“El fentanilo dio mal”
Las conversaciones están incorporadas a la acusación fiscal contra los detenidos, entre ellos Ariel García Furfaro, dueño de HLB Pharma. “Escondan todos los reactivos vencidos”, se pide antes de una inspección anticipada
Algunas de esas comunicaciones son explosivas. Literal. En un intercambio entre técnicos y responsables del laboratorio, en el contexto de la manipulación y almacenamiento inadecuado de reactivos y sustancias químicas, uno de ellos dice: “Pudo haber explotado eso tranquilamente”, se refiere a Laboratorios Ramallo, el lugar en donde el 18 de diciembre de 2024 se fabricó el lote 31202 de fentanilo contaminado.
Los chats forman parte de la acusación que realizó el Ministerio Público Fiscal, a través del cual se le solicitó al magistrado la detención de diez personas, entre ellos la familia García Furfaro, directores técnicos y personal de mantenimiento.
Los chats también describen la falta de pintura, la imposibilidad de producir medicamentos porque escondieron drogas (reactivos) vencidas, su exposición al sol y la lluvia, y el riesgo de explosión:
• “Escondieron todos los reactivos vencidos así que no tengo para preparar la fase móvil”.
• “¿Usted sabía que dejaron todos los reactivos afuera abajo de la lluvia?”.
• “Y el sol que estuvo haciendo”.
• “Pudo haber explotado eso tranquilamente”.
• “Y con el agua capaz la mitad de las cosas se echen a perder”.
• “Lo de la pintada no avisaron nada, son de terror…”
• “Pintaron hasta la puerta de control”.
Lo de la pintura era porque se enteraron que llegaría una inspección del INAME y “el piso está descascarado, hay que pintar todo”.
Una vez más, el personal describe la improvisación y falta de previsión para tareas de control ambiental y de insumos, como el ocultamiento de sustancias vencidas y los riesgos derivados de las malas prácticas.

Entre los mensajes resaltados en amarillo por los investigadores judiciales se destacan:
- “Me llamó Diego (García, hermano de Ariel) y me dijo que la semana que viene hay inspección desde ANMAT”. La autoridad sanitaria debe realizar inspecciones sorpresa para corroborar las verdaderas condiciones en las que se fabrican los fármacos que serán utilizados por los pacientes.
- “Estamos al horno. Y bueno, habrá que pelearla”.
- “El fentanilo dio mal, hay que repetirlo mañana. Quedan dos ampollas en la heladera, envueltas en aluminio. Necesito que a primera hora dos analistas distintas hagan el ensayo. Curva nueva con un nuevo reactivo, endo y agua. Usen el último registro que ingresó”.
- “Como dijo Vicky, faltan definir varias cuestiones para poder armar algo. Ya todos sabían que esa producción se hizo en el aire con respecto a lo documental. Hay que armar todo de cero entre todos los involucrados”.
- “¿Ven a lo que voy de hacer cosas dibujadas? Después nos pasan estas cosas. Por favor, no dibujemos más y cada vez que hagamos algo aseguremos de tener la información necesaria mínima”.
- “Sí, mañana vamos a tener que hacerlo todos juntos lo más rápido posible para poder mandarlo”.

Esa conversación se estableció el 26 de diciembre de 2024, exactamente ocho días después de la fabricación del fentanilo contaminado.
En esos chats queda claro que parte de la documentación de los batch record, esto es, la trazabilidad de la elaboración del producto, los análisis que se realizaron sobre los insumos y del medicamento terminado, antes de salir a la calle, fue elaborada después de su fabricación y cuando el escándalo ya se conocía.
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