Opinión

Sí Ramona

12|11|23 10:50 hs.

Por Perico Medina


Por supuesto, soy un amigo, y acá estoy para responder a la invitación que me hiciste en tu editorial del último domingo.

Los años, las lecturas, las enseñanzas de la vida, me han hecho más propenso a la reflexión que al enojo, es verdad que he tenido en algún momento una opinión bastante desfavorable sobre el posicionamiento de La Voz Del Pueblo, pero jamás sentí un enojo hacia el diario ni muchísimo menos hacia tu persona o ninguna otra y lamento que se pueda haber interpretado de esa forma.

Me provoca ternura el tono confesional con que calificas de "pecado" a la ya famosa calcomanía, y en virtud de ello haré lo que se hace con los pecados de los amigos, olvidarlo.

Celebro que podamos permitirnos reflexionar sobre estas cosas. La verdad es que en los últimos años nos ha tocado vivir tiempos oscuros donde ha imperado la confusión y hemos visto al odio transformarse en el principal motivador de las decisiones políticas de los individuos, hasta llegar al día de hoy donde dos de las tres propuestas mayoritarias esgrimen como su principal idea fuerza, la destrucción, el aniquilamiento, la desaparición del adversario político.

Tendrán que asumir que los medios de comunicación han jugado un rol en este extravío y enhorabuena que estén dispuestos a corregirlo, pero no han actuados solos. Un actor principal ha sido un poder judicial que ha perseguido dirigentes con causas armadas a partir de notas periodísticas, causas que luego eran replicadas por el mismo periodismo en un círculo vicioso que provocara la estigmatización de personas, colectivos e ideas.

Este mecanismo excede incluso el marco de nuestro país y ha mostrado ser un plan sistemático aplicado por el departamento de estado norteamericano para todo Latinoamérica, o al menos para aquellos países cuyos pueblos se empeñan en elegir gobernantes que no son de su agrado.

A esto se ha sumado la manipulación de las redes, apelando a trolls profesionales o voluntarios que no tienen límites a la hora de calumniar, insultar, descalificar, llevando el sentido común a un lugar donde ciertos nombres propios se transforman en sinónimo de delitos.

En este contexto es comprensible que te haya resultado difícil intentar mantener un equilibrio, podrás imaginarte lo difícil que ha sido para algunos ser consecuente con sus ideas, pagando incluso con la pérdida de su libertad y sus derechos políticos con cárceles y proscripciones.

Pero las armas del mal nunca triunfan, pueden provocar algún daño pero terminan destruyéndose a sí mismas. Entonces la primavera llega y el pasto crece.

Entiendo tus palabras como un llamado a superar las antinomias y lo abrazo, hago votos porque dejemos atrás los discursos de odio con que nos han intoxicado y podamos recorrer nuevamente un sendero de unidad nacional como hemos sabido hacerlo en el pasado encolumnándonos detrás de dirigentes que vinieron a proponernos sueños y no exterminios.

Bueno Ramona, del "pecado" ya me olvidé, soy tu amigo, podemos debatir sanamente si no estamos de acuerdo y también podemos estar de acuerdo.




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