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En la mañana de este miércoles se confirmó la triste noticia del deceso de uno de los emblemas de San Francisco de Bellocq, Pedro Chedrese, quien tenía 98 años.
En octubre de este año, la familia Chedrese había cumplido 91 años en San Francisco de Bellocq. Y una muy buena parte de todo este tiempo, caminó junto a La Voz del Pueblo, porque tiene la agencia del diario en la localidad.
Además de estar al frente de Casa Chedrese, el histórico comercio que acompañó la historia casi completa de Bellocq, Pedro fue un activo colaborador de cada una de las propuestas de esa localidad, y se transformó en un gran referente de la comunidad, una persona muy apreciada a quien durante casi un siglo se lo pudo ver detrás del mostrador de madera, leyendo el diario con sus lentes y regalando caramelos a los niños que hacían los mandados familiares.

Pedro, hace dos años, cuando cumplió 96 años y seguía leyendo cada mañana la edición impresa de La Voz del Pueblo (archivo LVP)
En una nota publicada en octubre del 2020, dábamos cuenta de que la familia Chedrese tenía previsto organizar un agasajo a los habitantes de Bellocq, por cumplirse los 90 años de su comercio. Pero la pandemia tuvo otros planes y el festejo se tuvo que postergar. “La idea era disfrutar un buen momento con las personas que diariamente vemos y compartimos, no solo lo comercial, de vender y comprar, sino también un ‘cómo estas’, ‘como está tu familia’. Si alguien tuvo o tenemos algún problema, lo compartimos y nos confortamos mutuamente”, señaló por aquel entonces el ex delegado Gerardo, hijo de Pedro.
Toda una vida
En su análisis de la trayectoria de Casa Chedrese, Gerardo recordaba que “todos estos años que pasaron estuvimos al lado de cada Institución que compone la sociedad de este pueblo. Colaborando, ayudando, poniendo el hombro en el crecimiento de San Francisco de Bellocq. Brindamos un servicio que siempre tratamos que sea el mejor para que el cliente regrese”.

Casa Chedrese, 91 años acompañando la historia de Bellocq
La familia Chedrese es de origen libanés. Gerardo contaba que “la historia la empezaron mis abuelos Emilia y José y sus doce hijos, con una panadería y comercio en Tres Arroyos (en la esquina de Azcuénaga y Alsina). La crisis del ‘30 los hizo dejar Tres Arroyos y emigrar a San Francisco. Aquí siguieron con el comercio y un hotel. Con el tiempo Pedro les compró la parte a sus hermanos y empezó el ciclo de Casa Chedrese con Violeta. Hoy seguimos en la misma línea junto a mi esposa Graciela”.