Carta de lectores: Cuando el discurso político no condice con la realidad
Señora directora:
Ya hace tiempo que mis energías flaquean, que mis sentimientos se sienten heridos, que las mentiras me generan bronca y desilusión.
El poder de la palabra es mágico, nos atraviesa nuestras fibras pues tiene un efecto maravilloso cuando es utilizada con fines nobles y creíbles.
Hoy me siento desilusionada con tantas promesas no cumplidas, con la mentira permanente pues solo consigue desgastar y frustrar.
Con la consigna de un cambio político y económico, para reparar errores de anteriores gobiernos, concluimos en un déficit de credibilidad pues los hechos lo demuestran.
Veo en la población o en la gran mayoría personas tristes con mucha miseria, hambre, desnutrición, niños cuyos cerebros tendrán harina y no materia gris.
Gente que trabaja y no reconocida, docentes, profesionales de la salud, investigadores, todo tipo de empleados mal pagos, despedidos y temerosos de perder sus empleos y no conseguir donde ubicarse.
Abuelos que deambulan con miserables jubilaciones que no logran comprar sus medicamentos y hambruna.
Merenderos que colapsan de seres que buscan un plato de comida, el hambre duele, en el estómago y el alma. Una justicia que no le hace honor a su palabra, así es inexistente.
¿Cómo se subsanan estas necesidades, si no se reveen medidas y se reconocen las equivocaciones?
El tiempo pasa y el dolor invade a tantos, es imperioso reflexionar. Muchas veces me pregunto ¿cuál es el juego perverso, no empático con el que sufre? No veo sensibilidad por subsanar tremendos errores ¿será que no les incumbe demasiado, pues sus bolsillos o cuentas bancarias rebalsan de dólares?
Basta de represión y descarte, hay una parte de la sociedad que lucha poniendo el cuerpo y la esperanza. Debemos apostar por gobernantes íntegros en todo sentido. Abrir sus corazones y mirar la vereda de enfrente y ver personas que comen del tacho de la basura o duermen en las calles tapados por un cartón.
Toda la miseria humana para aquellos que menos tienen, si eso es vivir en democracia ¿cuál será el triste final?
La reflexión debe ser inmediata, el pueblo se desangra y el país se cae a pedazos.