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Un trabajador de 53 años fue asesinado por un ladrón

Un trabajador joven y muy querido del Barrio Colegiales se transformó en la nueva víctima fatal de la inseguridad en Tres Arroyos.
Eran las 4.30 cuando Carlos Enrique Fernández, de 53 años, escuchó ruidos en el patio. Los seis robos que había sufrido con anterioridad en la casa donde vivía con su esposa y la menor de sus tres hijas lo habían cansado, pero no derrotado. 

El plomero y gasista tresarroyense pensó que un ladrón estaba tratando de abrir el auto que solían dejar estacionado en los fondos del terreno donde tenían su casita, en Jujuy 430, y fue decidido hacia la puerta del patio. Un ruido a vidrios rotos y una explosión despertaron a Gabriela y Made, su esposa e hija. 
Ambas corrieron hacia la cocina y lo encontraron tirado sobre un charco de sangre. Gabriela se quedó con él mientras intentaba llamar a la policía. Los nervios se apoderaron de ella y no lograba comunicarse. 
Su hija corrió a lo de su vecino y le pidió ayuda, “le metieron un tiro a mi papá”, recuerda que le dijo la chica mientras solicitaba su apoyo para requerir auxilio a las autoridades. Tras eso, cruzó junto con la adolescente y se quedó al lado de Carlos y Gabriela, esperando la ambulancia. 
La víctima estaba lúcida. Algo alcanzó a decir, entre eso, que el ladrón había escapado, pero no lo conocía. El vecino que lo sostuvo recordó que trató de mantenerlo despierto hasta el arribo de la ambulancia que lo llevó al hospital.
No se sabe si fue durante un forcejeo o si la agresión llegó de manera directa, sin advertencias. 
Lo poco que le confirmaron a la familia los policías que trabajaban en la escena del crimen, es que el proyectil le atravesó el cuerpo, pegó en un mueble y terminó su trayectoria en la pared opuesta a la puerta donde Carlos se encontró con su asesino. 
Apenas ingresado en el área de emergencias del Centro de Salud se dispuso su intervención quirúrgica. Los médicos constataron que la bala había dañado varios órganos y, después de la operación, fue alojado en una sala de cuidados intensivos con asistencia respiratoria mecánica. 
Diversas fuentes consultadas, confirmaron de manera extraoficial que la familia no permitió la transfusión de sangre, debido a que sus creencias como Testigos de Jehová no permiten esta práctica. 
Víctima repetida 
En esa cuadra del Barrio Colegiales ya le robaron a varios. Cuando La Voz del Pueblo se acercó a distintos vecinos en la mañana de ayer, todos coincidieron en reconocer que hay muchos robos, pero “se denuncia poco”. 
Cuando todavía su marido se encontraba internado y recién le acaban de realizar la cirugía, Gabriela accedió a dialogar con este diario y recordar las circunstancias que, horas más tarde, terminaron con la vida de su marido.
“Escuché el ruido de un vidrio y un estruendo. Cuando vengo lo encuentro (a Fernández) tirado en un charco de sangre”, dijo. 
Los antecedentes de repetidos robos tenían cansados a los Fernández, “a nosotros ya nos habían robado seis veces, pero un hecho de este calibre nunca pensamos que nos podía pasar”, dijo la mujer, quien se levantó de la cama tras escuchar los gritos de su esposo herido, “yo escuché los gritos y el ruido y cuando me levanté estaba todo así”.
De acuerdo al relato de Mangoni, Fernández habría escuchado que sujetos desconocidos estaban intentando sustraer elementos de su auto, “(su esposo) escuchó que estaban sacando cosas del auto, cuando se levantó se encontró con el delincuente en la puerta”, agregó. 
En la casa también se encontraba Daniel Carrasco, el yerno de Fernández, quien estima que su suegro se cruzó al delincuente en la puerta del patio, “se ve que él (por Fernández) ha querido salir y el otro (por el delincuente) estaba entrando y le disparó. Mi suegro le pidió a mi suegra que se levante porque le habían disparado”. 
Al igual que el resto de los vecinos, Carrasco coincide en la existencia de repetidos hechos de inseguridad en la zona, “acá en el barrio, lamentablemente, hay muchos dueños de lo ajeno. Es una locura que haya pasado esto”, comentó.
Ayer por la tarde, el fiscal Gabriel Lopazzo había caratulado prima facie la causa como “homicidio en ocasión de robo y la DDI se encontraba buscando al responsable del hecho, mientras que Policía Científica realizaba distintas pericias. 
Segunda víctima
fatal en 2020 
Carlos Enrique Fernández es el segundo tresarroyense que pierde la vida a manos de la inseguridad en 2020. Como un presagio de lo inédito que resulta para nuestra ciudad la existencia de dos muertos en poco menos de nueve meses por ese motivo, este año comenzó con el fallecimiento de Hugo López en la madrugada del 1 de enero. 
El jubilado tresarroyense de 86 años, fue víctima de un violento asalto en su casa en la tarde del 10 de diciembre, ayer exactamente se cumplieron nueve meses, y falleció días más tarde a raíz de las lesiones que le provocaron los delincuentes que lo golpearon. 
Si bien la Fiscalía a cargo del doctor Carlos Facundo Lemble supo reconocer en su momento la existencia de dos sospechosos, también informó que tenía pocas pruebas para imputarles formalmente el caso. 
En la actualidad, no trascendieron detalles sobre probables avances en la pesquisa.
 
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