20|01|23 18:28 hs.
Este viernes se produjo la desaparición física de Pilar Monsec Escoz, quien fue la primera mujer en desempeñar un cargo diplomático para España en nuestro país. Fue la sucesora de Emiliano García en la década del ’80 y durante mucho tiempo representó de la mejor manera a la colectividad.
Llegó a la Argentina de pequeña en 1948, cuando sus padres decidieron venir al país. En una entrevista concedida a este diario en 2018, indicó que “mi papá lo primero que hizo acá fue visitar la Sociedad Española, luego el Teatro Español y el Club, ahí conoció a José María García. En esa época el Viceconsulado estaba en el Club Español y allí fuimos porque papá tenía que anotarse”.
Uno de los principales reconocimientos, que exhibía con orgullo, es la declaración de Patricia Argentina que le otorgó el Gobierno, “porque yo recogía y ayudaba a los chicos de la calle”.
El Club Español fue su segunda casa, el lugar donde se casó. “Bailé, canté, fui solista en el coro desde chica, en el Club Español fueron setenta años. He tenido amigas pero no soy muy dada, he sido tímida. Cristina Armendáriz, Noemí Bernardi, Elvira López de Romaniuk son con las que más me he vinculado y lo sigo haciendo. Algo extraño porque yo soy tímida, pero bailando o cantando nunca lo fui”, dijo en la mencionada nota.
Una de sus premisas en la labor de vicecónsul fue recorrer la ciudad y tratar de hacer la documentación a inmigrantes españoles y, ayudarlos a que tengan todos los trámites completos “para poder conseguir sus jubilaciones”.
En forma paralela, desarrolló una labor social por su interés espontáneo en colaborar con quienes lo necesitaban.
Era una agradecida por la oportunidad de haber sido vicecónsul, con el inicio en la función en una época en que había muy poco espacio para la participación de mujeres, y también por el vínculo permanente con el consulado de Bahía Blanca.
Viajó mucho, aprendió en otros países, se nutrió de diversas culturas. “No me puedo quejar de nada”, expresó y de inmediato habló de su familia, los hijos y las generaciones posteriores que multiplicaron la alegría en el hogar.
La gratitud estaba dirigida también a la Argentina, tierra que la recibió, donde formó una familia.
“Soy agradecida a la Sociedad Española, a sus médicos. Uno tiene que ser agradecido”, reiteró.
Le gustaban mucho los motores, pasión seguramente que le transmitió su padre Angel, a tal punto que afirmó que “me hubiera gustado ser corredora de autos”.
Los españoles que llegaron a Tres Arroyos a construir un futuro y a colaborar también en la prosperidad de este distrito, tuvieron durante décadas en Pilar Monsec Escoz a una gran representante. Ejerció la diplomacia con la claridad de quien ofrece un servicio a los suyos y está a disposición, siempre bien predispuesta.
Sus restos van a ser inhumados este sábado a las 10 en el cementerio municipal.