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Tres Arroyos, MARTES 16.04.2024
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La grieta existió siempre en Argentina y en el mundo

Señora Directora: 


Se comenzó a hablar de la grieta, nuevamente, en el último mandato del kirchnerismo, haciendo responsable al oficialismo de ese momento, pero es el resultado ineludible del enfrentamiento ideológico entre el poder económico (que es mundial) y los que reclamamos a gritos justicia social y una justa distribución de la riqueza. 
El poder económico bregó siempre por la acumulación desmedida de la riqueza, el control político de los países, para lograrlo sin sobresaltos, a costa de la pobreza, el hambre y los salarios de miseria. Se validó de todos los recursos posibles, de los cuales, gran parte de la ciudadanía no toma conciencia: de las guerras primero, de la usurpación, de golpear las puertas de los cuarteles, luego, para dominar con gobiernos militares, la situación que se les iba de las manos, de contratar mercenarios, sicarios, para matar políticos, fiscales o jueces, cuando ya no los necesitan y por último, controlar los más grandes medios de comunicación del mundo para, dicho civilizadamente, formar opinión. 
En algunos países del mundo, en períodos no muy largos, tomo mayor notoriedad la “grieta”, porque hubo gobiernos, mujeres y hombres que enfrentaron al poder económico: en nuestro país fueron los gobiernos de Juan Domingo Perón y luego de Néstor y Cristina. No en vano transmitieron a los cuatro vientos que el kirchnerismo no era peronismo, por esa necesidad imperiosa del poder económico de apagar el fuego popular y de enfrentarnos entre nosotros. 
La grieta no desaparecerá nunca. Se aplaca cuando los gobiernos son tibios, pero no podemos renegar de ella, porque estaríamos renegando de la lucha, de la resistencia. Sería hipócrita si dijera que debemos buscar el consenso con quienes piensan y actúan con ideas, motivos y horizontes totalmente enfrentados con los nuestros. Deberíamos renunciar a vivir mejor o luchar por el futuro de nuestros hijos. El poder económico nunca se va, en sus peores momentos, está agazapado, el único poder que lo puede enfrentr es el popular, los humildes, los trabajadores, el voto popular. Para ello es necesario que pensemos y razonemos con la cabeza fría y el corazón caliente. 
Daniel F. Marchetti
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