El Cabo Auzmendi está feliz por sus hijos: “Crecieron en el fútbol con humildad”
Brilló como delantero de Deportivo Independencia, club del que también fue director técnico. Su hijo mayor Agustín, de 28 años, se destaca en Godoy Cruz y Rodrigo, de 24, en Banfield. Dice que “lo más gratificante es lo que reflejan como personas”
Por Alejandro Vis
La pelota de fútbol tiene un lugar central en la familia Auzmendi, en Adolfo Gonzales Chaves. Claudio, el Cabo como le dicen amigos y allegados, fue un delantero referente de Deportivo Independencia (vistió también las camisetas de Huracán Ciclista y Ferro de Tandil) y ahora disfruta del presente de sus hijos Agustín y Rodrigo.
Agustín, a los 28 años, forma parte del plantel de Godoy Cruz en Mendoza, mientras que Rodrigo, de 24 años, integra el equipo de Banfield.
“Estoy muy contento”, expresa en una conversación con La Voz del Pueblo. El club anterior de sus dos hijos fue Motagua, en Honduras: “Agustín vino en febrero y Rodrigo en junio. Salieron campeones en 2024 y fueron goleadores en un torneo cada uno: primero Agustín y luego -cuando su hermano ya estaba en Argentina- Rodrigo”.
El rival clásico de Motagua es Olimpia, cuyo técnico era Pedro Troglio. “Le gusta como juega Rodrigo y lo trajo a Banfield”, recuerda. Es un camino que “está dando sus frutos. Sé las condiciones que tienen los dos, como se dedican en la parte física, se cuidan con las comidas. Son muy profesionales”.
Entre los partidos más recientes, Agustín le convirtió dos goles a River en el Monumental -uno de penal- en la derrota por 4-2 y Rodrigo fue autor de un gol -además dio una asistencia- en el triunfo de Banfield de local ante Estudiantes por 3-2.
Las fecha siguiente del Torneo Clausura, los dos equipos tuvieron el mismo resultado adverso 2-0: Godoy Cruz ante Vélez, el último lunes, y Banfield el domingo pasado en su visita a la Bombonera. El equipo mendocino había sido eliminado de la Copa Sudamericana, al perder 1-0 de local ante Mineiro.
El último viernes, Banfield se recuperó en su casa, donde se impuso a Tigre 1-0, mientras que Godoy Cruz mañana será recibido por Platense.
Lo más valioso
Claudio muestra satisfacción porque “los chicos son muy humildes. Enseguida generan amistades, se hacen querer. En lo futbolístico les va muy bien, me alegra muchísimo. Y lo más gratificante es lo que reflejan como personas”.
Hicieron las divisiones inferiores en Independencia, siguiendo los pasos de su padre. “Agustín se fue a los 16 o 17 años al club Acassuso, en San Isidro. Allí cursó el último año del secundario. Salió goleador en quinta y cuarta categoría”, rememora. Luego integró los planteles de Jaguares de Córdoba, en Colombia; Olancho, en Honduras; y como se indicó, Motagua.
Rodrigo “cruzó el charco” porque tuvo como destino el club Plaza Colonia, de Colonia del Sacramento, Uruguay, cuando tenía 18 años. “Es un equipo de Primera y poco después se fue a Porto, en Portugal, estuvo en el Sub-19 que juega la Champions, como los grandes”, puntualiza. Por la pandemia de Covid, se interrumpió el torneo y debió regresar a la Argentina. Posteriormente, antes de su experiencia en Motagua, Rodrigo jugó en inferiores y tercera de Gimnasia de La Plata, y durante dos temporadas formó parte de San Marcos de Arica, en Chile.
En la cancha
Cuando Claudio era delantero de Independencia, llevaba a Agustín “a todos lados, más allá de que era chico”. Se retiró en 2006 y menciona que “al único lugar donde él no fue, por decisión mía, es cuando jugamos con Racing de Olavarría en Tandil, ese día metí el gol desde mitad de cancha. No lo dejé ir porque se hablaba mucho de la hinchada que había tenido problemas, por precaución”. Agrega, sonriendo, que “siempre me lo echa en cara”. Rodrigo en cambio era muy pequeño, lo vio jugar poco a su padre.
Ambos heredaron la vocación goleadora. El menor de los hermanos “fue casi siempre delantero. Y Agustín -cuando yo los dirigí en inferiores- tenía más la posición de enganche, aunque a veces también se ubicaba más arriba. Salimos campeones en dos oportunidades”.
El Cabo Auzmendi compartió una dupla ofensiva notable con Emanuel Landa. “Eramos muchos chicos del club. A veces llegaba algún refuerzo, pero pocos, como cuando vino Martín Giménez o Carlos Tavernini que se quedaron en el pueblo. Estuvo el Gallego Del Río jugando con nosotros. El que entraba sabía cumplir la función, no se notaba cuando había reemplazos. Estaba mi hermano Manolo (Marcelo). También Di Rocco, Fonte, Vilanova, Caprile, el Poroto Marcelo, entre otros; y los años anteriores Mario Marcelo. Cuando yo arrancaba compartí plantel con el Cata Aranzabe y el Gallego Alvarez”.
Una tragedia
En tiempos en que Agustín jugaba en Acassuso, se produjo una tragedia familiar en Gonzales Chaves. Claudio estaba separado, se incendió la casa donde residía Rodrigo: “Falleció uno de los hermanitos de ellos. Rodrigo pudo salvar al más chiquito, que tiene una discapacidad”.
No era un hijo de Claudio, si bien tenían un vínculo. “Les quedó marcado, en su momento no querían jugar más al fútbol, después dijeron que por el hermano lo iban a hacer todo”, expresa.
Al contar esta vivencia tan dura, reitera el valor de la humildad: “Es lo principal, ser buena persona”. Considera que “se han esforzado y dedicado mucho. El fútbol tiene su parte de suerte también, ellos son delanteros y ahora que están metiendo goles, no hay que extrañarse que el día de mañana los lleve otro club más grande”.
La familia y el trabajo
Formó una nueva familia con Norma y tienen dos hijos: Lautaro de 19 años y el hermano de 15, Imanol. Cuenta que “Lautaro se rompió una rodilla y luego la otra, no pudo seguir, jugaba en Independencia. Estudia kinesiólogo deportivo en Mar del Plata”. Imanol es integrante de la tercera división en Huracán Ciclista.
En consecuencia, es papá de cuatro varones: Agustín, Rodrigo, Lautaro e Imanol.
Posee una carnicería, cuando puede viaja para tomar contacto con alguno de sus hijos, pero los horarios de comercio son amplios y hay que estar detrás del mostrador.
Es una historia de fútbol que ahora escriben las generaciones posteriores, los dos jugadores de la Primera División de AFA que -como su padre lo hacía a nivel local y regional- generaron una muy buena relación con el gol.

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2007
Año en que Claudio Auzmendi fue director técnico de Deportivo Independencia. En esa temporada, el equipo salió campeón por última vez
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Referentes
Al mencionar a los formadores de fútbol que tiene muy presentes, señala que “cuando yo era chico, estaba Enrique Ferrario. Adónde iba él, lo seguíamos. Después Quique Alfonsín y Carlos ‘Cabeza’ Méndez fueron técnicos que me han enseñado mucho en Independencia”.
En cuando a los dirigentes, hace referencia a “Oscar Celestino García, nos llevaba a los provinciales, íbamos a jugar afuera u organizaba encuentros en Chaves. Se trabajaba mucho en inferiores”.