“Bahía se está levantando nuevamente”
Néstor Gutiérrez fue uno de los tresarroyenses abocados a ayudar a la comunidad de Bahía Blanca tras el temporal, con donaciones, recorriendo barrios e incluso cocinando para quienes no podían preparar su plato de comida. Y todo nació desde la empatía
Néstor Gutiérrez es un vecino de Tres Arroyos que decidió poner manos a la obra al ver la situación que afectaba a Bahía Blanca. No solo juntando y llevando las donaciones, sino también escuchando y visitando los barrios, hablando con las personas damnificadas y viajando para cocinarle a aquellos que no tenían donde preparar su plato de comida.
Explicó que cuando estaban viendo en la televisión lo que sucedía en Bahía Blanca, su primera intención junto con un amigo suyo fue ponerse a disposición: “Todo arrancó cuando empezamos a ver el desastre que había pasado en Bahía Blanca a través de los medios. El viernes 7 me llama mi amigo Alejandro Fuentes y me propone juntar donaciones, su abuelo prestaba la camioneta para que viajemos a llevarlas. Automáticamente, le dije que sí, y mi mamá y yo subimos a Facebook que íbamos a estar viajando el sábado a Bahía Blanca. Gracias a Dios pudimos sacar 10 bolsas de ropa nosotros, 20 bolsas mi amigo, y la gente siguió sumando bolsas de ropa, lavandina y detergente”.
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Al llenar la primera camioneta y realizar el viaje, se encontraron un panorama desolador: “Estaba todo inundado, literalmente. Casas bajo el agua, autos apilados, carpas arriba de los techos. Gente llorando, sacando agua y electrodomésticos de las casas que ya no servían”, recordó.
Desde Bahía, se dirigieron hacia General Cerri, para dejar las donaciones a disposición de los Bomberos Voluntarios: “Fuimos a General Cerri, estuvimos en el cuartel de Bomberos y les preguntamos si aceptaban las donaciones y se las dejamos a ellos”.
En uno de estos viajes, mientras recorrían uno de los barrios con más inconvenientes debido al agua, tuvieron una experiencia que lo marcó a Néstor en lo más profundo de su ser: “El lunes 10 llegamos a Bahía con alimentos no perecederos, y visitamos también distintos barrios. Ese día llevamos 32 bidones de agua, se nos dio por meternos en el Barrio Evita, y cuando frenamos en una esquina, automáticamente nos rodea la gente”, relató.
Los vecinos tenían mucha necesidad de recibir bienes para poder alimentarse o limpiar sus viviendas: “Entre esa gente había niños de entre 6 y 7 años, abuelitas llorando, pidiéndonos que les donemos agua, alimentos, artículos de limpieza –puntualizó-. Y eso nos destrozó, que vengan nenes llorando no es nada lindo. Seguimos recorriendo un poco y hablamos con un hombre que tiene un grupo de scouts”.
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Observaron que “había mucha gente que no tenía cocina ni cómo cocinar. Así que los paquetes de fideos o de arroz, no les servían en ese momento porque no tenía como prepararlos”.
Ya en Tres Arroyos, la intención estaba renovada, ahora no era simplemente ir a llevarles bienes, sino que consistía en dar una mano que dibuje, al menos por un rato, una sonrisa en vecinos de Bahía Blanca.
Organizaron una olla popular para que muchas familias tuvieran su plato de comida: “Al volver, decidimos que el día jueves 13 íbamos a retornar, pero juntando uno o dos mecheros, la mercadería que más pudiéramos para cocinarles nosotros, acercarle un plato de comida a la gente que no tenía como cocinar”.
Una de las experiencias en estos viajes también les dejó en claro que no tenían que entregar sus donaciones en instituciones, sino que era mejor darlas a vecinos en mano: “Nosotros el lunes, cuando llegamos, habíamos llevado ropa y fuimos a distintas instituciones, en el partido de Ingeniero White también y ya no querían aceptar cosas. En muchos lugares donde estaban aceptando donaciones, era terrible la cantidad de mercadería, ropa o colchones que tenían, y no se las estaban entregando a la gente. Era porque no se acercaban, y la poca gente que se acercaba, si no estaban anotados por un asistente social, no les estaban dando nada”, afirmó.
Esta determinación que estaban tomando en algunos sitios desilusionó a Néstor y a Alejandro: “Eso nos molestó bastante, porque no fuimos los únicos de Tres Arroyos que han llevado, y te da rabia porque seguían pidiendo que lleven donaciones, pero estaban almacenadas”.
Con estas dos situaciones en mente, fueron nuevamente a Bahía Blanca a entregar donaciones y a cocinarle a los vecinos y que tengan su plato de comida caliente en estos días difíciles: “Después de todo eso, decidimos ir barrio por barrio. Nos instalamos en una plaza en General Cerri para cocinar. Habremos entregado por lo menos 30 platos y alimentamos a varios grupos familiares. Gracias a Dios pudimos cumplir con el proyecto, que era tratar de brindarles un plato de comida a la gente que no tenía cómo cocinar”, valoró.
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Dispuestos a ayudar
Pero, ¿por qué lo hicieron? Dos tresarroyenses, viajando varios días para llevarle bienes a los vecinos, aportar su granito de arena y cocinarle a quienes no tuvieran los medios para hacerlo. La clave de Néstor fue la empatía: Reflexionó que “no es nada lindo perder las cosas. A mí nunca me pasó, pero te pones en el lugar de la otra persona, pensás esto nos podría pasar a nosotros, perder todo, sea poco o mucho, cuesta, hoy en día cuesta muchísimo. Me quedo con la enseñanza de que si se quiere se puede, y también con un grupo de personas que están dispuestos a ayudar”.
Con esta labor realizada, han culminado por el momento sus idas a Bahía Blanca, y tienen claro que el partido bahiense logrará salir adelante: “Creo que terminamos, por nuestra parte, al menos. Recorrimos bastantes sectores de Bahía Blanca, y la mayoría ya no quería aceptar porque tenían varias cosas. De a poco están volviendo a la normalidad. Gracias a Dios, Bahía se está levantando nuevamente, así que por nuestra parte, agradecidos de que hicimos estos tres viajes y brindar lo poco que pudimos”.