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Una vida sobre ruedas y el sueño cumplido de representar al país

Por Martín Orsili 

Erica Mandrini no sería la misma sin el patín, y el patín no sería lo mismo sin Erica Mandrini. Es que la deportista tresarroyense tiene una conexión especial con la disciplina, la cual inició desde la cuna, comenzó a patinar casi al mismo tiempo que dio sus primeros pasos, se convirtió en una de las mejores del país, representó a la Argentina en un Mundial y su unión se extendió en el tiempo, porque hace 26 años también transmite sus conocimientos como profesora. 
Alegre, con una impronta particular y muchos recuerdos de sus prácticamente 40 años en el patín, Erica Mandrini recordó su carrera con La Voz del Pueblo. Su inicio a los 3 años, sus momentos más felices, el enojo que la llevó a dejar de patinar de forma competitiva en su mejor momento, sus sacrificios para entrenar, la posibilidad de brindar sus conocimientos a sus alumnas, el hecho de imponer el deporte en la ciudad y que le den la importancia necesaria, entre otros aspectos de una deportista que fue por sus sueños y sigue firme con sus ideales. 


Desde la cuna
La incursión en el patín se dio prácticamente sin saberlo, porque su mamá patinaba en el club Quilmes cuando el deporte sobre ruedas estaba en auge y decidió llevarla a Costa Sud con apenas 3 años. “Ahí arrancamos con la actividad y no paramos más”, indicó con satisfacción y una gran sonrisa en su rostro Erica Mandrini, en el inicio de la charla. 
En ese momento realizaba patín artístico y participaba de las veladas, pero sin competencia ni jueces. En el club de la avenida Moreno estuvo hasta los 6 ó 7 años, cuando se hizo el Sudamericano en Tres Arroyos y luego Huracán contrató a la campeona sudamericana Carolina Saldaño para dar clases una vez por semana. “La empiezan a traer como profe de Buenos Aires para iniciarnos en lo que era el patín competitivo, nosotros no teníamos ni idea, acá no se conocía nada”, explicó sobre su incursión en algo que la llenó de alegrías, le permitió cumplir el sueño de representar al país pero también la llevó a enojarse y bajarse de los patines. 
“Habrá estado un año, aprendimos con ella. Hoy en día es de las mejores entrenadoras del país, siempre fue una genia”, reconoció. Ya sin la campeona como profesora, Centro Estrada tomó la posta e incursionó con dos instructores bahienses, mientras se comenzaron a sumar otros clubes en la ciudad y se armó la Asociación Tresarroyense de Patín Artístico. “Fueron unos años buenísimos, había muchos patinadores. Ahí se empieza a competir y en Tandil fue mi primer torneo, tenía 8/9 años y de ahí no paré más porque me encantó, me metí de lleno». 
La primera experiencia en una competencia para Mandrini fue en la ciudad serrana, que ya competía a nivel nacional, y no tuvo los mejores resultados deportivos, pero la enamoró para no dejar más de patinar. “Quedamos re enganchados, fuimos 5/6 chicas. La pasamos bien”, recordó. 

De local. Erica Mandrini, en su inicios en la competencia, patinando en la pista de Huracán

