31|05|20 11:55 hs.
Juan Manuel Bonavita, Tolengo para los amigos, tiene sólo 17 años y un gran gusto por la payada.
No deja de ser algo curioso para los tiempos que corren y además por haberse inclinado por esta parte del canto tradicional.
“Soy payador, los primeros pasos de payador. Estoy tocando en algunos eventos, por ahí trabajo en el campo además de ser alumno de la Escuela Agropecuaria (EATA), donde curso quinto año” cuenta.
Volvemos a preguntar el porqué payador a lo que Juan Manuel contesta: “No sé. Mirá, yo de chico miraba Jesús María con mi papá y siempre decía cómo hacen los payadores para improvisar, me quedaba impresionado. A mí siempre me gustaron las milongas y me las pasaba escuchando, también payadores que improvisaban y contrapunteaban con otros… me encantaba. Entonces empecé a probar solo a ver si me salía algo, saber qué eran las décimas espinelas que usan los payadores para improvisar, las cuartillas, las sextillas. Y empecé a probar solo en mi casa y a los trece años comencé sin guitarra, nada, solo… a armar un verso, improvisar una palabra con otra”.
Decidido
Que se haya inclinado por este tipo de cancionero tan particular de nuestro folclore sudamericano fundamentalmente de pocos países no deja de ser extraño, “con mi edad tendría que ser reggaetonero”, dice entre risas.
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Juan Manuel Bonavita, la payada y su amigo Cacho Garrido
Pero Tolengo opina que “en muchos lados dicen que el payador se está perdiendo. Acá en Tres Arroyos un poco, pero en otros lugares de la provincia, en Mendoza los hay jóvenes. Yo he tenido contacto con Nicolás Membriani o Carlos Marchesini, los payadores de Jesús María”.
Por su vínculo con Oscar “Cacho” Garrido salió la posibilidad de contactarse con Luis Barrionuevo; “a mi me interesaba -cuenta Cacho-. Se lo comenté a Luis a quien le gustó la idea”.
Pero llama mucho la atención que le haya surgido esto de hacer versos, payar. Tolengo sostiene que “cantores de folclore jóvenes se ven muchos, payadores no, pero a mí me gustó”.
En cuanto a cómo se arma el verso en su caso la payada cuenta que: “si me dicen algo sobre la persona, el nombre o algún detalle, a qué se dedica yo lo hago”.
Curiosidades
Hay muchos detalles para contar que poco tienen que ver con las tradiciones porque Juan Manuel dice que “en mi casa nadie toca un instrumento. Mi padre no hace mucho que está trabajando en el campo y desde siempre tanto a él como a mí el campo nos encanta. Ahora de folclore en mi casa nadie, yo desde chico tengo amigos de campo, me gusta tanto eso como las herramientas. Estoy muy familiarizado con eso y me gustan mucho las milongas, escuchaba y veía Jesús María, empecé a improvisar de a poco, al año siguiente me compraron la guitarra. Con mi profesor Cristian San Román empecé a sacar el ritmo de la payada, del folclore me gusta todo pero especialmente la payada”.
Aquí habla de los diversos géneros musicales que le permiten payar como “valsecitos, zambas, chacareras e improviso con esos ritmos. La payada se puede hacer con distintos ritmos, zamba, chacarera, habaneras, valsecitos o el típico de la payada. Yo siempre uso la décima espinela que tiene diez renglones, es la más común, la que más se usa, es la abanderada de los payadores”.
Su experiencia todavía no le ha permitido “tener ningún contrapunto con otro payador -dice-. Sí he hablado cara a cara con alguno”.
“Mi sueño es llegar a Jesús María”, señala y sus ojos se abren grandes como el futuro que añora.
“Ahora con la cuarentena me paró todo esto, yo en Facebook o en Whatsapp he hecho payadas. El mundo del paisanaje me ha llamado pidiéndome para alguna persona, la he hecho y le ha gustado a la gente; por esto me han invitado a otros pagos para llevar mi canto”, dice en el final.