El síndrome de la autoexigencia en el liderazgo
Por Martina Lasaga (*)
Durante años, muchos profesionales hemos caído en la trampa de creer que nuestro valor se mide por la cantidad de tareas que podemos manejar simultáneamente. Nos convencimos de que no pedir ayuda era señal de capacidad y que quedarnos después de hora demostraba compromiso. Pero la realidad es otra: eso que llamamos compromiso suele ser autoexigencia disfrazada.
Este patrón de comportamiento, tan común en entornos corporativos y emprendedores, tiene un nombre: el síndrome de la autoexigencia. Y sus consecuencias van mucho más allá de una simple sobrecarga laboral.
La autoexigencia en liderazgo se refiere a la capacidad de establecer altos estándares personales, mantener disciplina en el cumplimiento de objetivos y ejercer un control riguroso sobre el propio desempeño. Detrás de un líder autoexigente se esconde esa búsqueda constante de la excelencia personal que se proyecta hacia el equipo y que se transforma en un problema cuando se lleva hacia extremos o conductas tóxicas.
Diferencia entre autoexigencia saludable y tóxica autoexigencia saludable
-Motivación intrínseca por la mejora continua
-Estándares altos pero realistas
-Aceptación constructiva del error
-Balance entre resultados y bienestar
-Flexibilidad para adaptarse
Autoexigencia tóxica
-Perfeccionismo paralizante
-Estándares imposibles de alcanzar
-Autocrítica destructiva ante errores
-Esfuerzo excesivo del bienestar personal
-Rigidez extrema
Características del líder autoexigente competencias personales
-Autodisciplina: Capacidad de mantener hábitos y rutinas productivas
-Autoconciencia: Conocimiento profundo de fortalezas y debilidades
-Autorregulación: Control emocional en situaciones de presión
-Resiliencia: Capacidad de recuperarse ante adversidades
-Orientación al logro: Impulso constante hacia objetivos desafiantes
Comportamientos observables
-Establece metas claras y medibles
-Mantiene altos estándares de calidad
-Busca feedback constante
-Invierte en desarrollo personal continuo
-Asume responsabilidad por resultados
-Modela el comportamiento deseado
Impacto de la autoexigencia en el liderazgo
1) Efectos Positivos
-En el Líder: Mayor credibilidad y respeto del equipo; desarrollo acelerado de competencias; mejores resultados organizacionales; satisfacción personal por logros alcanzados; construcción de una reputación sólida
-En el Equipo: Elevación de estándares grupales; cultura de excelencia; mayor compromiso y engagement; desarrollo de capacidades del equipo; mejora en resultados colectivos
2) Riesgos y Efectos Negativos
-En el Líder: Burnout y agotamiento; estrés crónico; aislamiento social; pérdida de perspectiva; decisiones impulsivas por presión
-En el Equipo: Presión excesiva sobre colaboradores; ambiente de trabajo tóxico; miedo al error y falta de innovación; alta rotación de personal; deterioro del clima organizacional
¿Cuáles son las señales de alerta?
-Deterioro en la salud física o mental
-Aislamiento del equipo o pares
-Toma de decisiones impulsivas
-Disminución en la creatividad
-Aumento en conflictos interpersonales
Así la autoexigencia excesiva se manifiesta de formas sutiles pero peligrosas. Nos encontramos colapsando por dentro mientras por fuera todo parece normal. Lo más paradójico es que, en muchos casos, nadie nos está exigiendo realmente ese nivel de esfuerzo sino que somos nosotros mismos quienes nos imponemos expectativas imposibles.
Como directivos y líderes, esta tendencia se intensifica. Sentimos que debemos dar el ejemplo, estar disponibles constantemente y resolver cada problema que surge. Nuestra mente nunca descansa, nunca está satisfecha.
Según estudios recientes, la autoexigencia excesiva puede volverse desadaptativa y disfuncional, generando problemas que afectan tanto nuestra salud mental como nuestro desempeño profesional: agotamiento crónico y burnout, disminución de la creatividad y capacidad de innovación, deterioro de relaciones personales y profesionales y pérdida de perspectiva sobre lo verdaderamente importante.
En definitiva, lo más preocupante es, que este comportamiento suele ser valorado y hasta recompensado en muchas culturas organizacionales, donde se confunde la autoexigencia con la excelencia, algo que debemos modificar si no queremos terminar colapsados.
(*) La autora es licenciada en Economía (egresada de la UNS). Con especialización en Economía del Comportamiento (UCEMA) y Neurocoaching. Experta en Bienestar y Felicidad Organizacional (Universidad de Nebrija, España).