas motivaciones que los impulsaron a volver a las islas casi tres décadas después del conflicto.
Una mochila pesada
Mario Ielmini relató que la idea de regresar surgió al ver que el tiempo pasaba y el viaje de vuelta se hacía cada vez más distante. Había un deseo de ir “sin pasaporte” y, sintiendo entonces que los años transcurrían, se tomó la decisión de viajar en 2010.
En su caso la experiencia de volver representaba un intento de “sacarme una mochila que nos llevamos encima”. Buscaba quitarse un peso de lo vivido. Ir a Malvinas les permitió recorrer más las islas, ver lugares de combate, como el famoso “callejón de la bomba”. Este recorrido era parte de ese proceso de “sacar una mochila”.
En tanto para José el viaje implicaba “cerrar eso que había quedado abierto”. La ida a la guerra fue “en forma compulsiva” y el desalojo de las islas también lo fue. Por lo tanto, regresar en 2010 fue un acto de “voluntad”. Además fue una manera de “homenajear un poco a nuestros veteranos” y a la gente que quedó en Malvinas. José señaló que su decisión de regresar fue influenciada por charlas con el psicólogo social tresarroyense Daniel Gago, quien le hizo ver que visitar el lugar y hablar sobre Malvinas en actos era una forma de honrar a los caídos.
Gago, sabiendo de la existencia de veteranos en Tres Arroyos y preocupado por la falta de asistencia que tenían, se ofreció voluntariamente a organizar charlas. De estas charlas, según José, surgió la definición de su ida a Malvinas en 2010.
Malvinizar
Observando las Malvinas en perspectiva, desde la distancia del tiempo transcurrido y la experiencia de la visita de 2010, Mario Ielmini afirmó que las islas “siguen significando lo mismo que en aquel tiempo”. La razón es contundente; “allá quedaron compañeros míos”.
Su perspectiva se mantiene inalterable. “Las Malvinas nunca van a dejar de ser Argentina”, “nunca vamos a renunciar a eso”, y se debe seguir “en esa línea”, sostuvo. Esta convicción es la que los motiva, entre otras cosas, a dar charlas en los colegios, para que el tema siga siendo relevante para las nuevas generaciones.
Los ex combatientes subrayaron la importancia de hablar de Malvinas y de lo que llaman “Malvinizar”, en contraposición al fenómeno de la “desmalvinización”. Consideran que siempre es importante abordar el tema.
José Luis Gómez destacó que Malvinas es hoy en día una de las pocas cosas que “une a los argentinos”. Al hablar de las islas, “no hay ideología política pareciera, estamos todos de acuerdo”, cumpliendo así un “rol importante”. Para ellos, es fundamental que la causa “no se pierda y no se olvide”.
Mencionaron ejemplos recientes de esta visibilidad, como los carteles que se colocan en los colegios, referidos a la geolocalización, y la repercusión de la canción para la Scaloneta con “los chicos de Malvinas que jamás olvidaré” que surgió durante el Mundial.
Esta frase, que asoma como espontánea en la letra, demostró cómo el tema resurge y llega a los jóvenes.
La charla en el Instituto 33 se enmarcó así en un compromiso por mantener viva la memoria de Malvinas, a través del testimonio directo de quienes vivieron el conflicto y, años después, tuvieron la oportunidad y la necesidad de regresar para cerrar heridas, reafirmar un sentimiento de soberanía que consideran inquebrantable, pero también ver a las islas con otra mirada, la de los años que pasaron y en paz.
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