La Ciudad

La experiencia de Gladys Fernández

Día del Empleado de Comercio: "fueron 44 años maravillosos"

25|09|22 23:40 hs.


Hoy se conmemora en la República Argentina el Día del Empleado de Comercio, según lo dispuesto por la ley 26.541 la cual fuera ratificada por disposición de la Dirección Nacional de Relaciones del Trabajo 759/2021. 

Ante la celebración de este día especial, fue entrevistada por La Voz del Pueblo para repasar su historia Gladys Fernández, quien se desempeñó durante 44 años ininterrumpidos como empleada -a cargo de tareas administrativas- en el estudio del contador Ricardo Messina en nuestra ciudad. Recientemente, accedió a los beneficios de la jubilación, tras un largo camino recorrido en el mundo laboral. 

Nació en Tres Arroyos el 2 de junio de 1962. Se crió en el seno de una familia encabezada por su abuela, donde compartían el día a día con sus padres y su querido hermano Jorge “Taty” Fernández, como todos lo conocen en el ámbito futbolero local. “Allí viví gran parte de mi vida. Me jubilé hace dos meses, todavía es como que no asimilé ese cambio del todo porque lo estoy procesando por dentro. Me hace un poco de ruido aún, es una carga emocional muy grande la que he tenido este último tiempo. Seguramente lo asimilaré”, confió con una gran sonrisa sobre su rostro a La Voz del Pueblo. 



Orígenes 
Comenzó a trabajar con tan solo 17 años en el estudio del contador Ricardo Messina y de ese lugar, nunca más se fue por decisión propia. “Allí di mis primeros pasos, toda mi vida laboral transcurrió ahí. Arranqué el 25 de septiembre de 1978 y fueron ni más ni menos que 44 años continuos de trabajo. Es increíble lo rápido que pasó todo. Me especialicé en tareas administrativas, aunque aprendí muchas cosas gracias al gran equipo que siempre tuve a mi lado. Recuerdo que cuando entré era muy joven y no sabía casi nada (risas). Tuve mucha suerte y no solamente con los dueños, sino también por los compañeros que tuve a mi lado. Tuve muy buena convivencia con todos y eso lo llevaré siempre dentro de mi corazón”, agregó.

El estudio ahora está ubicado en calle Sargento Cabral 90. “Uno de los primeros contadores de la ciudad ha sido Ricardo Messina. Hemos pasado diferentes etapas, fueron muchos los clientes que me tocó atender. Aprendí de todos ellos, sin dudas. Estoy tratando de asimilar los cambios y adaptarme a un nuevo estilo de vida. Con el tiempo se que lo lograré, aunque no me será fácil. No me arrepiento de nada, estoy muy feliz con todo lo que hice”, indicó con emoción Gladys Fernández. 

Al recordar brevemente como fueron sus inicios en el mundo de los números, dijo que “ingresé al estudio a trabajar porque el contador necesitaba gente. Una persona conocida me recomendó y me presenté. Pasé una prueba y el resto, es historia. Fueron 44 años ahí, nada poco (risas). Jamás pensé que podía permanecer tanto tiempo dentro de un mismo lugar. Creo que se dio así porque siempre estuve muy cómoda para hacer mis tareas diarias. La realidad es que nadie está tantos años en un sitio si no se siente a gusto. La vida pasó, me llegaron los 60 años y me jubilé. Me cuesta creerlo, pero es la realidad”.

Apoyo 
A su vez, hizo un análisis altamente positivo de lo que le dejó su extensa trayectoria. “Me formé en lo laboral y como persona, eso es lo más importante. Aprendí mucho de la familia de Ricardo Messina, de él y de todos los compañeros que tuve. Nunca me animé a buscar otro camino porque siempre me sentí protegida. Mi familia fue un pilar fundamental en ese aspecto, recuerdo que mi abuela y mi mamá me repetían una y otra vez que cuidara mi trabajo, no me dejaban faltar. Me inculcaron cumplir con mis responsabilidades, los valores y ser agradecida, jamás olvidaré sus grandes consejos. A mi padre me tocó perderlo cuando yo tenía 8 años. A pesar de las circunstancias, salimos adelante con la unión de la familia”, señaló Gladys Fernández. 

En su largo recorrido es que mantuvo contacto permanente con Roberto Di Palma, secretario general del Sindicato Empleados de Comercio y a quien conoce hace bastante. En relación a esta entidad, resaltó que “el Sindicato siempre respondió muy bien ante necesidades médicas. Ahora me han invitado a formar parte en algunas actividades y al disponer de otros horarios, podré acercarme más. Voy a continuar con la obra social, tengo entendido que debo hacer un simple trámite para poder seguir. Es fundamental una buena asistencia médica. Desde que está al mando Roberto Di Palma, todo cambió para bien, es la realidad. Se participa más y son muchos los recursos que se brindan. Ha sabido integrar con gran capacidad a los jubilados y eso hay que destacarlo”. 



Nueva vida y agradecimientos 
El 12 de agosto de 2022 dejó una huella imborrable para ella y su entorno porque fue el día en el que se jubiló. “Tendré una despedida antes de fin de año, creo que algo están armando (risas). Me va a parecer raro, eso le comentaba hace poco a Fabián Escujuri –gran compañero de trabajo- (emoción). Pasamos más de 40 años juntos, hacia él va mi saludo especial y agradecimiento de corazón. La rutina diaria será difícil de olvidar”, se sinceró con lógicas lágrimas sobre sus ojos y con la conciencia tranquila. 

Con las mejores expectativas de cara al futuro, hizo referencia a que de acá en adelante le gustaría viajar. “El trabajo siempre fue todo para mí. Quiero disfrutar del día y del tiempo. Por allí emprender algún viaje y establecer vínculos con amigos que no viven aquí, espero poder visitarlos pronto. Ahora podré hacer otras cosas, creo que me lo gané en buena ley. Estoy tranquila y contenta, tenía ganas de retirarme y me llegó la hora (risas). Fueron 44 años maravillosos los que viví en mi trabajo”, sostuvo. 

Por último, se tomó un momento para decir gracias. “Agradezco al contador Ricardo Messina y a su familia por la confianza que han depositado en mí, nunca los voy a olvidar. Gracias también a la contadora Mabel Van Waarde y a mi prima Liz, una hermana para mí. Gracias a mis tíos y a mi hermano, cumplieron una función crucial en determinado momento de mi vida. Gracias a mis hermosas sobrinas Jorgelina, Guillermina y Florencia, las adoro con toda mi alma”, concluyó con alegría Gladys Fernández. 





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