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Tres Arroyos, JUEVES 28.03.2024
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Un presente muy prometedor

Por Carlos R. Cuestas  

Siempre, cuando alguien se enfrenta a una hoja en blanco para escribir en ella, aparece la sensación de incertidumbre, de ordenar el torbellino de ideas y sentimientos que se atropellan para salir y quedar impresas. Máxime, cuando son cuestiones que llevamos en lo más profundo de nuestro ser. 
Eso es lo que estoy experimentando ahora, pretendiendo hacer un apretado relato de 30 años de un muy intenso trabajo en el área de las Actividades Científicas y Tecnológicas Educativas; para el común del sistema educativo, el universo de las Ferias de Ciencias. 
El primer antecedente que encontré en Tres Arroyos, es la existencia de un Club de Ciencias en el Colegio Nacional en 1966 o 1967 y alguna Feria de Escuela hasta 1972-73. A nivel nacional, las primeras experiencias organizadas datan de principios de los ’60 en Santa Fe y Córdoba. Luego, en las sucesivas dictaduras (desde Onganía a Lanusse y la brutal época de Videla), estas actividades fueron prohibidas porque se juntaba mucha gente que tenía la muy mala costumbre de… pensar. Según la jerga de los dictadores, eran gente «potencialmente peligrosa» por el mal hábito que tenían. 
Mi ingreso a todo esto se produce gracias a una invitación de Graciela Callegari para ayudar a organizar una Feria en la Escuela Técnica en 1984 (a dos años de mi inicio en la actividad docente. En 1985 asesoré a dos grupos de estudiantes en sendos proyectos a presentar en la Feria de escuela. Y ya en 1986 comencé a organizar esta actividad con la ayuda de varios colegas. Desde ahí, a mi retiro efectivo, he sido asesor, capacitador y formador de asesores y evaluadores, coordinador a nivel local y regional, y evaluador del área Tecnología en Ferias Provinciales, Nacionales y dos Internacionales. 

En Tres Arroyos, el primer antecedente es un Club de Ciencias en el Colegio Nacional en 1966 o 1967

De a poco, formando docentes para asesorar y evaluar este tipo de trabajos se fueron sumando voluntades al ver la efectividad del método de aprendizaje por proyectos (ésa es su denominación técnica, dada por su creador John Dewey en 1920), y el apoyo de las autoridades nos fueron abriendo las escuelas para aplicarlo. 
Hasta 1995, la organización del sistema a nivel regional y provincial estaba en nuestras mismas manos (éramos 20 coordinadores de región desplegados desde San Nicolás a Bahía Blanca y de Puan a Mar del Plata, faltando cubrir unos 30 distritos) y la coordinación provincial la ejercía (por consenso y ad honorem la profesora Marta Moyano, a la sazón vicedirectora de la Técnica 1 de Mar del Plata. 
El año 1993 marcó en mi vida profesional, un antes y un después. A principios de ese año, Hugo Albani me preguntó si iba a organizar la Feria; todavía recuerdo la cara con la que me miró cuando le pregunté si se animaba a poner la escuela para hacer la Feria Nacional. Luego de un instante me dijo «Si vos te animás, dale». Hablo a Mar del Plata para ver la opinión de Marta; me brindó todo su apoyo y ¡ahí empezó el baile! La tarea de convencer a mis compañeros no fue demasiado fácil ya que muchos decían que estaba loco, que el trabajo iba a ser terrible, que no teníamos experiencia para algo tan grande… pero picaron, porque íntimamente sabían que íbamos a poder. Luego, a lograr el apoyo de la comunidad: municipio, Cámara Económica, instituciones de salud, etc. La autorización final debía darla la Mesa de Coordinación Nacional, compuesta por todos los coordinadores provinciales. Para quienes no están en el sistema educativo, debo aclarar que estábamos en la jurisdicción nacional. 
La solicitud y toda la documentación respaldatoria del apoyo de la ciudad había que presentarla en octubre de 1993 en la Feria Nacional, que ese año se realizaba en Córdoba. Yo debía llevar la documentación y Marta me esperaba allá, ya que ella participaba como coordinadora de nuestra provincia y se encargaría de la presentación formal y la defensa del proyecto. Su salud le jugó una mala pasada y una neumonía le impidió viajar, por lo que tuve que afrontar la situación solito y mi alma. Ante esta situación, más de una vez en el viaje solitario me decía:»¿Para qué habré abierto la boca? Ahora jorobate y bancátela». Cuando me presenté me atendieron muy bien y revisaron la documentación. 

