A 47 años del asesinato de Azucena Villaflor
Un día como hoy, pero de 1977, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo fue hallada en la orilla del mar, en una de las playas de la provincia de Buenos Aires. Había sido víctima de un “vuelo de la muerte”
El 20 de diciembre de 1977 apareció el cuerpo sin vida de Azucena Villaflor, fundadora de Madres de Plaza de Mayo tras la desaparición de su segundo hijo, Néstor.
Azucena Villaflor era una mujer oriunda de Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires, su origen era el de una familia trabajadora y por ello comenzó a trabajar muy joven, primero en una fábrica de vidrio y luego en los talleres de la ciudad del sur bonaerense.
Tuvo cuatro hijos, pero fue Néstor el que se involucró en la vida política del país a partir de su ingreso en la carrera de Arquitectura y la militancia en la Juventud Peronista. El 30 de noviembre de 1976 un grupo de tareas lo secuestró junto a su mujer Raquel.
La mujer comenzó una larga peregrinación por distintas oficinas de gobierno y diferentes instituciones, presentación de habeas corpus y otras herramientas para dar con el paradero de su hijo y su nuera.
A partir de la incansable búsqueda y el encuentro con otras mujeres que padecían la misma desgracia, Villaflor instó a las víctimas para ir hacia Plaza de Mayo: “Cuando seamos muchas, cosa que va a ser pronto porque es increíble cómo se están llevando a la gente, debemos ganar la calle y meternos en la Casa de Gobierno para imponerle a Videla, qué es lo que pretendemos”.
Con esa instrucción comenzó el largo proceso -que continúa hasta hoy- de reunirse los jueves, organizar reuniones clandestinas para diseñar un plan de acción que incluía encuentros con personalidades extranjeras.
Quien se infiltró en ese grupo de madres que buscaban a sus hijas fue Alfredo Astiz, bajo el nombre falso de Gustavo Niño y haciéndose pasar por hermano de una persona desaparecida. Buscaba detectar quiénes las lideraban y cortar de raíz un movimiento del cual ya se empezaba a habar en el mundo. Señaló a Azucena como una de ellas.
El 8 de diciembre, cuando salían de una reunión de la Iglesia de la Santa Cruz, un grupo de tareas secuestro a ocho personas: Angela Auad, Remo Berardo, Raquel Bulit, Horacio Elbert, Julio Fondovilla, Gabriel Horane, Patricia Oviedo y la monja francesa Alice Domon. Villaflor se salvó porque no había podido ir.
El secuestro de Azucena se produjo el 10 de diciembre de 1977, en un operativo dirigido especialmente hacia ella. La tiraron al piso, la golpearon, intentó resistirse y la golpearon aún más y la cargaron a un auto.
Una semana después la subieron a un “vuelo de la muerte” y la arrojaron viva al mar.
El hallazgo
El 20 de diciembre de 1977 comenzaron a aparecer cadáveres provenientes del mar en las playas de la provincia de Buenos Aires a la altura de los balnearios de Santa Teresita y Mar del Tuyú.
Los médicos policiales que examinaron los cuerpos registraron que las causas de las muertes habían sido “el choque contra objetos duros desde gran altura”. En otras palabras, a esas personas las habían tirado al mar desde un avión cuando todavía estaban vivas.
Nadie intentó identificar los restos, que fueron enterrados como “NN” en el Cementerio de General Lavalle.
En enero de 2005, el Equipo Argentino de Antropología Forense logró una orden para exhumar esos cadáveres y pudo identificarlos. Pertenecían a Esther Ballestrino de Careaga, a María Eugenia Ponce de Bianco y a Azucena Villaflor de Devicenti.
El 9 de diciembre de 2005, un día antes de cumplirse 28 años de su secuestro, las cenizas de Azucena fueron enterradas en la Pirámide de Mayo, alrededor de la cual ella y otras Madres que buscaban a sus hijos desaparecidos habían empezado a circular el 30 de abril de 1977.
En la ceremonia, su hija Cecilia la despidió así: “Mi madre era una madre, nada más, nos quería y porque nos quería se desesperó cuando secuestraron a mi hermano Néstor. Acá mi mamá nació a la vida pública, que quede acá para siempre, para todos”. (Con información de Infobae y Filo News)