29|01|23 11:41 hs.
Por Rocío Eggly
Juan y Vanesa están al frente de Forja y Fuego, tienen su taller en un punto emblemático de San Francisco de Bellocq, pero venden sus creaciones en todo el territorio de la Argentina.
Si bien el forjado del hierro era el trabajo que Juan Cepeda realizaba en Tandil en 2010, el emprendimiento como se conoce actualmente nació hace dos años cuando Juan volvió a su San Francisco de Bellocq natal junto a su compañera Vanesa Bosco, oriunda de Buenos Aires.
En diálogo con La Voz del Pueblo, Vanesa cuenta que “entre los dos arrancamos lo que se había parado hacía muchísimo tiempo, con otra mirada, no tanto abocada a la herrería de obra sino a los objetos de decoración, una mirada más comercial y actual”.
Juan relata que su vínculo con el hierro surgió a partir del trabajo en el campo. Recuerda que “arreglar herramientas, el trabajo manual fue lo primero que hice, pero cuando tengo la oportunidad de elegir, puedo hacer una reja, pero prefiero crear un mueble que lo van a disfrutar”.
En cuanto al trabajo que realizan, los dos destacan el vínculo que establecen con sus clientes, Juan expresa que “todo lo hacemos los dos, desde un presupuesto hasta terminar el producto” y Vanesa agrega: “creo que lo que hace la diferencia entre algo que podés ir a comprar a un local, es tener el asesoramiento y el acompañamiento nuestro. Al ser fabricantes podemos modificar los modelos, el color, los tamaños, la altura de las cosas, lo que sea que necesiten, nos ajustamos a eso y a los presupuestos, trabajamos con arquitectos, con diseñadores”.
Tanto Juan como Vanesa dicen que la posibilidad de crear objetos es darle el valor que corresponde; “hacemos desde lo más chiquito al desafío más grande, pero siempre con el mismo compromiso, el producto es de cada persona y lo que necesita es importante”.
Trabajan mucho con muebles y objetos recuperados. En relación a esto, Juan explica que “la gente está recuperando cosas de hace 130 años, como un respaldo de cama con el que nosotros hicimos un sillón, era algo que estaba ahí sin utilidad y ahora forma parte del living de la casa y lo están disfrutando”.
Vanesa propone pensar que su trabajo se trata de “sacar belleza de lo aparentemente muerto, cosas que para otros están destruidas, para nosotros tienen potencial y se pueden recuperar”.
Forja y Fuego instaló su taller en un espacio que significó un punto importante en la historia de San Francisco. Juan relata que “estamos en la ex estación de servicio Spata, que hacía 17 o 18 años que se encontraba cerrada, de buena voluntad pudimos recuperar ese lugar y ahí estamos trabajando”.
Al respecto, Vanesa también valora lo que significa este espacio y su utilización, porque volver a darle una finalidad “fue buenísimo para el pueblo, porque hay inmuebles que se van cerrando. Es un lugar emblemático, de reunión, la gente pasa, toma mate, estamos siempre acompañados, está en una cuadra linda rodeado de la sala, el jardín de infantes, la ferretería”.
A lo largo de la conversación, tanto Vanesa como Juan repiten que el logro más grande de su emprendimiento es haber valorizado sus productos para poder competir en el mercado.
“No hay que achicarse”
Al respecto, Vanesa afirma que “esto surgió en pandemia, la posibilidad de vender mucho más por redes sociales, darnos a conocer, no importa donde estés, si tu producto es de calidad, si tu servicio es bueno” y se anima a dar un mensaje a los emprendedores: “no importa donde estés, se puede ser productivo, hacer cosas de calidad, mandarlas a todos lados y competir en el mercado, hay que apostar siempre, no hay que achicarse”.
A lo que Juan agrega: “trabajamos mucho por Instagram, la gente a veces no puede creer que estamos en un pueblo mandando productos a todo el país, y para San Francisco también es importante que haya esto, se empieza a sentir que no estamos aislados de las cosas, que es posible estar a la altura de otro emprendedor del país”.
Hace un mes, Vanesa y Juan viajaron a capital federal porque realizaron la instalación de muebles en un country muy conocido; “todo el tiempo estamos aprendiendo y visualizando, pero sean los kilómetros que sean, no perdemos de vista que el producto nace en Bellocq”, subrayan.
Modalidad de trabajo
La vida del emprendedor también supone tomar caminos novedosos. Vanesa le otorga relevancia a que han logrado hacer coincidir el trabajo y la distancia, porque ella está una semana en Bellocq y luego una en capital. Dice que “juntamos la capacidad manual de él de forjar el hierro o construir y mis cuestiones manuales estéticas, y viajar cada una semana permitió potenciar el trabajo, tenemos clientes y proveedores tanto en esta zona como en Buenos Aires y eso nos enriquece”.
Juan menciona que el mayor desafío que tuvieron fue un pedido mayorista a Oberá, Misiones, por el tema de la logística; “cuando haces el producto está muy bueno, pero el tema es el después cuando no tenés el control para que llegue perfecto” y argumenta: “la persona quiere el producto como lo vio y por eso seguimos trabajando para cumplir desde el primer diseño a la entrega”.
En este sentido, Vanesa señala que “la diferencia es el trato personalizado, lo auténtico y real, a veces hay productos que han llegado mal y nos hacemos cargo, somos la cara visible”.
No se achican, pretenden seguir creciendo en sus creaciones, decorando casas en distintos puntos del país y en un futuro, poder brindar fuentes de trabajo. Para conocer sus creaciones se los puede visitar en su Instagram @forjayfuego.