En octubre de 1995, Tres Arroyos fue sede de la Feria Nacional. Un hecho histórico que se concretó en la Escuela Técnica

Hubo algo fundamental que salvó el proyecto: el enorme prestigio que tenía nuestra Escuela dentro del Consejo Nacional de Educación Técnica (Conet) que la consideraba dentro de las cinco mejores del país.
Ni qué decirles el orgullo y la satisfacción con que vine, al igual que mis compañeros cuando se enteraron. Nos habían dado la Nacional para 1995, así que comencé a concientizar al personal y los alumnos, porque teníamos que trabajar todos, empezar a ver dónde le gustaría colaborar, etc. Estábamos tranquilos porque faltaban dos años y medio y teníamos todos los apoyos necesarios. Siendo consciente de la complejidad de las tareas a emprender, empiezo a buscar entre mis compañeros a quienes serían los responsables de cada subcomisión. 
¡Y llegó 1995! Nos cambian de jurisdicción, pasamos a Provincia y ¡chau seguridades! Lo peor era que no teníamos ni idea de dónde acudir, porque contábamos con el compromiso y de buenas a primera no sabíamos de dónde iban a salir los 50.000 $/US$ (estaba el 1 a 1) que nos salía la Feria Nacional. Con fondos de la cooperadora, con dos compañeros fuimos a La Plata, al Consejo General de Educación; que nos atendió muy amablemente, al no saber qué hacer, nos derivó a la consejera general profesora María Carmen Pecker, quien posteriormente fue designada oficialmente como coordinadora provincial de las Actividades Científicas y Tecnológicas Educativas. Por eso, a veces digo que la Provincia se metió en esto por mi culpa. 
Luego llegó la Feria Nacional que se convirtió en el hecho educativo más importante en la historia de la Escuela de Educación Técnica Nº 1, y en mi opinión, del distrito de Tres Arroyos. Las crónicas de la época así lo reflejaron. Y en cuanto a mi historia y trayectoria profesional, fue sin dudas el hito más trascendental de mi carrera. Ello no hubiera sido posible sin el enorme apoyo y colaboración de muchísima gente: en primer lugar mi familia, los 19 compañeros que formaron las coordinaciónes de las distintas áreas y sus colaboradores docentes y alumnos, compañeros docentes de varios establecimiento, alumnos y autoridades de la escuela, autoridades municipales, medios de comunicación y muy especialmente, de todas las familias de la ciudad que nos abrieron generosamente las puertas de sus hogares para albergar a todos los alumnos visitantes. 
Fue la primera Feria Nacional que se hacía fuera de una ciudad capital y la última Feria Nacional en que los alumnos convivieron con familias de la ciudad sede haciendo realidad el sueño, no siempre logrado, de una verdadera comunidad educativa. 

La Escuela Técnica tenía un enorme prestigio dentro del Consejo Nacional de Educación Técnica (Conet), que la consideraba dentro de las cinco mejores del país.

De ahí en más, y bajo la conducción de Mary, fuimos consolidando al programa en el territorio provincial y hacia adentro de la propia Dirección General, con el fin de ir marcando nuestras necesidades presupuestarias. Posteriormente hubo un corto período con una conducción provincial no muy comprometida con el programa, con muchas idas y vueltas e indefiniciones graves. Luego, con Mario Oporto como director general, accedió a la coordinación el licenciado Sebastián Palma, quien imprimió un fuerte impulso al crecimiento y consolidación definitiva del programa dentro de la Dirección General. Esa misma dinámica se transmitió hacia abajo, donde pudimos incorporar más coordinadores regionales. 

Carlos Cuestas pronunció unas palabras en la Feria que tuvo lugar el jueves. En el acto inaugural, destacaron su tarea durante 30 años

En mi caso, tuve el inmenso placer de incorporar a Nancy Alonso, primero, y luego a Haydeé Fernández, ambas ex alumnas mías en el Instituto, y docentes con una muy activa participación en Feria por lo que han sido reconocidas por sus virtudes personales y profesionales en el sistema educativo de la ciudad y la región. En ambos casos, las autoridades educativas del distrito vieron con muy buenos ojos mis sugerencias para sus respectivas designaciones 
De esa manera llegamos a conformar un equipo provincial de más de 50 personas, altamente comprometidas con estas actividades. Con la tranquilidad del deber cumplido y haber dejado las tareas en manos mucho mejores que las mías, me retiro a fines de 2015. 
Todos estos antecedentes han ido armando todo el andamiaje que sustenta la realidad actual de las ACTE, mostrando a la vez la creciente comprensión de las autoridades educativas de todos los niveles y modalidades, de que este método de aprendizaje es altamente significativo y que, con la orientación adecuada, los chicos son capaces de hacer cosas, a veces, mucho mejores que los adultos. 
Se puede crecer mucho más, si todos los establecimientos trabajan; si cada uno presenta tres proyectos, sólo tres, podemos superar los 200 proyectos en todo el distrito. ¿Lindo, no? ¿Seguimos trabajando? ¡Vamos, que se puede! 
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