Cristian Graf se presentó ante la Justicia por la muerte de Diego Fernández Lima, enterrado en su casa de Coghlan
La reacción de Graf ante una pregunta incómoda
Luego de asistir a la fiscalía, ubicada en Avenida De Los Inmigrantes 1950, Graf regresó a su casa de Cohglab y rechazó las acusaciones en su contra. “¿Fuiste quien asesinó a Diego Fernández?“, le consultó la periodista Mercedes Ninci, cronista del programa ”Mujeres argentinas” (El Trece), mientras Graf ingresaba al domicilio acompañado por su pareja y otro hombre.
Ante la pregunta, el principal sospechoso de haber asesinado a Fernández Lima intentó apartar el micrófono y respondió con un tajante ”¡Noooo!”.
En medio de los reiterados intentos de la cronista por conseguir más testimonios, Graf cerró la reja que da a la calle e ingresó a la propiedad.

El día de su desaparición, el joven asistió a clases por la mañana, almorzó en su casa con su mamá Irma y después pidió plata para ir a la casa de un amigo que vivía a pocas cuadras. Esa fue la última vez que su madre lo vio: a lo largo de estos 41 años, la mujer nunca dejó de buscarlo ni desconectó su teléfono de línea esperanzada con que su hijo, algún día, vuelva a llamar.
Cuando se supo que Diego no aparecía, un conocido de la familia aportó un dato clave que hoy toma relevancia: esa misma tarde, poco después de que el adolescente se fuera de su casa rumbo a lo de un compañero, dijo que lo vio en la esquina de Monroe y Naón y le gritó. Ese es el último rastro que hay de él.
El cuerpo de Fernández Lima apareció enterrado en mayo de este año, más de cuatro décadas después, a unos 800 metros de esa intersección donde el testigo dijo haberlo visto. Son unas cinco cuadras largas.
Sus restos estaban enterrados en el jardín de un chalet ubicado en Congreso 3742, donde en ese momento vivía Cristian Graf, uno de los compañeros de clase de la víctima y hoy principal sospechoso de la muerte. Su familia aún habita ese domicilio.