En la provincia y el país 

Ya con varios años en la disciplina, los resultados comenzaron a llegar y su carrera avanzó sobre ruedas. Tardó poco más de un año en viajar a un Provincial, fue un selectivo en Bahía Blanca, y clasificó a su primer Nacional. A diferencia de su primera incursión en una competencia, el resultado fue opuesto, ya que se consagró campeona nacional por primera vez y sin ningún tipo de experiencia en ese nivel. 
En lo deportivo todo apuntaba a un salto, a un crecimiento, y poder sumar éxitos. Pero lo dirigencial complicó el panorama, y afectó el futuro de Mandrini, que no bajó sus brazos, se sobrepuso y fue por más. “En Tres Arroyos se armó ese desorden de si se cierra o no se cierra, peleas, se va la entrenadora que estaba en ese momento y me viene una oferta si quería seguir en Bahía Blanca en Olimpo”, relató. Las puertas también se las abrió Bahiense del Norte de la ciudad sureña, pero su problema pasó a ser lo económico ya que a su familia se le hacía difícil afrontar los costos. 
“Acá se había terminado el patín, me voy a Bahía Blanca y seguí compitiendo. Me quedaba en la casa de una familia, Marchese, que me atendieron como si fuera mi familia, la nena patinaba y él estaba en la comisión y dijo ‘esta nena me la quedo yo en mi casa’, yo iba y capaz que estaba una semana en la casa de ellos; hoy en día tenemos contacto porque es como una familia que se hizo”, explicó sobre su llegada a Olimpo, donde le becaban las clases pero aun así el costo era alto por “los patines, viajes, clases, vestuario. Tenía 13/14 años, viajaba a Bahía, iba y venía”. 
El sacrificio era duro, su localización geográfica la complicaba más, pero su sueña lo tenía claro: “Siempre decía ‘mi objetivo es llegar a representar a Argentina en algún momento. Quiero eso’”. Luchó por ese objetivo, recorrió miles de kilómetros para entrenar y competir, y así construyó su carrera que le permitió cumplirlo. 

Con 14/15 años empezó a compartir su doble función, patinadora y entrenadora. “Horas y horas estando sola, a mis profesores había que pagarles y era difícil, cada vez tenía que estar más con mis alumnas porque iban creciendo en el patín, me necesitaban, y yo también necesitaba entrenar, entonces me vine para acá, iba menos y que mi entrenador viajara. La clase era para mí sola, me servía, entrenaba en mi lugar y no perdía los días de entrenamiento con mis alumnas. Había que poner en la balanza. Empecé con los evaluativos que llevó un tiempo, es un deporte individual y difícil y nacer en un lugar donde no tenés ‘acomodo’. Yo siempre fui de tener la cabeza puesta en eso y tenía las condiciones y muchas ganas”. 

Durante esos años Mandrini fue evolucionando, pasando de categorías hasta que llegó a Internacional y a competir en los selectivos para ir al Mundial. «Año a año tenés muchas categorías hasta que llegás la que se llama Internacional o Preinternacional, ahora tienen otros nombres. Yo empecé a competir a nivel nacional en la categoría Segunda de la B, de ahí pasas a la Primera de la B y ahí ya te vas a la A que tenés otros tres niveles; en la A vas pasando Menores, Junior, Senior, y después recién Internacional”, describió. “Yo empecé cuando estaba en Junior, en los evaluativos tendría 16/17 años. Tenés unos años de ir subiendo y escalando, y de una categoría a otra es mucho lo que se cambia, lo que hay que aprender y evolucionar, a veces en un año no te alcanza para presentarte en otro nacional, que lo que hacía era marcar tu categoría, dependiendo cómo quedabas en el Nacional a ver en qué categoría estabas, si pasabas o no. Yo siempre fui pasando, eso fue bueno pero vas rápido, no te da tiempo. De ahí a competir a los evaluativos que empecé suave y cuando quise acordar estaba ahí, pero en lo económico fue muy difícil y por ahí eso era lo que me limitaba en muchas cosas, lo que era elementos das ventaja en esos niveles”. 
Continuando con el detalle de su evolución contó: “En la Asociación de Tandil estaba sola, y cuando iba a Bahía éramos re poquitos en Internacional. Mi competencia fuerte era cuando iba a Buenos Aires. Pero evaluativos había tres en el año, que si vos estabas entre las tres primeras era representar al país. Yo tuve como dos o tres años cuarta, quinta, cuarta… yo hacía dos disciplinas, y es más difícil porque le tenés que dedicar tiempo a las dos, entonces el entrenamiento es otro. Yo estaba comprometida con las dos disciplinas y en las dos estaba cerca, Escuela y Libre que son las especialidades”, contó.

