05|06|23 10:21 hs.
El clásico entre Huracán y Quilmes jugado ayer en el estadio Roberto Lorenzo Bottino se vivió nuevamente como una fiesta, con un buen marco de público a pesar de la fría tarde y que ambos equipos están lejos de la punta del Torneo Apertura de fútbol de Primera División. El triunfo fue para el Globo, por 2 a 0, y ahora está a cinco de la cima, mientras que el Cervecero con la derrota se hunde cada vez más en la tabla de los promedios.
De entrada se lo vio mejor a Huracán, que buscaba asociase, abrir la pelota por las bandas y buscar profundidad para poder mandar centros. A los 5’ ya avisó, con un cabezazo de Ferreira que se fue apenas alto. Quilmes por su parte, planteó dos líneas de 4 juntas y se mostró oportuno con los cierres o cruces, pero también careció de peso ofensivo ya que quedaban muy lejos y solos los delanteros Silva y Espinosa.
Hasta los 25’ la defensa del Cervecero se había mostrado segura, anticipando y desviando cada aproximación del Globo. Hasta que a los 26’ D’Annunzio envió una pelota cruzada desde la derecha que encontró solo por el sector opuesto a Henríquez, que con frialdad abrió el marcador ante la salida de Coronel.
El 1 a 0 era justo, y generó que el partido se achate, ya que el local con la ventaja movió sin tanta profundidad el balón. La visita recién pudo inquietar a los 39’ con un fuerte remate de Sosa que Del Río mandó al córner, y a los 42’ Joaquín Fernández pudo ampliar de ¾, pero su violento remate salió apenas afuera.
En el segundo tiempo el encuentro siguió por los mismos carriles, pero a pesar de que Huracán se aproximaba e inquietaba con centros, no lograba ampliar el marcador. La más clara fue de Henríquez a los 22’, pero mano a mano no pudo superar a Coronel, y Quilmes se perdió el empate a los 25’ con un cabezazo de Quintana apenas afuera.
Hasta que a los 37’ se cumplió la “ley del ex” cuando Oliver de cabeza le dio dirección de gol al centro de Elizondo y puso el 2 a 0. Tocado en el orgullo, el Cervecero buscó el empate con empuje y garra, pero le costó generar juego y peligro, y en una de las últimas Del Río se interpuso para mantener su arco en cero y que el triunfo de Huracán en el clásico no corra peligro.