Dejarán impresa la historia de Marisol en el Archivo Histórico Provincial
Será a partir de la exposición que realizará entre hoy y mañana, la escritora de Oriente, Gloria Fernández, al participar del vigésimo Congreso de la Historia de los Pueblos, en La Plata. En una entrevista con La Voz del Pueblo habló de su participación y compartió aspectos de la rica historia del destino de playa dorreguense
La escritora y vecina de Oriente, Gloria Fernández, participará desde este miércoles en el marco del 20º Congreso de la Historia de los Pueblos y el Centenario del Archivo Histórico de la ciudad de La Plata, donde presentará “Balneario Marisol de la nada al Paraíso”, inspirada en el mismo título del libro que escribió y le dedicó al destino de playa del distrito de Coronel Dorrego.
La autora que vive en Oriente y que pasa desde siempre los veranos en Marisol, preparó un trabajo especial para este congreso en el que debe exponer sobre “Pueblos Originarios y Poblamiento”, un punto de vista desde el que puede hacer un buen aporte producto de la investigación hecha para su libro.
Hay que destacar especialmente que la participación de Gloria en este congreso es exclusivamente particular, motivada por “el orgullo” que le genera llevar el nombre de Marisol a un evento de éstas características.
De la arena al paraíso
Fernández explicó que su trabajo buscó narrar la historia de Marisol, desde su nacimiento hasta su contexto geográfico, cultural y social, incluyendo la fauna, la flora, las instituciones y la gente. La importancia de su exposición de este miércoles en La Plata se da en que, una vez impresa, quedará en el Archivo Histórico de la provincia de Buenos Aires.
Le explicó a este diario que Marisol se diferencia de otros pueblos del interior que suelen surgir al lado de una estación de ferrocarril, y que su origen es una historia de “visión y lucha contra la naturaleza”.
“Nació en la década de 1940, en una época post-Segunda Guerra Mundial, marcada por la llegada masiva de inmigrantes y el auge del turismo en la costa atlántica argentina”, contó.
El impulsor de Marisol fue David Mathov, un visionario que había trabajado previamente en la fundación y urbanización de Villa Gesell, junto a Carlos Gesell.
Apoyado en esa experiencia buscó un espacio para replicarla y encontró una generosa porción costera que daría vida a Marisol. En ese entonces era “nada, era campo”.
Describió Gloria –como lo cuenta en su libro- que el acceso era casi imposible; solo se llegaba a caballo, y para alcanzar el mar desde Tres Arroyos, había que cruzar el río en una balsa. Incluso recordó que Mathov le puso “Playa Marisol” a su propiedad, nombre que ya usaba para su inmobiliaria con la que vendía lotes en Villa Gesell.
Urbanizar entre médanos
Una vez adquirido y loteado el campo, aquel empresario inmobiliario inició una dura batalla para lograr forestar entre los médanos más salvajes de la costa atlántica. “Luchar con la naturaleza fue muy, muy difícil”, dijo Gloria que incluso resaltó que hubo momentos en que se pensó en abandonar el proyecto.
A diferencia de otros balnearios, la fijación de médanos y la forestación en Marisol fue un esfuerzo largo y, en gran parte, comunitario. “En las décadas de 1960 y 1970, familias enteras, convocadas por clubes como el de Oriente o Quequén, iban en camiones a plantar árboles para fijar las dunas”, mencionó la escritora en relación a un trabajo que los vecinos de entonces hicieron de manera “solidaria”.
“Ponían 20 plantines y se secaban 18, pero volvían año tras año con una fuerza inquebrantable. Este esfuerzo permitió ir ganando terreno y buscando espacios para edificar, aunque por muchos años el centro de Marisol estuvo a unas quince cuadras del mar debido a los vientos y la constante movilidad de los médanos”, describió la vecina de Oriente que dejará plasmada la historia de Marisol en las páginas del Archivo Provincial.
Un aspecto que Gloria no dejó de lado fue reconocerle al ingeniero Jorge Rivera un rol fundamental para lograr forestar las playas de Marisol.
Contó que a principios de los años ‘70 y por casi 25 años, le dedicó su vida a la forestación de la localidad balnearia, trabajando como ingeniero agrónomo, contratado por el municipio y como subdelegado.
Recordó que fue el responsable de ampliar desde el punto de vista urbano a Marisol y con calles abiertas sin peligro de arena o agua. Incluso él mismo sembraba sus propios plantines de tamariscos con “costo cero”.
Preservar su esencia
Al ser consultada sobre cómo imagina el futuro de Marisol, Gloria expresó a este diario su esperanza de poder ver que siempre “se conserve su esencia. Que crezca quizás un poquito más en infraestructura, en emprendimientos, que tenga un crecimiento, pero que conserve su esencia”, sostuvo al finalizar.