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El grupo Construyendo trabaja con víctimas de violencia de género -hombres o mujeres-, se ocupa de más de 40 casos mensualmente y lo hace en red con otras instituciones de Tres Arroyos. En Estrada 283, parte de las integrantes del equipo interdisciplinario atendió a LA VOZ DEL PUEBLO para hablar del femicidio de Fabiana Suita.
Verónica Perticarari, abogada; Vanesa Pallavicini, psicóloga; y Ketty Buldain, administrativa, conversaron con este diario en un análisis sentido, profundo y comprometido sobre las situaciones de violencia que terminan en tragedias.
¿Qué se hace en estos casos? ¿Qué podemos hacer para frenar la violencia o al violento, para salvar a su víctima de esa situación? “No es una receta única, es difícil la respuesta a preguntas tan globales. Hay que escuchar cada caso y conocer cuál es el vínculo de apoyo, cómo llegó a tomar conocimiento alguien del entorno familiar o de amistad de la víctima”, explicó Vanesa ante preguntas que se reiteran en la sociedad que desespera ante casos como este.
Los indicadores, las señales
Para identificar a una víctima de violencia hay algunas señales que se pueden reconocer. Entre los problemas que subsisten, algunos que tienen que ver con el patriarcado, o la mirada machista, muchas veces más de las propias mujeres que de los hombres. “Se sigue escuchando de familiares cercanos frases como: ‘tenés que aguantar’, o ‘vos te casaste para toda la vida’, ante la intención de pedir ayuda”.
Cuando la víctima recibe violencia física seguramente hubo muchos indicadores previos que se ignoraron o justificaron por alguna razón, como también falacias en torno al amor. Los celos en la adolescencia, el control de las redes sociales, de los whatsapps, las claves de Facebook, Instagram, cuestionar qué o cuántos “me gusta” se ponen en diferentes publicaciones, o la cantidad de amigos o seguidores, son señales de alerta. Como las cuestiones posesivas que llevan a actos de violencia que muchas veces terminan en femicidios.
El Estado
Verónica Perticarari habló de la “pata del Estado” que falta en la resolución o abordaje profundo de las prácticas violentas. “No sólo en lo que hace a la Justicia, el Estado debe cumplir su rol en el sentido de Programas y esto es fundamental, por lo menos, contar con alguno que atienda a agresores como hay en Mar del Plata y en Buenos Aires en los que los casos de reincidencia de las personas que formaron parte de estos proyectos es nula”.
Sin embargo, a Construyendo llegan distintas mujeres víctimas de un mismo agresor. “Si no se trabaja con el victimario es como tapar el sol con las manos, porque desde la institución podemos trabajar con una víctima, pero van a encontrar otra diferente”, señalaron las integrantes del equipo Construyendo.
Muchas ONGs suplen la ausencia del Estado que tiene un rol importante en cuestiones de políticas y programas que ayuden a la víctima y trabajen con el agresor para que no reincida. Es necesario contar con ayuda para resolver cuestiones de alquileres para aquellas personas que tienen que irse de su hogar, o trabajo, acciones indispensables para evitar nuevas agresiones. Con la disminución de estos aportes se complica la intervención y hay una amenaza constante de que “algo malo podría pasar en cualquier momento”.
Construyendo trabajó con la víctima, ya sean hombres o mujeres, que ejercían violencia, pero la cantidad de casos, la demanda y la realidad hicieron que se acotara el objeto de trabajo. Entonces desde se momento quedaron hombres sin atención en Tres Arroyos.
Hace un tiempo el equipo del grupo Construyendo atendió a un hombre que llegó a la institución pidiendo ayuda y requiriendo tratamiento porque dijo “un día la voy a matar”. Así que recibió atención y acompañamiento durante un tiempo prolongado.
“No todos los hombre que ejercen violencia son aptos para un programa de tratamiento, algunos tienen patologías, o no se hacen cargo, pero es importante intentar los protocolos de actuación que hay en otras ciudades en el que firman códigos de convivencia, responden a normativas que los van haciendo ver las relaciones de otra manera. Del mismo modo la empatía que muchas veces realizan entre ellos mismos”, manifestó Verónica.
Vanesa subrayó fundamental incluir herramientas psíquicas para tomar distancia de la violencia que ejercen y poder controlar algunos aspectos que tienen que ver con la impulsividad, o una carencia afectiva de implicarse en el dolor que generan. “A nivel local, no existe ninguna propuesta como ésta que sería básica”, ejemplificó.
Los vínculos violentos
No hay una única cuestión por la que se generan vínculos violentos, puede haber algunas construcciones idealizadas en torno al amor que hacen que una persona contemple la situación de manera diferente y no se vaya la primera vez que escucha algo, o no puede hacer un corrimiento de esa relación que no le parece saludable.
Las historias previas, las marcas de las historias familiares, los lazos violentos de alguna de las formas que sostuvieron vínculos que las víctimas de violencia pudieron haber vivido pasivamente por tener que ver con los adultos de la familia son algunos fundamentos de los vínculos violentos.
Contribuye a esto una cuestión social, la de construir estereotipos de género, la naturalización de cantar temas con determinadas letras, también en las instituciones, situaciones en las que se reproduce y sostiene a la mujer desde un rol más pasivo, de ser la que debe comprender la situación, la que apoya.
“Y desde ese lugar hay un modelo de aprendizaje que no es sólo desde lo cognitivo, sino de recursos emocionales para contar y poder pensar cada situación y una vez insertos en ellos, poder salir”, dijo Vanesa.
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El compromiso de todos
“Lloramos una víctima más, nos conmovemos todos y debe ser así, porque estas cosas no pueden ser naturales, nadie se puede imponer a otro y terminar en un femicidio. Por eso trabajamos en la consideración del otro en su diferencia, poder escuchar y comprenderlo, no para justificarlo o sostener comportamientos violentos, pero sí reconocerlos”, expresó Vanesa.
Las redes sociales hablaron del femicidio de Fabiana, esto acercaron más víctimas a Construyendo y generó que todos se preguntaran cómo frenar la escalada violenta que siempre tiene múltiples causales. “Lo fundamental es continuar, seguir hablando, salir del individualismo y escuchar al otro saliendo de las propias representaciones. Las instituciones tienen que trabajar mucho para evitar situaciones de violencia”, manifestaron.
“Se deben hacer consciente los temas, invitar a la reflexión, analizar, sin decir todo o sin tomar al otro como objeto -señaló la psicóloga- sino construyendo al otro desde un lugar que no tenga que ver con una jerarquía”.
Cuando ocurre un femicidio hay promesas de hacer programas, se visualiza el tema en redes sociales y luego pasa. “Por eso pedimos que el compromiso sea de todos y que la gente desde cualquier lugar lo haga”, explicó la abogada.
“Todos somos parte de la sociedad que tiene estos conceptos que terminan en un femicidio, como ciudadanos, padres, hijos, amigos podemos construir algo distinto en el que el otro se vea y se lo ubique en otro lugar, sin reproducir estereotipos de género que luego pueden pasar a la acción y se convierten en cuestiones poco saludables o patológicas que terminan en femicidio. Todo empieza desde la base por eso hay trabajar con ellos y con ellas”, sostuvo a modo de reflexión Vanesa.