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El Xeneize derrotó como local 2 a 1

Boca se impuso ante Garmense

03|04|23 08:37 hs.

Ganar en un inicio de campeonato siempre es una buena señal, y un desafío alcanzado. Boca Juniors dio su primer paso en positivo en este Torneo Apertura del fútbol tresarroyese y con el objetivo cumplido, fortaleció sus aspiraciones para ser un firme candidato a pelear los puestos de vanguardia.


Con goles de Armesto y Rivera en el primer tiempo, el Xeneize superó 2-1 en su estadio a Garmense, quien achicó la diferencia en tiempo de descuento y por la vía de un penal ejecutado por Pérez.

Pero el partido no resumirá o focalizará su análisis y recuerdo únicamente a estas emociones, también lo hará con los 5 expulsados que hubo (Álvarez-Chicco-Anta en el local y Aramendi-Porta en la visita), donde Álvarez fue mal sancionado ya que el que agredió a Porta fue claramente Montequín, quien sí debió ver el cartón rojo en lugar de su compañero.

Dos equipos formados para atacar de distinta forma, pero con el mismo patrón de juego, como el buen trato de pelota, armaron rápidamente un desarrollo que paulatinamente se fue diluyendo porque los arcos le quedaron “muy lejos”. El Verdiblanco buscó presionar alto y lo consiguió por un corto lapso, porque desde los 10’ y apoyado en su juego por derecha, el Xeneize empezó a dominar las acciones.

Claro que las intenciones superaban a las concreciones, y así las jugadas de peligro no aparecían. El local mostraba asociaciones interesantes entre Ford, Armesto y Leguizamón, pero no le alcanzaban. A los 8’ la roja por doble amarilla que recibió Aramendi reimpulsó la confianza en los de Reino, que llevaron el juego más profundo y cerca del arco rival. Un buen centro de Leguizamón que Rivera no conectó por poco y un mano a mano que Luengo le tapó al capitán Xeneize, fueron el anticipo de lo que llegaría a los 40’ cuando Banegas asistió perfectamente a un Armesto que habilitado por Caparrós encaró solo para “ejecutar” a Luengo y poner el merecido 1-0.


Y ese impulso de uno contra el desconcierto del otro tuvo su golpe de gracia a los 46’, cuando brillantemente Leguizamón escapó a dos defensores dentro del área y al enfrentar al arquero asistió a un Rivera que entraba solo por el medio del arco. 2-0 y al descanso. 

El complemento arrancó con la misma temática, porque al minuto Armesto puso de cara al gol a un Rivera que desde dentro del área chica la tiró afuera. La monotonía pareció desconcertar a un local que sufrió un “par de sacudones” entre los 5 y 10’, aunque sin correr peligro, pero que lo volvieron a poner en partido. A los 18’, y desde nuestra visión, el árbitro Codagnone no sancionó un claro penal de Disipio a Armesto. Y lo que pudo ser la jugada que sellara el resultado, pasó a ser una espina en Boca. Máxime a los 22’ cuando tras un forcejeo en media cancha entre Porta y Montequín, se fueron expulsados el atacante visitante y Álvarez en el local. La confusión ganó su espacio en un partido que estaba a pedir de Boca, quien con espacios a su disposición no supo definirlo. Y de estar cómodo pasó a sufrir algún sofocón, máxime tras la expulsión de Chicco, y sin contar que a los 40’ el juez “perdonó” a un Flamenco amonestado, quien tapó con su mano en la media luna un remate de un atacante, donde el juez solo sancionó dio tiro libre.

A esta altura, el jugo regalaba dramatismo y descontento en ambos lados; pero tenía guardada la incertidumbre después que Anta apareciera tres veces en acción. Porque a los 46’ el arquero le cometió penal a Del Río y vio la roja; con Quintela en el arco porque Boca no pudo hacer ingresar al golero suplente Colantonio por haber agotado las ventanas, Pérez puso el descuento con un remate rasante. Pero fue solo un suspiro para la visita, porque Boca trabajó con aplomo el instante final y rubricó una merecida victoria que, quizás, debió haber sido más holgada. 

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