Al Mundial 
El sueño de competir en un Mundial para Erica Mandrini fue en el 2002. El evaluativo para clasificar fue en Mendoza, y la última figura que le tocó fue “espectacular, una emoción, no lo podía creer. Venía muy bien, pero la presión del último torneo, ya estaba más adentro que afuera, pero había que hacerlo, y a veces el miedo porque que te juzgan no sabés, después comprobé que tenía que tener miedo. Ahí fue bueno, salió todo muy bien, estaba para clasificar. Paola Toledo era mi entrenadora, estábamos las dos solas, festejamos y ahí nomás llamé a mis viejos”.

Con la ropa de la selección previo a viajar al Mundial de Alemania y con el objetivo cumplido de poder representar al país

Con la plaza conseguida, volvió a Tres Arroyos donde la esperaban sus alumnas “en la Terminal con globos” algo que describió como “lindo, ellas estaban orgullosas”. 

En lo deportivo todo estaba listo, pero faltaba lo económico, la gran complicación en su carrera. “Para ir fue un horror, era una desastre el país, un momento malísimo, era algo nuevo para la ciudad pero eran muy pocos los que dijeron vamos a ayudar”, recordó, aunque nuevamente se sobrepuso. Sumado a eso, y por consecuencia de lo económico, perdió a su entrenadora “porque al no poder llevarla hubo problemas, fui al Mundial con problemas, y digo ‘qué mal, porque es el momento más importante de tu carrera’ y fue difícil”. 
Las dificultades económicas las superó, y en lo deportivo no defraudó. “En mi caso siempre fui mejor en Libre, y me tocó ir a un Mundial en Escuela. A veces te puede no gustar algo, pero le das y le das, lo trabajás, y a la larga si tenés las condiciones te puede sorprender gratamente», afirmó Erica que entre 40 patinadoras fue 20° en el Mundial que se realizó en Wuppertal, Alemania. 
La dificultad de poder conseguir el presupuesto, perder a su entrenadora y sumarse a una selección armada no fue lo único, y ahora la patinadora cuenta otro detalle como una anécdota: “Fui al Mundial y me faltaba un par de patines y no podía comprarme otro par. Entonces hacía la disciplina y le aflojaba lo que tenía que aflojar para la otra, algunos me miraban y dirían ‘ésta muerta…’” 

“Me quitaron las ganas” 

Luego de la experiencia de Alemania, la ilusión aumentó ya que el siguiente mundial estaba previsto para que se hiciera en Argentina al otro año. Pero lo que parecía ser una oportunidad única terminó siendo la mayor desilusión de Erica Mandrini en el patín. 
“Hago los evaluativos, en el primero quedo segunda y al otro -ahí te das cuenta de tener más contacto o menos- quedo quinta o sexta patinando mejor que en el primero”, describió sobre una situación que describió como “muy injusta”, y agregó: “Les quedó justito el juego que hicieron, y yo quedo cuarta (entraban las tres primeras) para cuando se hizo en Argentina y me enojé mucho, fueron muchos años de sacrificio y yo sé, mi entrenador lo sabe, te lo dice, y peor. Dije ‘regalar más plata y tiempo mío no’. Me enojé con el sistema, el deporte lo adoro, me hizo mal y no quise patinar más. Dejé en mi mejor momento, en 2004, tenía 24 años, para el deporte es la mejor edad. Nunca más competí, seguí dando clases, show, todo lo que me pidan, pero nunca más competí. Me calenté”. 
La decisión de retirarse de la competencia fue por convencimiento, por no soportar la injusticia de que la dejaran afuera. “Me arrepiento un poco, creo que sí. Tomé decisiones apuradas o en caliente, tendría que haber seguido porque tenía las condiciones para hacerlo, creo que hoy no habría hecho eso. A mí no me defendía nadie, aparte venía todo enganchado porque la chica que queda tercera era una chica que se había retirado pero como se hacía en la Argentina, que era mi sueño, mi mamá y mi papá que tanto hicieron me iban a ir a ver, mi gente, y ella vuelve y queda. Era una patinadora excelente, pero en ese momento el nivel lo tenía mejor yo, porque venía con otro roce…”, explicó, y sentenció: “Me quitaron las ganas”. 

