Ella tenía 16 años, era hija única e iba al colegio secundario de Orense. Era muy querida por sus amigos y vecinos, quienes aún no salen de su asombro y tristeza. 

El domingo por la noche, ella (sus datos no trascienden porque era menor de edad) no respondió los mensajes ni los llamados de su madre. 

Alarmada, la mujer se dirigió a la casa de la calle Comandante Espora 50 Barrio Norte de la delegación tresarroyense, donde vivía Nicolás Rodríguez, el novio de 27 años con el que suponen iba a cortar una relación que había empezado hace poco.

Cuando su madre llegó al inmueble, vio que estaban los vehículos de ambos estacionados afuera. Era seguro que estaban adentro, pero no atendían el timbre ni la puerta. 

Ya muy preocupada, la madre de la joven llamó al padre, quien viajó inmediatamente desde Tres Arroyos y, al llegar, no dudo en entrar por una ventana a la casa. En la habitación los encontró a ambos sobre una cama. A pesar del infructuoso esfuerzo de sus padres por ayudar a la menor, cuando llegaron a la salita de atención médica de Orense, se constató que estaba fallecida. 

El tenía un disparo de arma de fuego en la cabeza efectuado con una pistola calibre .22 y ella signos de haber sido asfixiada, aunque sobre la autopsia que desde las 15 de ayer se había realizado en Coronel Dorrego, trascendió que ella presentaba un disparo de arma de fuego en la nuca. 

Fuentes judiciales le informaron a este diario que Rodríguez tenía antecedentes penales por un caso de abuso sexual en Claromecó (había firmado un juicio abreviado) y, con la última pareja (con quien tenían un hijo en común), se habían radicado denuncias mutuas por violencia de género, aunque no trascendió su desenlace. 

Además, su nombre figuraba en no pocas causas por delitos contra la propiedad, la más reciente, tras una investigación encabezaba por el subcomisario Leonardo Ríos, en donde se esclareció el robo de distintos elementos en un hotel del balneario Orense, los cuales habían sido recuperados en el domicilio donde vivía.