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Tres Arroyos, VIERNES 29.03.2024
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Cabrera volverá a la pista de Palermo

Era la última clasificatoria de las cuatro programadas por la Dirección de Exposiciones de la Sociedad Rural Argentina para ganarse un lugar en la final que se llevará a cabo durante la nueva edición de la exposición más importante del campo argentino. Eso hacía que el desafío fuera mayor, porque la competencia iba a ser superior. “El que tenía decidido ir apostaba fuerte porque después de General Rodríguez ya no había posibilidades de llegar a Palermo”, explica Carlos Cabrera. 

Y él fue uno que apostó fuerte y que finalmente consiguió el pasaje para estar en el mes de julio en la pista más prestigiosa.
Por segundo año consecutivo, el soguero tresarroyense alcanzó este importante logro y pisará la arena de la Pista Central el primer domingo de la muestra en la final del Concurso Nacional de Aperos de uso tradicional, Centros Tradicionalistas y Caballos de Trabajo. “Saber que vuelvo a Palermo es algo fantástico para mí”, dice. 
El sábado pasado, en el Fortín Unión de General Rodríguez se llevó a cabo la cuarta Clasificatoria del Concurso Nacional de Aperos para Palermo 2019, y Cabrera obtuvo un meritorio segundo puesto en la jura. Con eso, al igual que el primero y el tercero, se aseguró la presencia en Palermo. 
Y si bien es una sensación que ya experimentó el año pasado, el soguero dejó en claro que es una satisfacción y un privilegio haber vuelto a lograr el objetivo.
“Siempre es importante lograr algo así, más por lo que significa para uno y por el sacrificio que hay que hacer para estar. Yo nunca me tomo vacaciones, pero me doy estos gustos, invierto en esto que me gusta, y lo disfruto”, cuenta instalado en su taller de la avenida Constituyentes.

El soguero montado al criollo con las pilchas elogiadas por el jurado el sábado pasado en el Fortín Unión de General Rodríguez

A pulmón 
Para poder participar, Carlos alquiló un caballo de la cabaña El Mercachifle, de Chascomús, llevó las pilchas de su propiedad y otras prestadas para la ocasión.
“Tenía un juego de cabezas muy bueno, un lote de mantras importante también, que te ayuda mucho. Ni hablar del caballo, que es muy bueno, propiedad del Chino Hermosi, y eso te ayuda con el jurado”, dice mientras ceba un mate amargo. 
El soguero cuenta que llegó un rato antes del comienzo de la jura a General Rodríguez para poder adaptarse al caballo. “Me sirvió mucho haber practicado acá con Carlos Latorre, que me enseñó algunos ‘andares’, y eso hizo que entrase más confiado a la pista”, indica. 
Convencido de que estaba para más, Carlos cuenta que el segundo puesto, si bien le generó la satisfacción de haber clasificado para Palermo, le dejó gusto a poco. “El año pasado clasifiqué con el primer puesto, y ahora me doy cuenta que no me gusta ser segundo”, dice con una sonrisa. 
Los jurados tuvieron en cuenta el caballo, el apero y la armonía del conjunto. “Uno de los jurados fue Pancho Madero Marengo, que tipo que de esto sabe y mucho”, aclara Cabrera.
La jura se realiza sobre el animal, evaluando la morfología de su andar, la presentación y el estado general del caballo. También se observan y califican los aperos con todos sus componentes: telas, platería, sogas, así como la vestimenta y la postura del concursante. 
Si bien el soguero estuvo solo en la pista, entiende que su logro estuvo respaldado en el apoyo de un lindo equipo de amigos que hicieron posible una nueva clasificación a Palermo. “Por eso quiero agradecerle a Ricardo Pardo, Carlos Latorre, Horacio Ancia, Hugo Di Vito, Roberto Milian y al Chino Hermosi”, dice. 
La posibilidad de participar en la final de la jura de Aperos de Uso Tradicionales, que se lleva a cabo el primer domingo de la muestra y es el día más importante para el gauchaje, abre una puerta para estar en el acto inaugural: “Para eso tengo que sacar un primer premio…”, cuenta. Es difícil, pero no imposible. 
Palermo 2018 
En el marco de la Exposición Rural del año pasado, en el Concurso Nacional de Aperos de uso tradicional, Centros Tradicionalistas y Caballos de Trabajo, Cabrera participó con el número 97, en la categoría Basto Porteño con juego de cabeza tejido a lezna. 
De vasta experiencia en Palermo en el ámbito de las sogas y las pilchas, era la primera vez que el tresarroyense montaba y salía a la Pista Central. Y la tarde no podría haber sido mejor: el soguero obtuvo el tercer premio para orgullo y satisfacción propia y del grupo de amigos que lo fueron a ver pisar la arena de la elite. 
Cabrera explotó de la emoción y gritó “¡Viva la Patria!”, cuando el jurado lo distinguió con la escarapela verde. Miró al cielo con los ojos húmedos para dedicárselo a su padre -a sólo dos días de cumplirse el 13er aniversario de su partida-, y también a un gran amigo oriundo de Bahía Blanca, con quien dio los primeros pasos en esto de las exposiciones tradicionalistas y que hace tres años se bajó del caballo para siempre.
Entrar montado a la Pista Central ya fue un sueño cumplido para Carlos, porque el momento de la jura lo transportó directamente a su niñez, cuando acompañaba a su viejo, que era cabañero y participaba con carneros en la exposición.
“Yo siento y entiendo la tradición como pocos. Por eso siento que el año pasado me he dado un gustazo. Nunca pensé que alguna vez iba a participar de una jura, lo veía como algo imposible para mí. Pero se fueron dando las cosas y llegué a la Pista Central. Y este año estaré ahí de nuevo”, dice con satisfacción.
   
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