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Un regalo de cumpleaños made in Brasil

A solo unos días del cumpleaños de Oriente, Camila Sallago se trajo un regalo para ella y para el pueblo que la recibió hace ya varios años y que siente como propio.

Es que en tierras brasileras, más precisamente en Caxias do Sul, en el estado de Río Grande del Sur, a 2500 de la localidad que hoy cumple 107 años de existencia, la joven jinete se dio el lujo de jinetear y traerse un trofeo de Brasil. 

Este año Camila, quien ya había participado dos veces en el mundial de las jineteadas, Jesús María, entre otros lugares de nuestro país, hoy con tan solo 22 años había decidido abandonar por un tiempo la actividad. Hasta que llegó una invitación imposible de rechazar. 
Camila contó a este diario que además de ser una pasión, de amar a los caballos, por momentos se volvió algo agotador emprender viaje de forma continuada, ya que la joven también es reconocida porque generalmente recorre la zona y el país a dedo. De esta forma llegó y volvió en alguna ocasión al mismísimo festival de Jesús María. 
«Este año venía medio tranqui, pero así de la nada, de pronto se me dio la posibilidad de salir a jinetear fuera del país, a Brasil, me llegó la invitación y sin vueltas me decidí a ir», contó la joven, que tiene valor no sólo en el campo de doma.

«Cómo vas a hacer», le preguntó su papá, quien justificaba su temor no sólo por la distancia que separa Oriente del estado de Río Grande del Sur, sino también porque la jinete brasilera que participó y ganó Jesús María tiempo atrás, le pidió a Camila que no viaje a dedo por Brasil porque la situación de la inseguridad es mucho más acuciante que en nuestro país. 
«Hacé como puedas pero no vengas a dedo por favor», le suplicó.

Camila le hizo caso y logró con fondos propios, con la colaboración municipal y de diferentes políticos, salir de Oriente el jueves 13, llegar en colectivo el viernes 14 de septiembre y montar el domingo 16 por la noche. 

«Le agradezco al intendente Reyes y a Ana María Guido por la mano que me dieron», dijo Camilia, quien aseguró que si bien fue sola y el viaje fue largo, «fue una experiencia hermosa y gracias a Dios me fue bien». 
«A una jinete brasilera que ganó acá en Jesús María le pidieron que seleccione alguien que vaya a representar a la Argentina en los rodeos (en Brasil no existe la jineteada como acá, se le llama rodeos). Bueno me seleccionó y a mí no me cabía en el pecho tanta alegría».
Experiencia distinta
«Los rodeos son todo a clina limpia. Yo llegué un viernes y monté el domingo, así que mucho no pude ver cómo era el panorama, pero es muy distinto a lo nuestro», aseguró Camila, quien se llevó la sorpresa a pocas horas de montar, de que en los rodeos no se usan los apadrinadores, que son las personas que en las jineteadas acompañan desde cerca y lo alcanzan cuando toca la campana para evitar cualquier inconveniente con el animal.

En tierras brasilera, Camila Sallago compartiendo momentos con pares anfitrionas participando de los rodeos del vecino país

«A mí lo que más me impresionó es que no había apadrinadores y yo le decía a mi amiga que se le había escapado el detalle de comentarme antes de venir para acá que no había apadrinadores», contó entre risas. «Y ella me quiso tranquilizar diciéndome vos quédate tranquila que cuando suene la campana vos lárgate nomás», completó Camila, quien finalmente participó en un contrapunto, es decir, compitió contra otra jinete brasilera, que se cayó a los pocos segundos de comenzar su monta y, de esta forma, la chica nacida en Copetonas pero que asegura que su lugar en el mundo es Oriente, no sólo que participó, sino que se trajo a Oriente el trofeo de campeona.
«No entendía nada cuando hablaban, me costó horrores, pero lo que me llamó mucho la atención es el respeto que me tuvieron, siendo argentina y por la rivalidad que supuestamente hay entre ambos países», reveló.
Y contó, como otro dato positivo de su experiencia, que la chica brasilera que jineteó junto a mí, Suelen Vigil, «se portó muy bien conmigo, fue muy buena compañera. Terminé de montar, me abrazaba y lloraba y yo ahí sentí que no había competencia». 
Finalmente, Camila ganó el contrapunto, pero lo tomó como humildad y también con compañerismo. «Yo monté de noche y como estaba cansada por los nervios que había pasado, me fui a dormir. Pero la otra chica se había caído antes de tiempo y tan buena compañera que no me interesaba pensar mucho en saber si había ganado o no. Y al otro día cuando me avisaron que había salido campeona, estaba muy contenta y salí corriendo a llamar a mi papá», señala Camila, a quien se le dibujaba una sonrisa cada vez que recuerda esta experiencia inolvidable que vivió fuera del país. 
Al finalizar, confesó que está algo arrepentida luego de haber hecho la promesa de dejar de montar, porque aseguró que «mi vida se basa en los caballos, no encuentro otra cosa que me guste que no sea los caballos, la jineteada. Igualmente voy a dejar por un tiempo y me voy a dedicar a amansar unos caballos con la ayuda de mi papá». 
Para finalizar, volvió a resaltar el cariño que tiene con Oriente. «Si bien no soy nacida acá, amo a este pueblo, creo que me adoptaron, me siento una más y estoy muy contenta con el acompañamiento que tengo».
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