Con una importante misión a la Antártida
Andrés Britez, especialista en balizamiento de la Armada Argentina y claromequense de corazón, se embarcó para vivir una nueva experiencia, en el continente blanco. Días antes de su partida, dialogó con este diario sobre su formación y sobre los trabajos que le esperan allí
La vocación de servicio y el acompañamiento de la familia han ayudado para que Andrés Britez tenga una extensa carrera dentro de la Armada Argentina, repleta de importantes experiencias por todo el mundo. Lo que también lo llevó a vivir a Claromecó para custodiar a uno de los símbolos más valiosos de nuestro distrito, el Faro.
A mediados de enero se embarcó en una nueva aventura y partió en el Aviso ARA Estrecho San Carlos para cumplir la Misión Antártica. Antes de su llegada al continente blanco, mientras hacía el paso por Ushuaia junto a sus compañeros, La Voz del Pueblo dialogó con Britez sobre cómo comenzó este camino.
Una vez que salió de Escuela de la Armada Argentina y se recibió, “me tocó por mérito, por las notas y los estudios hacer el viaje de la Fragata Libertad, que hicimos una vuelta por América del Sur, América del Norte, Europa y volvimos para estos lados. Después nos quedamos en la central nuestra, que es en Buenos Aires, y ahí ya me trasladé con mi familia. En ese momento, estaba compuesta por mi señora y por Lucas, muy chiquito él porque nació cuando yo estaba en la Fragata”, recordó al inicio.
Luego de estar dos años en la central, pasó al Faro Recalada para trabajar en su pintura ya que arribaba a los 100 años. “Y una vez que estuve ahí, salí del pase a Puerto Grande, a Punta Alta, y ya radiqué la familia en Bahía Blanca nuevamente”.
Una vez en aquella base, “realizamos lo que es balizamientos de entada y salida del puerto de Bahía Blanca. Y después de ahí, me fui a un faro que está en la península Verde, que tiene un poco de historia porque es medio inhóspito, que está a 70 kilómetros de Mayor Buratovich”. Aquel lugar “tiene la particularidad que cuando hay sudestada o marea extraordinaria se transforma en isla. Este pedacito de tierra queda fuera de lo que es la plataforma continente”, explicó.
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Tras estas idas y vueltas, llegó el momento de aterrizar en el Faro de Claromecó, un 16 de febrero de 2012, “un poco queriendo conocer el lugar porque obviamente habíamos tenido un paso por Claromecó un verano de uno o dos días cuando íbamos para Mar del Plata, y después no conocíamos mucho más”, y allí se radicó junto a su familia por varios años.
-Esta profesión te ha dado la oportunidad de vivir experiencias únicas
-Tengo la fortuna de contar con el apoyo de la familia. Eso siempre lo recalco. Por una cuestión de la carrera y, sobre todo, de mi especialidad, es bastante particular porque nosotros nos movemos cada 4 o 5 años, vamos de un lugar al otro. Yo a donde llego tengo compañeros de trabajo, entonces es más allanable el tema del trato y de relacionarte. Somos una especialidad en la que no somos muchos, entonces en el bucle te vas cruzando con uno, con otro… Yo, por ejemplo, hoy me encuentro con un compañero con el que había estado hace 15 años en Puerto Belgrano.
Y la familia en sí, por momentos, tiene que adaptarse al lugar donde va uno cuando los traslada. O adaptarse a la distancia que, por ejemplo, tienen que afrontar cosas solos porque uno no está. Entonces por eso que yo recalco siempre que el apoyo de la familia es muy importante para mi especialidad, que he tenido la posibilidad de andar por varios lados y recorrer, y es algo que me gusta mucho más.
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-¿Por qué decidís ingresar a la Armada Argentina? ¿Y por qué elegiste la especialidad de balizamiento?
-Tengo raíces dentro de la Armada. Primero mi abuelo, que vino de Misiones y entró a la Armada y fue un agradecido porque conoció y anduvo por todos los lugares que nunca se imaginó. Después tengo a mi tío, también de la misma manera; él era mecánico de avión. Y yo cuando hice el secundario en Bahía Blanca, algo de eso ya me había llamado la atención. Hice el secundario en la Escuela Técnica y me recibí de Mecánico Especializado en Montaje Eléctrico de Avión.
En ese momento, mi pasión o lo que yo quería, era estar en aviones, trabajar con los aviones, andar con los aviones. Entonces, ya que mi tío estaba con eso, qué mejor que meterme en la Armada para poder cumplir lo que yo estaba buscando. Como siempre, las cosas tienden a cambiar un poquito… En base a un test psicológico y otros estudios que te van realizando al momento de seleccionarte, te hacen poner tres posibilidades que a vos te pueden llegar a gustar. En una obviamente puse aeronáutico o mecánico aeronáutico; la otra era balizamiento, era una especialidad que me llamaba la atención en el tema de los faros, la vida en los faros… y la otra creo que era Arsenal, que es una parte un poco más operativa, que se trabaja en Puerto Belgrano, y por la zona de donde yo era, venía como anillo al dedo.
Llegado el momento, justo en el batallón donde yo estaba, no dieron vacantes en Aeronáutico, entonces pasé a la segunda opción, que era balizamiento. Abarca desde Bahía de Sanborombón hasta, como es ahora, el balizamiento antártico, ya pasando por Tierra del Fuego y todo lo que es el litoral marítimo.
-Te llevaste una linda sorpresa con esta selección al final
-La verdad es que sí. Si tengo que volver a elegir, salvo por la parte de desarraigo familiar, la elegiría de vuelta por todas las experiencias y por todas las vivencias que he tenido. Y siempre buscando metas o queriendo seguir progresando en la especialidad.