A transmitir 
Con 24 años, Erica Mandrini abandonó la competencia, pero no su rol de profesora. “Seguí trabajando como entrenadora”, indicó sobre su tarea que ejerció en Huracán desde 1994 hasta 2010, años que destacó que fueron “de competencia, hay muchas nenas que han logrado cosas muy importantes a nivel nacional que es muy difícil, a nivel provincial, siempre hubo una escuela buenísima. Cuando íbamos a representar al club afuera siempre volvíamos con medallas”. 

Fueron 16 años en el Globo, pero en los últimos algunas diferencias, complicaciones de entrenar y sus hijos de corta edad la hicieron hacer un cambio. “Empecé a ver cosas que no eran lo que yo quería para mi vida, pude acompañar un montón a mis alumnas, las amaba, pero empiezan a haber otras cosas. Es muy difícil la decisión. Hablo con la gente de patín de Huracán y les planteo que mi idea era seguir pero un poco más alejado, yo les traía un profe de Bahía Blanca para que él las entrenara y cuando iban afuera yo no tenía que ir, porque a mí se me complicaba cada vez más. Quería estar en los dos lados y era horrible, muy feo. Fue una etapa horrible porque era una decisión que la dilataba. Era algo que construí desde cero, me dolía dejar algo así, y sabía que había algunos que querían seguir compitiendo y a otros les daba lo mismo, entonces dije ‘me tendré que salir de la competencia hasta ubicarme porque tampoco quiero frenar a los demás’. Cuando vuelvo de las vacaciones esos papás ya habían organizado, medio como que te usurparon la casa. Fue horrible. Me fui a Boca, donde me abrieron las puertas, venía con un montón de gente y era un deporte femenino que en el club no había, y nos aceptaron bien y nos tuvimos que amoldar. Esto en el 2011. Y de ahí no competimos más hasta el año pasado que recién lo hicimos en Bonaerenses”. 
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Círculo de Bronce en 2002

Erica Mandrini con una gran sonrisa y el trofeo del Círculo de Bronce

Tras competir en el Mundial de Alemania, el Círculo de Periodistas Deportivos de Tres Arroyos eligió a Erica Mandrini como la mejor deportista de la ciudad en 2002. El logro individual fue importante, pero más significó para el patín.

«Es un reconocimiento que te hace bien siempre, era que le dieran importancia al patín, por el que uno lucha para que le den bolilla. Le abrís la puerta a gente, siempre era gente de deportes más tradicionales (la que ganaba). Y después lo gana Manu (López, en 2011), esas cosas era decir ‘el patín ya está metido’, está dentro de los deportes de la ciudad», explicó sobre ese logro.  
 
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Las veladas
El patín artístico tiene su faceta de show y veladas, eventos alejados de la competencia y que permite la unión de los grupos sin importar edad ni nivel. “Siempre me encantó la parte artística, aparte de patín bailaba folklore, iba a danza, siempre me gustó todo eso. Lo que es actuación me encanta”, explicó Erica Mandrini sobre esa faceta del deporte, y aclaró: “El patín de competencia no es para todo el mundo, en cambio en lo que es artístico, que vos podés trabajar en grupo, todas pueden participar y andar hermosas”. 

