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Con tres campos destinados a la producción del olivo, el proyecto de la familia Rossotti suma 270 hectáreas con una planta procesadora que también servirá para que otros productores obtengan su producto. En la reciente Fiesta del Olivo, recibieron la visita del ministro de Desarrollo Agrario bonaerense, Javier Rodríguez, y del intendente de Coronel Dorrego, Raúl Reyes
Una decisión familiar convirtió a la finca Rumaroli, en la mayor apuesta del distrito dorreguense para la producción del olivo por los próximos años. Un total de 270 hectáreas repartidas en tres propiedades reúnen la mayor superficie para un mismo proyecto, que ya es una realidad pero que busca potenciarse y hasta brindar servicios a otros productores de la zona.
Su propietario, Guillermo Rossotti, contó a La Voz del Pueblo que son una familia tresarroyense que de a poco está invirtiendo en la actividad. Comenzaron hace siete años a través de un primer emprendimiento con la finca Garbo, ubicada en Ruta Nacional Nº3 kilómetro 531.
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“Hemos incorporado dos campos más; uno aquí en fincas Rumaroli y finca La María que es nuevo. Se está desarrollando en este momento en Ruta 3, kilómetro 611”, precisó acompañado de su esposa María y de Antonio uno de sus hijos. El restante es Lorenzo.
“La zona presenta realmente muy buenas condiciones para la producción de aceite de oliva y en función de ésta realidad productiva lo que hemos hecho es invertir para que en los próximos cinco a siete años podamos aumentar la capacidad productiva, también en cantidad de fruta y en términos de elaboración de aceite”, dijo al explicar claramente cómo plantearon conceptualmente la inversión.
Para ser más puntual sobre lo que representa incrementar el potencial productivo, indicó que “en términos de capacidad de fruta estamos pasando de unos 800 mil kilos de aceituna, a 2,5 millones de kilos en términos de 3 a 5 años. Y para poder elaborar el aceite -en función de eso- hemos invertido en una nueva fábrica que nos permite pasar de 600 o 700 kilos, por hora, de procesamiento de aceituna como teníamos hasta el año pasado, a elaborar unos 6.000 kilos, por hora, de aceitunas”.
Explicó Rossotti que la inversión que ya se encuentra en marcha a lo largo de toda la superficie disponible –sumado a la construcción de la almazara para procesar el aceite- “nos va a permitir no solamente poder hacer frente a la nueva realidad productiva que tendremos en los próximos años sino también prestar el servicio para productores de la zona para que puedan producir su propio aceite de oliva”.
Comercialización
La comercialización de las variedades de aceites Rumaroli y Garbo comienzan en el “primer y principal canal de producción, en las puertas de cada una de las fincas donde tenemos los negocios y donde se vende en forma particular a cada consumidor”, señaló Rossotti.
Dijo además que de a poco van armando su red de distribución en distintos lugares del país, pero mientras tanto los productos pueden conseguirse –desde cualquier punto del país- en la tienda digital www.fincarumaroli.com . “En 24 a 48 horas llega a cualquier domicilio del país”, aseguró.
“Es el momento”
Rossotti no dudó en afirmar que éste es el tiempo de llevar adelante la inversión cuyos resultados recién podrán ver unos años después, al responder la pregunta de este diario.
“Es difícil generalizar la respuesta de si es el momento. Para la familia entendimos que es el momento de apostar -a pesar de las condiciones del país- pero es una decisión familiar hacer crecer este negocio. Es una pasión también realizar y poder producir este aceite. Así que para nosotros es el momento”, sostuvo.
De todas maneras explicó que “son proyectos que llevan –para ver los primeros frutos y retornos de inversión- de siete a diez años”. Y en esa misma línea agregó que “no estamos mirando la coyuntura, estamos mirando los próximos diez años. Por eso las decisiones que vamos tomando”.
No obstante –y hasta poniéndose en lugar de quiénes puedan ver de reojo la decisión- dijo que “cualquiera que lo escuche puede decir que es de aventurero hacerlo. Tiene una cuota de aventurero, una cuota de racionalidad, una cuota de pasión, tiene varios componentes que hacen que tomemos esta decisión. Pero diría para responderte, que es nuestro momento para hacerlo”, aseveró.
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