Uno siempre ha andado por lugar inhóspitos y, en el año que pasó, logramos instalar paneles solares en algunos faros para que la gente tenga luz durante todo el día. Y eso, cuando vos viviste la falta, el poder darlo hoy y ver que la calidad de vida y el bienestar del personal cambia, te da un orgullo también. Con el tiempo que va pasando, uno se va poniendo más viejo y apunta a mejorar en lo que es la especialidad y también en el bienestar del personal y de todos los compañeros.
-Y ahora estás en camino hacia una nueva experiencia. ¿Cómo te tiene esto?
-Como todo lo nuevo, está el cosquilleo de cumplir algo que, en el caso mío, lo anhelaba. Me había hecho esquivo durante varios años porque en los lugares donde anduve éramos pocos y no podía ir, sino dejaba el destino con menos gente.
En este caso, yo ahora estaba en Buenos Aires, y al estar en el lugar donde hay mucha más gente, obviamente me puse como voluntario para hacerlo y se dio la posibilidad. Se fueron dando las situaciones, se fueron dando los exámenes médicos que son necesarios para concurrir, el tema de los trabajos, el tema de los materiales, el tema del personal… se tienen que dar una serie de cosas para que llegues acá.
-¿Cuál es tu misión?
– Esperaremos lo que decimos una ventana meteorológica para lo que es el cruce. Tenemos que pasar el Canal de Drake, que es bastante complejo de cruzar porque es donde se encuentran los océanos. Entonces se intenta buscar una meteorología favorable para que sea lo menos golpeado posible.
Cuando lleguemos al continente antártico, arrancaremos con nuestro plan de trabajo, que conlleva hacer una serie de mantenimiento de señales que se encuentran en pie, que están en servicio, hacerle una inspección, pintar, arreglar, acomodar…
-¿Por qué decidís ingresar a la Armada Argentina? ¿Y por qué elegiste la especialidad de balizamiento?
-Tengo raíces dentro de la Armada. Primero mi abuelo, que vino de Misiones y entró a la Armada y fue un agradecido porque conoció y anduvo por todos los lugares que nunca se imaginó. Después tengo a mi tío, también de la misma manera; él era mecánico de avión. Y yo cuando hice el secundario en Bahía Blanca, algo de eso ya me había llamado la atención. Hice el secundario en la Escuela Técnica y me recibí de Mecánico Especializado en Montaje Eléctrico de Avión.
En ese momento, mi pasión o lo que yo quería, era estar en aviones, trabajar con los aviones, andar con los aviones. Entonces, ya que mi tío estaba con eso, qué mejor que meterme en la Armada para poder cumplir lo que yo estaba buscando. Como siempre, las cosas tienden a cambiar un poquito… En base a un test psicológico y otros estudios que te van realizando al momento de seleccionarte, te hacen poner tres posibilidades que a vos te pueden llegar a gustar. En una obviamente puse aeronáutico o mecánico aeronáutico; la otra era balizamiento, era una especialidad que me llamaba la atención en el tema de los faros, la vida en los faros… y la otra creo que era Arsenal, que es una parte un poco más operativa, que se trabaja en Puerto Belgrano, y por la zona de donde yo era, venía como anillo al dedo.
Llegado el momento, justo en el batallón donde yo estaba, no dieron vacantes en Aeronáutico, entonces pasé a la segunda opción, que era balizamiento. Abarca desde Bahía de Sanborombón hasta, como es ahora, el balizamiento antártico, ya pasando por Tierra del Fuego y todo lo que es el litoral marítimo.
-Te llevaste una linda sorpresa con esta selección al final
-La verdad es que sí. Si tengo que volver a elegir, salvo por la parte de desarraigo familiar, la elegiría de vuelta por todas las experiencias y por todas las vivencias que he tenido. Y siempre buscando metas o queriendo seguir progresando en la especialidad.
Uno siempre ha andado por lugar inhóspitos y, en el año que pasó, logramos instalar paneles solares en algunos faros para que la gente tenga luz durante todo el día. Y eso, cuando vos viviste la falta, el poder darlo hoy y ver que la calidad de vida y el bienestar del personal cambia, te da un orgullo también. Con el tiempo que va pasando, uno se va poniendo más viejo y apunta a mejorar en lo que es la especialidad y también en el bienestar del personal y de todos los compañeros.
-Y ahora estás en camino hacia una nueva experiencia. ¿Cómo te tiene esto?
-Como todo lo nuevo, está el cosquilleo de cumplir algo que, en el caso mío, lo anhelaba. Me había hecho esquivo durante varios años porque en los lugares donde anduve éramos pocos y no podía ir, sino dejaba el destino con menos gente.
En este caso, yo ahora estaba en Buenos Aires, y al estar en el lugar donde hay mucha más gente, obviamente me puse como voluntario para hacerlo y se dio la posibilidad. Se fueron dando las situaciones, se fueron dando los exámenes médicos que son necesarios para concurrir, el tema de los trabajos, el tema de los materiales, el tema del personal… se tienen que dar una serie de cosas para que llegues acá.
-¿Cuál es tu misión?
– Esperaremos lo que decimos una ventana meteorológica para lo que es el cruce. Tenemos que pasar el Canal de Drake, que es bastante complejo de cruzar porque es donde se encuentran los océanos. Entonces se intenta buscar una meteorología favorable para que sea lo menos golpeado posible.
Cuando lleguemos al continente antártico, arrancaremos con nuestro plan de trabajo, que conlleva hacer una serie de mantenimiento de señales que se encuentran en pie, que están en servicio, hacerle una inspección, pintar, arreglar, acomodar…
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