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Leonardo Garrido es ingeniero electrónico y emigró con su familia en septiembre de 2021. Trabaja en un Instituto que desarrolla investigaciones e intervino en un proyecto que fue presentado en un encuentro iberoamericano en Brasil. Su mujer es docente y tienen dos hijas gemelas
El ingeniero electrónico tresarroyense Leonardo Garrido está viviendo una experiencia laboral muy positiva en España. Allí se radicó en septiembre de 2021 con su familia, conformada por su mujer Cecilia Iturralde y las hijas gemelas Manuela y Trinidad, quienes ahora tienen 12 años.
En este contexto, se sumó a un proyecto de investigación que en forma reciente fue presentado por unos de sus compañeros de trabajo en un congreso realizado en Brasil. En un diálogo con La Voz del Pueblo, hizo referencia a esta iniciativa, al proceso de adaptación en España y a la carrera profesional que desarrolló previamente en nuestro país.
El paso
Leonardo es hijo de Oscar Garrido y Graciela María Cobanea, y tiene un hermano, Maximiliano Ariel, quien se desempeña como chef en Mar del Plata.
Realizó los estudios primarios en la Escuela 8; “me quedaba a 150 metros de casa”, recuerda. Su formación secundaria la obtuvo en el ex Colegio Nacional, donde eligió la orientación de Exactas y Naturales.
Luego cursó la carrera de ingeniería electrónica en la Universidad Nacional de Mar del Plata, entre 1999 y 2009, “hasta que terminé todos los exámenes y finales”.
Durante ocho meses trabajó en el bingo de Tres Arroyos, como técnico de mantenimiento de las máquinas tragamonedas. Describe esta etapa como “una experiencia muy linda” y valora el compañerismo con quienes formaban parte del personal.
Lo convocaron desde la empresa Eisen, de Necochea, porque él había enviado un currículum. “Me llamaron para ver si estaba disponible, tuve la entrevista y me gustó mucho la propuesta. Nos mudamos a Necochea. Una firma grande, me brindaba buenas perspectivas profesionales”, explica.
De esta manera, Leonardo comenzó una nueva tarea. “Eisen hacía el mantenimiento de subestaciones eléctricas como la que está afuera de Tres Arroyos, junto a la ruta 228, que pertenece a Transba -puntualiza-. Todo el servicio de mantenimiento eléctrico y ensayos estaba tercerizado”.
Ingresó “en la parte de protecciones eléctricas”, cumplió distintas funciones hasta que “surgió la posibilidad, tanto yo como todo el equipo, de ingresar a la empresa matriz que es Transba. Ahí estuve trabajando hasta 2021”.
Habían visitado España junto a su mujer y sus hijas en 2017, con la finalidad de “conocer y pasear”. Cuenta que “nos encantó, pero no teníamos la idea de venirnos a vivir. Después cuando empezó la pandemia, nos replanteamos un poco la situación, la realidad social del país nos llevó a decidirnos a venir a probar. Todavía no somos tan grandes, yo tengo 42 años, vimos que podíamos reinventarnos. Dimos el paso”.

En su lugar de trabajo. Desde abril de 2022, forma parte del Instituto Tecnológico de la Energía (ITE). Reside en Paterna, al norte de Valencia
Una nueva vida
El traslado a otro país implica incorporarse a una cultura diferente, más allá de las similitudes que puede haber entre Argentina y España. “La inserción al principio fue un poco complicada más que nada por los trámites. La burocracia es similar en todos lados, te va demorando, lo que parece que debería ser sencillo puede ser un poco más difícil. Pero no es nada que no se pueda salvar”, señala.
En su caso, la incorporación al ámbito laboral no resultó compleja porque “tenía bastante decidido lo que quería hacer. Si bien me llevó un tiempo hasta encontrarlo, no tuve mayores contratiempos”.
En este sentido, relata que “mi ocupación en Argentina era bastante específica en la parte de subestaciones. Encontré trabajo en Salamanca para hacer algo similar. No me gustó mucho el frío y tuve una posibilidad interesante en el Instituto Tecnológico de la Energía en Paterna, un pueblito al norte de Valencia”.
Le ofrecieron ser parte de labores de investigación y ensayos de laboratorio, lo que significaba “un desafío. Son proyectos que se plantean y se van desarrollando. Me atrajo la idea, me llamaron en abril de 2022 y hasta el día de hoy sigo formando parte del Instituto”.
Durante la pandemia, dispuso de mayor cantidad de tiempo, por lo cual realizó un master en ciberseguridad cuando todavía estaba en Argentina. “Uno de los proyectos en los que estoy avanzando ahora es montar un laboratorio de ciberseguridad”, sostiene.
