03|02|23 17:21 hs.
Por María Ramona Maciel (*)
Lamentablemente, cada vez que prendes la tele, no podés dejar de escuchar, los horrores que padeció Lucio Dupuy antes de morir.
Como mujer y como mama me resulta impensado, que la persona que lo dio a luz, y lo llevo 9 meses en su panza, le haya quitado la vida, a golpes para terminar en una agónica y feroz muerte.
Muy, muy triste.
¿Qué puede haber hecho una inocente criatura para merecer una vida tan cortita y tan desgraciada?
Vuelvo a preguntarme como ya lo he hecho en reiteradas oportunidades, ¿qué nos pasa a los seres humanos? ¿Cómo una mama puede hacer semejantes cosas contra sus hijos? Ni el más feroz de los animales se comporta de esta manera con sus crías, al contrario, demuestran más instinto materno que muchos humanos ¿Qué nos pasa?
Me da escalofríos escuchar todas las torturas que sufrió. No quiero escucharlas, creo que, aunque es necesario exponerlas, como prueba, para la condena, es volver a abusar de su inocencia.
¿Cuándo llegamos a mezclar el odio por el género, con torturar a un ser inocente de 5 años, hasta matarlo?
Solamente quería pensar en voz alta lo que vengo concluyendo a lo largo del juicio.
Hay muchos cómplices, la jueza que le otorgo la tenencia a la madre, la escuela que nunca denunció las marcas de las torturas, el hospital al que acudían después de cada paliza, la policía que, ante la denuncia de una vecina, se "equivoco" de dirección y no se preocuparon más del tema. Esto fue una cadena de infortunios, de negligencias, de omisiones que llevaron al peor y más trágico final.
La víctima, Lucio de solo 5 años, con toda una vida para vivir y ser feliz, falleció en manos de dos seres (¿humanos?); increíblemente, una su mama (por así llamarla), carentes de alma y de corazón.
La justicia, tendría que ser reparadora del dolor.
Esta vez, no sé si sus abuelos y su papa podrán conformarse.
Ojalá la sanción de una “Ley Lucio”, un proyecto legislativo que prevé la capacitación de todas las personas que trabajan en el Estado sobre derechos de la infancia y violencia contra niños, para que exista un nivel más de atención y permita un seguimiento más intenso ante casos similares con el objetivo de que no haya “Lucios”, nunca más.
(*) Directora del diario La Voz del Pueblo