Sobre el inicio de estos shows, contó: “Se empezaron a hacer las veladas y todo el mundo enloquecido, y se hacían cosas lindas, teníamos buenas ideas, el grupo de padres me ayudaba un montón, yo armaba la escenografía, diseñaba los trajes. Trabajábamos para las telas, se hacían rifas, chanchos móviles, lo que sea, para comprar las telas para todas. Es otra organización. Para el ojo es mucho más lindo, también entra en juego la creación, la iluminación, el ambiente, los cambios de vestuarios, esa cosa mágica que se produce en el arte, y este arte con movimiento luce de otra manera”. 

Esta práctica genera “un desgaste” ya que “se trabajaba mucho en paralelo a la competencia”. Aunque cuando dejó la competencia en Huracán en 2010 Erica se enfocó a esta área. 
“Se mezclan edades y está buenísimo, es genial. Yo lo disfruto, lo otro también, pero esto se disfruta y se hace otro compañerismo, se une el grupo mucho más que en la competencia”, describió sobre la práctica que hoy realiza en Boca aunque “la formación de las nenas es de patín, si ellas quieren competir pueden hacerlo tranquilamente como lo hicieron el año pasado en Bonaerenses”. 
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Profe desde niña
Mientras entrenaba en Olimpo de Bahía Blanca, a Erica le llegó una nueva propuesta atípica para una chica de 14 años. “La gente de hockey de Huracán me dice ‘tenemos ganas de remontar el artístico, ¿no te animás?’. Me dicen de poner una escuela cuando tenía 14/15 años”, y se animó, formó la escuela, la hizo crecer y siguió en el Globo hasta el 2010, y ahora hace 10 años que continúa su actividad en Boca. 
Para sus inicios pidió el respaldo de la Subcomisión de Hockey y algún papá, y apostó a sus conocimientos que tenía “de sobra”. “Empecé, fueron poquitas al principio y se empezó a hacer un movimiento hermoso y a los dos años y pico tres nos afiliamos a Tandil y empezamos a competir. Las nenas anduvieron muy bien y yo seguí con mi carrera paralelamente que no era nada fácil, viajaba mucho”.
En el inicio Erica debía viajar a Bahía Blanca a entrenar, y ahí dejaba a cargo a su compañera Paula Duchosal que le ayudaba. “Era ir y venir permanentemente, esa era mi vida. Yo lo llevo a la actualidad y son muy poco, tenés que amar mucho lo que hacés, tener un objetivo y yo siempre decía ‘mi objetivo es llegar a representar a Argentina en algún momento. Quiero eso’. Tuve esa locurita y la pude concretar”. 

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Un mensaje 

Al pedirle a Erica Mandrini un mensaje para las patinadoras, para aquellas chicas que están en sus comienzos, dijo: “Lo primero, la responsabilidad. Si tenemos más o menos condiciones, eso también va a decir hasta dónde podemos llegar. Puede ser muy bueno, pero si no es responsable en su entrenamiento, en general, en hacerte caso, porque a veces pasa ‘me sale fácil y me la creo’. La humildad. Todas esas cosas hay que tenerlas presente. No tener miedo a nada, es un deporte que te intimida, salís a la pista… lanzarse, si es algo que te gusta lo tengo que hacer. Dar lo mejor mío, poner todas las cartas sobre la mesa. Y de ahí se ve, lo otro es secundario». 


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Agradecimientos 
«A mi familia, mis viejos, ellos siempre ahí, atrás mío, mi mamá más de una vez sin dormir porque me acompañaba a Bahía y se iba a trabajar al Frigorífico Anselmo. Me acuerdo los sacrificios, ir cosiéndome las mallas, cosas que solamente tus viejos pueden hacer. Prohibirse veraneos. En general es agradecer a toda la gente que ha estado en mi camino, de buena o mala manera siempre aprendí, me han enseñado a los tirones o con sonrisas, me han enseñado mucho. Agradecer a los clubes en general porque todos me han brindado un espacio, a los padres de mis alumnas, a mis entrenadores, a gente que me ha ayudado con pequeñas cosas. También a mi grupo de amigos». 
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