Le genera entusiasmo su actividad porque “hay mucho trabajo en equipo. Alguien impulsa una nueva idea, tenemos que probar. Leer papers de otro lado, ver cómo se fueron encarando las cosas, si se deben hacer modificaciones”.
La familia se adaptó a las costumbres y a las características de España. Leonardo reflexiona que “al principio te parece que venís a un país donde hablan el mismo idioma, pero hay muchas cosas que se dicen distintas. Más allá de estos detalles, nuestras hijas están muy bien, van a tener su fiesta de egresados de la primaria, con compañeros y amigos”.
Cecilia Iturralde es docente, maestra de jardín de infantes y primaria. En el período de pandemia se recibió de licenciada en Educación. “Todavía no está ejerciendo en España, se encuentra en el proceso de homologar títulos -comenta Leonardo-. Está acompañando a las nenas para ir y regresar a la escuela, así como en otros momentos del día, son chicas todavía”. Ella también es tresarroyense, vivió una etapa en Claromecó y por los estudios superiores, se mudó a Mar del Plata, donde se conocieron y “no nos separamos más”.
Leonardo y Cecilia además estudian idiomas. “Estoy repasando para darle más profesionalidad al inglés, que es fundamental. Un poco me arrepiento de no haberle hecho caso a mi mamá principalmente, que me mandaba a inglés, yo iba renegando hasta que un día no fui más. Hoy digo ¡qué gran error cometí! Hay que transmitírselo a las generaciones que vienen atrás, es necesario el idioma para tener mejores oportunidades”, expresa. En tanto, Cecilia suma conocimientos de idioma francés.
Otro aspecto favorable es que se sienten a gusto en Paterna, “una
ciudad linda, con mar. Era una de las premisas. Parecida a Necochea. Está a 25 kilómetros de Valencia, te tomas un metro o un subte y llegas en un ratito. Y no estás todo el día con el estrés de semejante cantidad de gente dando vueltas”.
Un logro
Uno de los proyectos en los que participa el Instituto Tecnológico de la Energía fue presentado, en forma reciente, en un congreso que tuvo lugar en Brasil.
Durante la entrevista, dio a conocer en qué consiste. “Tanto en Valencia como en otras grandes ciudades, mucha de la distribución eléctrica se hace con cables subterráneos, las líneas, transformadores e instalaciones en general”, afirma. En consecuencia, cuando se produce la rotura de un cable, “se desentierra, se empalma y se vuelve a enterrar”.
No es posible hacer un seguimiento del estado de los empalmes y los cables, para tener un mantenimiento programado. “Este trabajo intenta incorporar una serie de señales, que nos permitan determinar cómo va cambiando el cable con el tiempo, a partir de su uso. Con esta finalidad, se ‘envejecieron’ y controlaron cables en el laboratorio”, argumenta.
La instancia siguiente es “desarrollar un equipamiento que haga posible la medición online, a través de un pulso de alta frecuencia. Estimar el estado de los cables y si alguno de los empalmes o una terminal están a punto de sufrir un defecto. Predecir cuándo es necesario intervenir con mantenimiento”.
Se trata de “una problemática relativamente nueva”. Observa que obedece al “crecimiento acelerado de la movilidad eléctrica, la distribución de los cargadores, de las fotovoltaicas a nivel domiciliario. Eso influye porque cambia la dinámica de la distribución de la energía”.
El grupo de investigadores tiene miembros de la Universidad Politécnica de Valencia y del ITE, muchos de los cuales a su vez son docentes en la mencionada casa de altos estudios. Leonardo indica que “durante dos años se trabajó en el proyecto, yo entré cuando estaba aproximadamente al 10 por ciento. Encontramos que con una señal predeterminada, se podía detectar cuando el cable u otra instalación tenían cierto deterioro. Un compañero lo presentó en el congreso iberoamericano organizada por CIGRE en Brasil. El nombre del trabajo es ‘Caracterización del envejecimiento electrotérmico de empalmes subterráneos en cables de media tensión mediante diversos métodos de diagnóstico’”.
CIGRE es el Consejo Internacional de Grandes Redes Eléctricas, una sociedad internacional no gubernamental, que tiene miembros de más de 80 países.
Un camino
Leonardo y su mujer se reinventaron, tal como lo habían pensado. El habla del acompañamiento que tuvo en sus períodos de estudio y de trabajo. De cada uno que formó parte del camino que transitó en la facultad y posteriormente en la profesión.
Cuenta con la base que le dio el hogar donde se crió y vivió su adolescencia en Tres Arroyos, sus padres. Las raíces, nada menos.
Su empleo implica un desafío que lo motiva. La familia se encuentra cómoda y feliz. Los miles de kilómetros de distancia no alteran la cercanía que siente con su lugar de origen, con el que comparte los logros profesionales y familiares.