El encuentro fue vivido como una final, con mucha entrega física y un nerviosismo constante en los protagonistas, lo que hizo que lo plasmado en cancha no sea vistoso pero que si existan constantes alternativas.

Poco había pasado cuando la visita se encontró con la apertura en el marcador. A los 12 un pique alto complicó a Ezequiel Urbistondo, Franco leyó mejor la trayectoria y quedó en inmejorable posición para habilitar a Abatedaga para poner el 1 a 0.

Con el golpe Olimpo tomó la pelota, empezó a buscar por las bandas y, en un gran desborde de Di Rocco, el centro, después de un despeje a medias, cayó en los pies de San Martín que definió cruzado para poner el justo empate a los 21 minutos.

Del empate en adelante el partido fue de disputa, fricción, por momentos también excesos de “pierna dura”, pero poco fútbol.

En el complemento las situaciones de peligro llegaron por vía aérea, pero tanto Fernández como Larsen siempre estuvieron bien parados para proteger sus arcos. La expulsión de Julián frenó a un Villa que no veía mal el empate y obligó al Aurinegro a ir a buscarlo, pero el desgaste se sentía.

Cuando parecía que todos los caminos llevaban a la división de puntos, a los 39 Allema jugó largo un lateral para el interminable San Martín, que dominó sobre el fondo y esperó la llegada de Kevin Urbistondo. Cuchu habilitó y el 16 sacó un soberbio remate para clavarla contra el parante izquierdo y poner el definitivo y celebrado 2 a 1 para Olimpo.